Un mentiroso compulsivo no es una persona de fiar y cuanto más lejos esté de nosotros, mejor. A nadie le gusta la mentira aunque todos, en alguna ocasión, hemos hecho uso de ella para salir de un apuro.
Un estudio realizado en la Universidad de Massachusetts reveló que el 60 por ciento de las personas mienten al menos una vez durante una conversación de diez minutos y caen en lo que se conoce como mentiras esporádicas. Pero, ¿qué ocurre cuando alguien no puede parar de mentir y se convierte en adicción?
A este trastorno psicológico se le denomina mitomanía y “la persona que lo padece miente a menudo, sobre todo, lo relacionado con su vida para obtener la atención deseada”, señala Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos.
A priori puede parecer que todos tenemos un poco de mitomanía, puesto que en algún momento hemos hecho uso de la mentira. El problema viene cuando usamos la mentira como una herramienta para afrontar la realidad. "La tomamos como si fuera un recurso más para salvaguardar nuestra estima y relacionarnos en diferentes situaciones”, apunta. No obstante, esta actitud suele producir malestar en las personas del entorno y en quien padece esta necesidad de mentir.
Detrás de eso que parece una costumbre o hábito de mentir porque sí no siempre esconde el deseo de obtener algo o evitar un castigo, el mitómano suele mentir sin tener un motivo válido, por compulsión y sin que con ello gane nada. Esa persona se siente bien y cómodo mintiendo. Esto le lleva a contar historias que nadie se cree y que incluso puede provocar que los que tiene alrededor se rían de él por lo inverosímil de sus argumentos. Pero el mitómano, aunque vea que le han descubierto, seguirá mintiendo y complicará aún más la situación.
Mentiroso compulsivo: cómo dar con él
1- Son narcisistas. Los mitómanos o mentirosos compulsivos suelen alardear de sí mismos cuando cuentan algún suceso y lo hacen eludiendo su responsabilidad frente a esas situaciones. El narcisismo, en realidad es una tapadera que esconde sus inseguridades.
2- Tienen una autoestima baja. Estas personas usan la mentira para conseguir admiración y atención de su entorno. No obstante, detrás de esas mentiras se esconde alguien con heridas emocionales e inseguridades, que no ha sabido gestionar esas circunstancias.
3- Utilizan mentiras recurrentes. Una de las principales características de estas personas es que la mentira no es algo puntual para conseguir algo, sino que usan la mentira para relacionarse. Si conoces a alguien al que has pillado varias veces en una mentira, ya sabes que puedes estar ante un mitómano.
4- Son grandilocuentes. En sus historias, su discurso suele ser muy emocionante y exagerado, para generar expectación y admiración. El problema es que como cuentan tantos detalles, es fácil que tengan lagunas y cosas que no cuadren.
5- Carecen de objetivos. La principal pista que te puede ayudar a distinguir a un mitómano de una persona mentirosa, es que esta última miente para conseguir o evitar algo. El mitómano por el contrario, miente porque es su forma de relacionarse con el mundo. Tiene una necesidad de admiración. Además, el mitómano se cree sus propias mentiras, y con ellas construye su mundo paralelo.
6- Tienen mucha fantasía. Es normal que en la infancia tengamos nuestro mundo de fantasía. Imaginamos e inventamos cosas para aprender y desarrollarnos. Sin embargo, el mitómano prefiere quedarse en ese mundo inventado, en lugar de aceptar su propia realidad. El mitómano fabula alrededor de su vida y lo que le acontece, para sentir que es valioso.
Es importante que las personas de su entorno no la culpen de sus mentiras, ya que lo que hay detrás es un dolor emocional muy grande que no pueden sostener, y la mentira es la única forma que han encontrado para manejarlo.
7- Cuentan con un alto poder de seducción. Estas personas usan la seducción para contar historias. Su forma de relacionarse con los demás es desde el humor y el ‘tonteo’, ya que esto les ayuda a sentirse atractivas frente al otro. Es como si estuvieran interpretando un papel para mantener el interés a través de detalles muy exagerados y emocionantes.
8- No les gusta la confrontación. Si a un mitómano le enfrentas con la realidad, puede reaccionar de forma agresiva o por lo contrario, evitar la confrontación negando que ha mentido. Tratará de buscar maneras para compensar la mentira. Esto se debe a que al ser su mundo, si tú lo destruyes ya no saben qué hacer.
Qué hacer ante un mitómano
Cuando tienes cerca a un mentiroso compulsivo ya sea en el entorno laboral, familiar o de tus amistades, no es habitual enfrentarse a él porque lo más probable es que se enfade contigo. Va a intentar convencerte con más historias e inventos para que trates de confiar en él pese a saber que le has ‘pillado’ en la mentira. No se suele conseguir nada enfrentándose a un mitómano por lo que puedes o tratar de ‘disfrutar’ de sus historias teniendo claro que todo se lo está inventando y que no va a ser sincero contigo; o puedes alejarte de esa persona y distanciarte poco a poco, a nadie le gusta sentirse engañado.
Si eres una persona cercana a un mitómano y quieres ayudarle, intenta ser sutil al decirle las cosas y anímalo a que vaya a un profesional, con el fin de que pueda trabajar en esas mentiras y que vaya descubriendo otras maneras menos dolorosas de sostener su sufrimiento. Hazle saber con delicadeza que te has dado cuenta de sus mentiras y trata de ponerse en su lugar para intentar comprenderlo.
Puedes intentar hablar con esa persona y alertarle de las consecuencias que pueden tener sus mentiras si sigue así. Esas personas suelen tener una gran inseguridad por lo que puedes intentar ayudarle alabando sus cosas buenas y no haciéndole sentir sólo culpable por sus mentiras. Lo mejor siempre en estos casos, es recomendar a esa persona que vaya a un profesional que realmente le ayude desde un punto de vista psicológico a entender lo que le sucede y las problemas que le puede traer.
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