La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha sumado otro efecto contraproducente más a la lista que adversidades que se pueden leer en el prospecto de los suplementos de Omega-3. Eso mismo que casi nadie lee; pues ahí también hay información importante y otras cosas a tener en cuenta. Sobre todo en dosis que no necesitan prescripción médica, como los analgésicos (paracetamol o ibuprofeno, por ejemplo), los antihistamínicos (como Variargil) o los descongestivos (Respibien o Frenadol, entre otros).
El Real Decreto Legislativo 1/2015 por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios establece que se pueden dispensar sin receta médica aquellos medicamentos utilizados para el autocuidado de la salud. Pero para ello hay que saber primero qué es lo que nuestra salud necesita en cada momento, porque muchas veces no se trata únicamente de una simple pastilla efervescente o un sobre analgésico. Es por ello por lo que mucha gente tiende a desarrollar efectos secundarios tras el consumo excesivo (y sin ser del todo necesario) de dosis de este tipo de fármacos.
Algo parecido a los medicamentos ocurre con las vitaminas, que se pueden conseguir, en su mayoría, de forma "libre" en supermercados, por ejemplo, y tampoco requieren de un control médico. Justamente por eso necesitan un mayor autocontrol por nuestra parte. Al ser consideradas sustancias que aportan al cuerpo compuestos que él necesita y que se deberían obtener de manera natural a través de la alimentación o la naturaleza, las vitaminas son sustancias que se adquieren sin protocolos y que son consumidas sin conocer muchas veces cuántas complicaciones se derivan de su automedicación.
La OCU se fundó en el año 1975 con un objetivo claro entre ceja y ceja: salvaguardar los derechos de los españoles y erradicar los abusos de las empresas. Para ello, la entidad publica diariamente un sinfín de informes y estudios sobre temáticas de interés social. Gracias a su esfuerzo se ha ganado el respeto de todo el gremio, hasta el punto de convertirse en una fuente fiable de información.
Pero para la OCU nunca es suficiente. Esta organización suele ser la primera en tomar cartas en el asunto para mejorar, por ejemplo, el sistema sanitario nacional o para denunciar los desperfectos y las malas prácticas de algunas compañías de automóviles. Esta vez, la OCU no ha dudado en compartir las conclusiones pronunciadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) acerca del problema de los suplementos ricos en Omega-3; un ácido graso que circula de mano en mano y que muy poca gente conoce en detalle.
La OCU afirma que los suplementos con Omega-3 pueden derivar en arritmias
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de grasa poliinsaturada (regulan los niveles de colesterol en la sangre) que el ser humano necesita para, entre otras funciones, fortalecer las neuronas, mantener el corazón sano y protegido y para mejorar el funcionamiento del resto del organismo. Naturalmente, este tipo de ácidos se encuentran en alimentos como el pescado y el marisco (en especial los de agua fría, como salmón o caballa), en nueces y semillas, aceites de plantas y demás alimentos fortificados (como ciertas marcas de huevos, yogurt, leches o bebidas de soja).
Entre los motivos saludables por los que se recomienda el consumo de estos productos, la OCU destaca que son esenciales para reducir los niveles de triglicéridos, un tipo de grasa presente en la sangre, idea ligada a la del colesterol anterior. Pero no debemos olvidar que los medicamentos a base de omega-3 pueden dar lugar a varios efectos adversos; algunos de ellos poco frecuentes, como gastroenteritis o mareos, y otros cuantos más frecuentes como indigestión o náuseas. Pero la lista de consecuencias nocivas no termina ahí.
La OCU ha publicado la confirmación que ha lanzado la Agencia Europea del Medicamento (EMA) sobre la posibilidad de sufrir fibrilaciones auriculares de manera más frecuente con el consumo de fármacos ricos en omega-3. Se trata de un tipo de arritmia en las cavidades superiores del corazón que hace que este palpite a un ritmo caótico. No es una condición mortal, pero sus consecuencias sí lo pueden ser: en caso de que la sangre no circule correctamente puede coagularse y formar trombos que se desplazan a otras partes del cuerpo, derivando en un ictus cerebral o una embolia pulmonar.
Sin embargo, se trata de un peligro que concierne, principalmente, a personas con enfermedades cardiovasculares o con algún factor de riesgo de este tipo de problemas, como aquellas que cuentan con un índice elevado de masa corporal, que sufren de hipertensión o diabetes o que son fumadores. A través del estudio de la EMA, añadiendo además otras investigaciones como la publicada recientemente por el Consorcio de Investigación sobre Ácidos Grasos (FORCE), la OCU anuncia además que el riesgo de sufrir estas arritmias es correlativo a ingesta: a mayor dosis, mayor riesgo, especialmente con la de cuatro gramos al día.
La ingesta de alimentos ricos en omega-3, que no alcanzan las dosis conseguidas con los suplementos, no parece guardar relación alguna con un aumento de fibrilaciones auriculares. De lo que advierten todas estas organizaciones es de la suplementación oral que alcanza dosis más altas de este ácido graso.
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