El pan de avena es uno de los más buscados en la actualidad gracias a sus propiedades beneficiosas para la salud en general y para nuestra piel, en particular. La avena es uno de los cereales más completos y equilibrados que existen y su consumo es cada día más popular gracias a la gran cantidad de beneficios que aporta su consumo en la alimentación diaria: carbohidratos de liberación lenta, proteína, fibra, grasas saludables, fósforo, magnesio, hierro, manganeso y vitaminas, especialmente del grupo B.
La avena está considerada la reina de los cereales y en muchos foros se incluye también dentro del grupo de los famosos superalimentos, igual que el açai, el jengibre, la canela o la chía, entre otros.
Hablamos de un cereal que pertenece a la familia de las plantas herbáceas poáceas, una planta rústica, que se adapta a terrenos muy diversos y que cuenta con fuertes raíces reticulares. Es una planta de estación fría, aunque tiene poca resistencia a las bajas temperaturas y gran sensibilidad a las altas, por lo que se siembra a principios de la primavera para ser cosechada a finales del verano.
En los primeros hallazgos en Asia Central -donde parece que está su origen- era usada como alimento para los animales y años después aparecieron evidencias de que se comenzaba a utilizar en Europa Central en la Edad de Bronce y en el antiguo Egipto, siempre como forraje. Se dice que fueron las tribus mongolas las que comenzaron a probar la avena en forma de pan para la alimentación de los humanos. Para ser consumida como cereal, sus granos son sometidos a procesos en los que se consigue que estallen o se transformen en copos.
Así es el pan de avena
En las panaderías ahora encontramos panes de muy diferentes ingredientes: del pan de centeno al de cereales, integral, de maíz o pan blanco. El pan de avena cuenta con una costra rugosa y quebradiza y con una miga más suave y densa. Por el contrario, el pan de centeno tiene una textura más compacta y algo menos jugosa, ya que contiene menor cantidad de gluten (pero ojo, sí tiene gluten, por lo que no es recomendable para celíacos) y retiene por ese motivo menos el gas.
Además, el color del pan de avena es más claro y el de centeno es más oscuro (un marrón oscuro). El pan de maíz es conocido también como Breadcorn y a veces lo llaman pan de cúrcuma, ya que a veces se usa esta especia para intensificar su característico color amarillo. Este tipo de pan tiene un sabor mucho más dulce que los dos anteriores. El pan multicereales o de semillas puede contener chía, semillas de lino y también copos de avena. Su miga suele ser más jugosa y blandita que las otras.
Beneficios del pan de avena para la piel
El pan de avena suele estar hecho con una mezcla de avena, harina de trigo integral (que incluye el germen, el endospermo y el salvado, muy rico en fibra), levadura, agua y sal. La avena es un buen aliado para cuidar nuestra piel y que luzca más saludable y tersa. Por eso, incluirla en nuestra dieta diaria ayudará a poner nuestra epidermis a punto, ahora que se acerca el verano y comenzaremos a exponer nuestra piel al sol.
- Calma la irritación. Según un reciente estudio publicado por la revista Journal of Drugs in Dermatology, la avena posee un fitoquímico conocido como avenantramida, del grupo de las amidas polifenólicas, con propiedades antioxidantes que bloquean la absorción de sustancias potencialmente inflamatorias, ayudando a disminuir el picor.
- Ayuda a mantener la piel hidratada. Gracias a su elevado contenido en proteínas y grasas: 65 por ciento de grasas no saturadas y 35 por ciento de ácido linoléico. Las proteínas son esenciales para proteger la estructura de la epidermis y las grasas insaturadas consiguen que la misma se mantenga hidratada.
- Nivela el pH. La Academia Americana de Dermatología señala que la harina de avena puede ayudar a normalizar el ph de la piel, lo que alivia la picazón y ayuda a mantener la humedad natural de la epidermis, según explican desde Levaduramadre Natural Bakery.
Otros ‘poderes’ de la avena
Además de ser beneficioso para conseguir una piel más brillante y a prueba de factores externos como los rayos solares o la contaminación, la avena nos aporta otros beneficios que hay que tener en cuenta para tratar de incluirla en nuestro menú diario en sus diferentes formatos: copos integrales, harina o pan.
Su alto aporte de hierro, calcio y proteínas nos genera un extra de energía necesaria para afrontar el día a día con una actitud más positiva. Además, cuenta con un nivel elevado de vitamina B, algo que ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo y el sistema nervioso.
A esto le podemos añadir que favorece el control y la reducción del colesterol y de la glucosa en sangre, mejorar la respuesta a la insulina y nuestro sistema digestivo por su alto contenido en fibra, lo que nos ayuda a tener digestiones más fáciles y a que nuestro tracto intestinal funcione como debe (es ideal para personas con estreñimiento).
Cuándo incluir el pan de avena
La Organización Mundial de la Salud recomienda para cuidar nuestra salud una ingesta diaria de unos 250 gramos de pan que deberíamos repartir en las diferentes comidas, evitando tomarlo solo en la cena. Si lo que queremos es tomarla en forma de pan de avena, lo mejor es hacerlo también en el desayuno o en la comida. Hay que buscar un tipo de pan de copos de avena y con una base de harinas de trigo para que sea un complemento perfecto a nuestra dieta diaria.
La avena integral en copos es ideal para incluir en el desayuno en forma de porridge o gachas con leche o agua (podemos añadirle frutos rojos para un desayuno completo y súper saludable). En guisos y salsas, se puede utilizar para espesar en forma de polvo o harina y también se suele añadir para hacer hamburguesas en dietas vegetarianas o en ensaladas.
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