Una relación tóxica comienza cuando al menos uno de los dos miembros tiene actitudes o comportamientos con el otro impropias que pueden llevar al otro a una situación de vulnerabilidad psicológica y emocional muy dañina. Hay ocasiones en las que con mucha comunicación e incluso llegando a ir a sesiones de terapia de pareja, estas situaciones tóxicas pueden ser reconducidas, pero lo más habitual es que no haya marcha atrás y que esa relación de pareja esté avocada al fracaso.
Sin duda alguna, hay un sentimiento que define a la perfección este tipo de relaciones y no es el amor. Hablamos de sufrimiento y es además un sufrimiento del que muchas personas no saben escapar porque afirman estar enamoradas de esa persona que les hace daño. Se trata de una situación de dependencia que muchas veces nos ciega y no nos deja ver lo que realmente está sucediendo en nuestra intimidad.
Esa dependencia puede llevarnos a un miedo irracional a perder a esa persona y a no encontrar a otra que nos haga felices. La destrucción de la autoestima es el claro ejemplo de que una relación así, generalmente destructiva para uno o los dos miembros, no puede llevarnos más que a vivir un sufrimiento constante y no una relación sana y feliz.
¿Cómo es una relación tóxica?
Según los expertos del Instituto Europeo de Psicología Positiva, una relación tóxica es aquella en la que uno de los dos miembros ejerce tal poder sobre ti que controla todas y cada una de las facetas de tu vida. También es una que te impide avanzar y ser tú mismo en todos los ámbitos, ya sea el laboral como en el de las relaciones sociales o familiares. En una relación tóxica no se valora a la otra persona, pero sí se le recuerda todo lo que ese miembro está haciendo por él en todo momento y el mensaje es que no serías nada sin él o ella a tu lado.
Por supuesto, el respeto brilla por su ausencia y los malos modales suelen ser constantes entre ambos miembros o de uno sobre el otro. En una relación tóxica no existe la libertad y los celos suelen estar muy presentes. Por eso, debemos estar muy alerta y detectar las señales que convierten un amor idílico en algo tóxico y que puede hacernos mucho daño a nuestra salud mental.
Celos y control, primeras señales
Esta es una de las principales señales que deben ponerte en alerta. Una relación sana se basa en la confianza y en la libertad, no en el control o los celos. Si tu pareja se muestra celoso de todo lo que haces, dices o de cualquier persona con la que te relacionas, empieza a sospechar de que algo no va bien.
Entre las señales más comunes de alguien tóxico en el amor es que le moleste que pases tiempo con otras personas que no sea él o ella, que controle tus gastos o incluso tus cuentas del banco. Si además descubres que te espía en las redes sociales y que incluso ha llegado a cogerte el móvil para ver qué mensajes envías o qué llamadas has hecho, te controla el calendario o la agenda para saber dónde vas y a qué hora, o si te hace chantaje emocional prometiéndote que no lo volverá a hacer para que no le dejes, es el momento de tomar una decisión.
A veces, las situaciones son mucho más sibilinas. Puede que tú, sin darte cuenta, evites dar tu opinión delante de otras personas para que él ‘no se sienta mal’ o no te reprenda y deje mal delante de los demás, que él o ella te haga algún favor e inmediatamente te pida que se lo devuelvas o te trata con paternalismo como si tú no supieras qué debes hacer en cada momento o cómo si todo lo que hicieras fuera gracias a él o ella.
Faltas de respeto
Todas las parejas discuten y eso no tiene por qué ser malo en sí mismo. Con comunicación y respeto todo puede resolverse, pero cuando los conflictos se quieren aplacar con insultos o malos modos, es hora de salir de ahí. Pero no te equivoques, las faltas de respeto no son solo insultos o malas formas a la hora de que tu pareja se dirija a ti, también puede que esa persona se meta con tu vestuario considerándolo ‘inapropiado’, que te haga de menos en público y en privado desmereciendo lo que haces o piensas o que cuando discutís tú siempre tengas que callarte para que la cosa no se haga aún más grande.
En estos casos, la persona tóxica puede llegar a culpabilizar al otro de sus problemas personales o laborales, le recuerda a todas horas los errores que se hayan cometido en el pasado (incluso cuando supuestamente los había perdonado y olvidado) o hace que se llegue a evitar pedir explicaciones o hablar de ciertos temas para que no se enfade contigo.
Sexo y actitudes tóxicas
Como hemos dicho, no siempre alguien tóxico se muestra tal como es en público. Algunas relaciones parecen perfectas de cara a los demás pero en la privacidad del hogar es otra historia bien distinta. Muchas veces, las señales de que estamos dentro de una relación tóxica también aparecen durante las relaciones sexuales.
Hay personas que pueden comparar a su pareja con otra del pasado en este terreno para que sienta inferior, otras que exigen determinadas prácticas sexuales solo para él o ella sentirse bien o no enfadarse y en ocasiones, el otro miembro mantiene relaciones sin que le apetezca para que su pareja se sienta complacida.
Esto no es una relación sana. El sexo debe ser libre, consentido y en esto también la comunicación ha de ser clara y en ambas direcciones para que ambos disfruten y se sientan satisfechos. Si no es así, corta por lo sano.
Cómo salir de una relación tóxica
No es tan sencillo como cortar y decir adiós a esa persona en la mayoría de los casos, pero el primer paso debe ser reconocer que hay algo que no marcha bien entre vosotros. Date cuenta de si eres feliz y pon en una balanza lo bueno y lo malo de esa relación para ti. No te avergüences ni sientas miedo, trata de contárselo a alguien de tu confianza o pide ayuda a un profesional que te ayude a dar los pasos necesarios para salir de ahí. Además, una vez que has roto la relación, muchas veces se sigue necesitando ayuda para aprender a construir una nueva relación sana y feliz en la que te sientas plenamente satisfecho y libre.
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