El estrés laboral no es solamente estar agobiado un día por un pico de trabajo o porque la jornada no ha salido como esperabas. El trabajo se ha revelado como una fuente importante de estrés en los últimos años.
Aunque el estrés se trata de una reacción natural del organismo, cuando se da en exceso, se puede convertir en un estado que dificulta la vida diaria afectando de manera directa a la salud tanto física como a la salud mental.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocía en 2019 oficialmente como enfermedad el estrés laboral, entendiendo este como un problema colectivo y no individual, ya que afecta a trabajadores de cualquier profesión. No solo tiene efectos sobre la salud, sino que también influye directamente en la productividad disminuyendo el rendimiento e incrementando en muchos casos el absentismo laboral.
El estrés es la segunda causa de baja laboral en la Unión Europea, afectando anualmente a 40 millones de trabajadores y suponiendo para sus países miembros un coste de veinte mil millones de euros al año en gastos sanitarios, sin contar la pérdida de productividad.
“El estrés laboral es una sintomatología que se deriva de la gestión del área laboral, ya sea porque cueste desconectar del trabajo, por la cantidad de horas que se realizan o por problemas en los equipos de trabajo y esto acaba repercutiendo negativamente en la salud física y mental. Por ello, es importante identificar las causas y las herramientas para prevenirlo y detectarlo”, afirma Raquel Velasco del Castillo, psicóloga de BluaU.
Sufrir este tipo de estrés incrementa el riesgo de presentar problemas de salud como problemas cardiovasculares, presión arterial alta, contracturas musculares, estados de ánimo bajos, problemas digestivos e incluso problemas bucodentales. “La irritabilidad, el insomnio, los dolores de cabeza, la taquicardia o la fatiga física son algunos de los síntomas más frecuentes del estrés. Estas manifestaciones físicas se confunden en muchas ocasiones con otras patologías y, aunque no revisten gravedad, es importante tratarlas desde el plano psicológico y emocional para prevenir o disminuir la aparición de esas señales desagradables de estrés e ir al origen de la problemática”, añade Velasco.
Causas del estrés laboral
Las causas que producen esos síntomas físicos y psicológicos en el trabajo pueden ser muchas y afectan de manera muy diferente a cada persona. Entre las más comunes se encuentran las expectativas económicas (un salario insuficiente para el trabajo que se lleva a cabo), la presión por parte del jefe, el mobbing o acoso laboral, tener grandes responsabilidades, no entender bien el tipo de tareas que hay que realizar, desmotivación, ausencia de incentivos, conflictos entre empleados o el empresario, una carga excesiva de trabajo o jornadas de trabajo excesivas o preocupación ante una situación de inestabilidad.
La autoexigencia puede también muchas veces jugar en nuestra contra. Hay personas que quieren llegar a todo, tener todo controlado y para ello alargan su jornada laboral o se exigen más de lo que incluso sus jefes les han pedido. Esto incluso puede llevar a una nueva fuente de estrés, que es la dificultad para conciliar la vida laboral con la familiar, ya que si se trabaja hasta muy tarde se verá menos a la pareja o familia creando nuevos conflictos.
Consejos para manejar el estrés laboral
No siempre somos capaces de superar algunas situaciones estresantes en el entorno laboral y hay veces en las que se necesita parar un tiempo y pedir ayuda a un profesional. Pero si tu caso es más leve, con estos consejos podrás manejar tú mismo ese pico de estrés en el trabajo:
- Localizar la fuente de estrés laboral para uno mismo y que, en cada caso particular, puede ser distinta. No a todos nos afectan por igual las mismas situaciones ni en el mismo momento. Tal vez algo que hoy te hace sentir angustia, en unos meses te parecerá una tontería porque tu situación personal puede ser otra. Para esto, se recomienda escribir un diario en el que recoger los momentos con sintomatología de estrés más significativa y explorar a qué están asociadas.
- Crear un entorno de trabajo en el que sentirse cómodo. El lugar en el que se trabaja es muy importante y puede ser uno de los focos de estrés. Trata de charlar con tus compañeros, de compartir preocupaciones y de tener también momentos de desconexión con ellos en los que no se hable de trabajo.
- Aprender a delegar las tareas que podamos y repartir las responsabilidades. Muchas veces, el problema está dentro de nosotros mismos y no en lo que hay alrededor. Es importante saber delegar y aprender a confiar en tu equipo o en tus compañeros. Si estás saturado, pide ayuda.
- Tener tiempo para descansar y poner límites. Para una buena salud mental y un buen rendimiento es necesario hacer pausas durante las jornadas y establecer nuestro calendario de vacaciones y salidas de trabajo. Si te vas de vacaciones, desconecta, no mires el mail si no es sumamente urgente y deja claro que no vas a contestar llamadas de trabajo en tus días libres. De igual modo, cuando llegues a casa cada día trata de resetear y no pensar en el trabajo.
- Aprender a manejar los síntomas del estrés a través de ejercicios como pueden ser la meditación, el deporte o la relajación. Existen multitud de técnicas para controlar el estrés laboral que van desde el yoga a la respiración consciente. Infórmate o apúntate a alguna clase de este tipo. Te hará estar más concentrado y hasta lograrás dormir y descansar mejor.
- Consultar con un profesional. En caso de que la situación empeore y se vuelva incontrolable es preciso visitar a un experto psicólogo que pueda desarrollar un tratamiento adaptado a cada caso. No te avergüences por pedir ayuda.
- Junto al trabajo individual, y de la mano de profesionales, las empresas también juegan un papel fundamental a la hora de garantizar el bienestar de sus trabajadores. Cada vez son más las compañías que implantan planes de salud mental que no solo tienen un efecto positivo sobre los empleados pues también contribuyen a mejorar el rendimiento de sus trabajadores.
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