Bienestar

Las razones por las que el desorden en casa afecta a nuestra productividad

Te contamos la conclusión a la que ha llegado un estudio publicado por el Journal of Environmental Psychology

Tener la casa ordenada es un reto para muchas personas. La vida ajetreada hace que mantener el hogar en las mejores condiciones de limpieza y orden se complique. Ir al trabajo, recoger a los niños, llegar y hacer comidas, cenas, poner lavadoras... El día a día dificulta que se pueda estar tranquilo viendo que no se pueden tener todas las habitaciones en armonía.

Y sobre este asunto hay que tener en cuenta que tener una casa desordenada puede llegar a afectar de manera directa en la salud mental de las personas. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio que ha sido publicado por el Journal of Environmental Psychology. Este informe demuestra que "el desorden puede reducir los sentimientos de bienestar, felicidad y seguridad que una persona obtiene al estar en sus espacios personales", según cuenta la coautora del estudio y profesora de la Anderson School of Management de la Universidad de Nuevo México, Catherine Roster.

Los efectos de tener una casa desordenada

Por otro lado, la psicóloga clínica profesora de la Facultad de Medicina de Harvard, Natalie Christine Dattilo, explica que "nuestros hogares pueden estar desordenados y abarrotados porque nos sentimos abrumados y desorganizados mentalmente". Tener una casa que está desorganizada afecta a la capacidad de concentración y a la toma de decisiones, según cuenta Roster.

Por este motivo, merece la pena que se invierta un tiempo para tener la casa ordenada. Es posible que con solo cinco minutos se puedan ir organizando las cosas. Esto quiere decir que, mientras se está esperando a que se haga el café o que termine la lavadora, se pueden ir quitando todos esos artículos que están encima de la mesa, doblar ropa, guardar las mantas, planchar...

También existen algunas recomendaciones que se deben tener en cuenta a la hora de tener la casa ordenada. Una de ellas es marcar rutinas. Esto implica que se vayan incorporando al día a día una serie de rutinas para evitar el caos. Es decir, habrá que establecer momento en lo que se va a realizar cada actividad. Despejar los espacios es fundamental. Y es que hay que deshacerse de todos esos elementos que sea innecesarios.

Se pueden hacer listas de tareas. Con ellas, se tiene un seguimiento sobre las responsabilidad diarias. Asimismo, se deben incorporar descansos para relajarse y recargar energías. Y por último, se deben crear zonas de orden.

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