Tener los pies fríos en invierno es algo de lo más común y normal. Las bajas temperaturas propias de la estación provocan un enfriamiento general de todo el cuerpo que es más evidente en zonas como las manos, la nariz o los pies. En el caso de estos últimos, se debe a que son la extremidad más alejada del corazón y donde más tiempo y dificultad encuentra la sangre para llegar. Por eso es normal que tengan una temperatura notablemente inferior a la del resto del cuerpo.
Así, si la sensación de pies fríos ocurre de manera puntual, no tiene mayor importancia y pasa por tomar las medidas necesarias para recuperar la temperatura de la zona.
Sin embargo, si después de abrigarnos para entrar en calor, o si esta sensación ocurre de manera constante durante el resto del año, puede ser un síntoma que alerte de algún problema de salud escondiendo alguna patología. Y por lo tanto, algo a lo que es importante prestar atención.
Las posibles causas por las que tenemos los pies fríos
Aunque según los expertos, por lo general, las posibles causas de los pies fríos no son graves, y suele estar relacionado con un problema circulatorio, sí es importante saber qué lo motiva para consultar a un especialista que tome las medidas necesarias.
Algunas de las causas más habituales de los pies fríos encontramos:
- Mala circulación: es una de las causas más comunes. Y es que una correcta circulación sanguínea es clave para mantener una temperatura regular en todo el cuerpo, y cuando no es buena son las extremidades más alejadas del corazón las que peor lo pasan.
- Enfermedad arterial periférica: se trata de una afección común en la que las arterias estrechadas reducen el flujo sanguíneo que llega a brazos y piernas, por lo que estas zonas no reciben la sangre suficiente. Uno de sus síntomas es la sensación de pies fríos.
- Enfermedad de Raynaud: según señalan desde Quirónsalud, se trata de una “afección de los vasos sanguíneos en la cual los dedos de las manos o de los pies pueden primero volverse blancos o azulados, particularmente en temperaturas frías y con el recalentamiento pueden volverse rojos’. Tal y como apuntan, en situaciones normales, los vasos sanguíneos de los dedos de las manos se contraen o estrechan al ser expuestos a temperaturas frías para conservar el calor del cuerpo y proteger los órganos vitales. En el caso de la enfermedad de Raynaud, “la vasoconstricción es excesiva y se denomina vasoespasmo porque hay una reducción dramática en el flujo sanguíneo”.
- Diabetes: aunque esta enfermedad no puede causar frío en los pies por sí misma, algunas personas con diabetes sufren daños en los nervios o neuropatía en los pies. Un daño que puede alterar los nervios que detectan la temperatura en los pies provocando diversas sensaciones. Además, un gran porcentaje de personas con diabetes tienden a tener una mala circulación sanguínea, otra de las causas comunes de los pies fríos.
- Ansiedad: cuando se sufre este trastorno, el cuerpo libera adrenalina, los vasos sanguíneos periféricos se contraen, por lo que disminuye la sangre más alejada de los órganos vitales, como los pies.
- Anemia: esta afección, normalmente causada por una deficiencia de hierro, provoca que el cuerpo produzca menos glóbulos rojos de lo normal, encargados de transportar el oxígeno a todo el cuerpo. Por eso, puede ocasionar una sensación crónica de pies fríos.
- Sudoración excesiva: los casos de sudoración frecuente o excesiva en los pies suelen ir acompañados de una mala evaporación que provoca una bajada drástica de la temperatura. Es decir, cuando se suda mucho, la humedad se enfría y provoca una desagradable sensación de pies fríos.
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