El peso ideal y el peso saludable muchas veces pueden confundirse o entenderse de manera errónea si no conocemos bien sus respectivas acepciones. De manera concisa, el peso saludable es más relevante para la salud a largo plazo, mientras que el peso ideal suele tener una base más numérica o estética.
“Aunque PronoKal lleva instruyendo sobre el concepto de peso saludable desde hace más de una década, la pandemia de la Covid-19 permitió dar a conocer la relación directa entre el exceso de peso y la inflamación en el organismo con las mayores probabilidades de contagio y de sufrir peores consecuencias de dicha enfermedad, incluso, con un mayor índice de mortalidad, en comparación con la población que estaba en normopeso”, nos explica la doctora Maitane Núñez, Medical Advisor de PronoKal Group.
“Desafortunadamente, a medida que fuimos volviendo a una situación de normalidad sanitaria, la preocupación por la salud fue decreciendo”, añade. Sin embargo, en los últimos años “hemos corroborado un cambio en la forma en que la sociedad percibe el peso como un indicador directamente relacionado con la salud, no solo la estética, de forma que se está abandonando cada vez más la idealización por el peso ideal y se está priorizando más el bienestar de la persona y su salud mental”, añade.
Diferentes estudios y guías médicas nacionales e internacionales ya señalan la necesidad de enfocarse en el peso saludable. En este sentido, por ejemplo, la reciente Guía Giro, publicada por 14 sociedades médico-científicas y coordinada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), indica exactamente que, a lo largo del abordaje de la obesidad debe hacerse hincapié en la promoción de un peso saludable y en optimizar la calidad de vida, apoyando y defendiendo los derechos de las personas que viven con obesidad.
¿Peso ideal o peso saludable?
“Nosotros definimos el peso saludable como un peso que le permita a la persona obtener un estado de mayor salud y bienestar desde el punto de vista bio-psicosocial, mejorando y reduciendo los síntomas y las consecuencias de las posibles enfermedades asociadas”, nos explica la doctora.
Por el contrario, el peso ideal “sería aquel que está determinado por los estándares de belleza generales que marca la sociedad, en nuestro caso, la occidental; un concepto que, si no se gestiona adecuadamente, puede conducir a una mentalidad estigmatizante, restrictiva y obsesiva con el peso, lo que puede generar estrés y ansiedad y, por tanto, una falta de adherencia a los tratamientos y una mayor reganancia de peso tras abandonar el tratamiento o la pauta nutricional”.
El peso ideal no siempre coincide con el peso saludable.Pixabay
La diferencia entre peso ideal y peso saludable se puede entender mejor cuando se considera el contexto de cada término:
1. Peso ideal. El peso ideal es un valor numérico que se calcula, a menudo usando fórmulas o tablas basadas en la altura, edad, género y, en algunos casos, la constitución corporal. Es una guía más rígida y puede variar dependiendo del criterio utilizado (fórmulas como la de Broca, Devine, entre otras). Se enfoca más en un rango teórico o estético, basado en lo que históricamente se ha considerado como el peso más "adecuado" para una persona, en términos de proporciones corporales.
No siempre toma en cuenta otros factores importantes como la masa muscular, la distribución de grasa, ni condiciones de salud específicas. No es preciso para determinar si una persona está saludable o no, ya que un mismo peso ideal puede tener efectos diferentes en distintas personas.
2. Peso saludable. El peso saludable se refiere a un rango de peso en el que una persona puede mantener una buena salud general, con bajo riesgo de enfermedades relacionadas con el peso, como la diabetes, enfermedades cardíacas, hipertensión, entre otras.
Se evalúa más en función de parámetros médicos, como el Índice de Masa Corporal (IMC), circunferencia de la cintura, niveles de grasa corporal, y otros marcadores de salud metabólica. Se considera más flexible, porque toma en cuenta la variabilidad natural en el cuerpo humano. Lo que es saludable para una persona puede no serlo para otra, aunque tengan el mismo peso.
Integra factores como la actividad física, la genética, la composición corporal (grasa vs. músculo) y otros factores que influyen en la salud. Es un indicador más preciso de bienestar que simplemente enfocarse en un número específico en la báscula.
Conseguir un peso saludable depende de un estilo de vida sano.Pixabay
Cabe recordar que un peso saludable se consigue con el equilibrio entre la nutrición, la actividad física y el bienestar emocional, con un adecuado seguimiento médico para valorar todos los parámetros de salud.
“Solo de esta forma se logra que las personas adquieran unos hábitos de vida sanos que les permitan, no solo alcanzar esa reducción de peso y una mejor salud en general, sino que también puedan mantener los resultados de forma duradera. Y es que hay que recordar que la obesidad es una enfermedad crónica recidivante (que reaparece después de padecida), con múltiples causas asociadas y, a su vez, múltiples consecuencias para la salud de la persona”, concluye la experta.
La alimentación equilibrada que nos lleva a un peso saludable debe seguir estas pautas generales (aunque como siempre, lo mejor es acudir a un experto que nos indique qué alimentación o dieta se ajusta mejor a nuestra salud, necesidades u objetivos):
-Controla las porciones: Evita comer en exceso, aunque los alimentos sean saludables. Presta atención al tamaño de las raciones y come conscientemente. Haz una programación semanal de tus menús para cada día y así evitarás improvisar a la hora de comer y no hacerlo de una forma tan saludable como deberías.
-Incluye todos los grupos alimenticios: Asegúrate de consumir una variedad de alimentos como: proteínas (carnes magras, legumbres, pescado, huevos); carbohidratos complejos (arroz integral, avena, quinoa); grasas saludables (aguacate, nueces, aceite de oliva); frutas y verduras (consume una gran variedad de frutas y verduras frescas, ya que son ricas en fibra, vitaminas y minerales).
-Reduce los alimentos procesados: Minimiza el consumo de productos ultraprocesados, con alto contenido de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas/trans. Apuesta por snacks saludables con frutas, yogures o verduras en crudités.
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