Una relación de pareja no siempre es de color de rosa y en muchas ocasiones intervienen factores externos al amor que se puedan tener los dos miembros. La llegada de los hijos, los amigos o incluso las respectivas familias pueden influir en cómo se desarrolla una relación sentimental y si llega incluso o no a buen puerto.
Existen algunos conflictos que surgen a raíz de posibles convicciones de uno de los dos miembros de la pareja sobre cómo deben comportarse con respecto a situaciones del día a día o de la relación con otras personas, como los suegros, cuñados o el resto de las familias. El mediador familiar y experto en conflictos de pareja desde hace dos décadas y autor del libro 'RelacionARTE' (Ed. Planeta), Nacho Tornel, nos explica algunos síntomas y detalles para poder vivir una relación más sana y feliz pese a las influencias que pueda haber en ella.
¿Qué es el síndrome de Peter Pan?
“Estamos ante parejas en las que lejos de darse condiciones de igualdad y de equilibrio para poder hacer un buen equipo, nos encontramos con que ella actúa con la convicción y a veces con la constatación de que si no interviene las cosas no ocurrirán. Peter continúa revoloteando en distintas cosas sin aterrizar plenamente en su realidad de pareja y en su realidad familiar”, nos explica Tornel.
¿Qué es el complejo de Wendy?
“Esa mujer sobrecargada con un fuerte sentido de la responsabilidad cuyo mensaje o al menos pensamiento se podría resumir en: “Anda, déjalo que ya lo voy a hacer yo”. Eso de manera sistemática le lleva a convertirse en el pivote sobre el que se apoya toda la actividad en casa lo que seguramente le hará sentirse, además de agotada y desbordada, muy sola.
El complejo de Wendy puede aparecer por múltiples razones y a veces por varias razones a la vez: podemos estar ante una mujer perfeccionista, quiere y exige que las cosas se hagan exactamente como ella quiere. Al lado puede haber un hombre más dejado, con menor sentido de la responsabilidad y quizás con menor madurez que sencillamente se deja hace”, nos dice el mediador.
¿Qué debemos hacer si estamos ante una persona así? “Si tú crees que eres Wendy, debes aprender a delegar y quitarte de en medio. Es decir, deberás sentarte con tu pareja y hablar de lo que va a hacer y asumir cada uno en plenitud de responsabilidad. Una vez decidido, cuando llegue el momento de la ejecución, Wendy debe saber que su lugar está lejos del punto en el que su pareja está desempeñando sus funciones. Para que las haga libremente y asumiendo su ejecución de principio a fin. Wendy debe evitar también ir después a supervisar y fiscalizar para dar el visto bueno o no al desempeño de Peter”.
Pareja y familia sin tensiones
Cuando te casas, ¿lo haces también con la familia del otro? “Realmente no, pero sí que es verdad que te casas con una persona que lleva en su corazón a un grupo de personas que son su familia de origen a las que tú debes tener en cuenta. Ese es el principio básico a la hora de abordar las relaciones con la familia política: debes procurar estar cerca de ellos por amor a tu pareja, no porque te resulten especialmente simpáticos ni porque vayas a colmar unas expectativas personales de relaciones familiares con tu nueva familia política”.
Tornel añade: “La pareja joven debe vivir cuanto antes como un núcleo autónomo e independiente y si para eso es necesario poner ciertas barreras con las familias de origen, cuanto antes lo hagan mejor sí. Siempre insisto en la idea de que no se trata de educar a tu familia de origen ni a hacerles cambiar sino más bien enseñarles que os deben respetar como un nuevo hogar que sois tú y ella o él”.
¿Cómo se debe actuar cuando la familia del otro se interpone o quiere opinar en tu relación de pareja? “Cuando una persona elige a otra para compartir su vida y crear juntos un proyecto para toda la vida, es necesario que para que esa alianza sea imbatible él y ella cierren filas siempre el uno con el otro.
Por lo tanto, en el momento en el que una de las dos familias trate de interferir o de opinar afectando a la relación de pareja, le corresponde al hijo de sangre de esa familia que está interfiriendo intervenir de manera contundente para dejar claro que no va a tolerar ningún comentario o actuación que vaya en contra de su pareja. Es al hijo y no al político al que le corresponde esa función”.
Una pareja más feliz
La manera de compatibilizar la relación de pareja con la vida familiar se puede hacer “priorizando siempre a tu pareja. En términos prácticos quiere decir que cuando llama tu madre para invitarlos este sábado ni siquiera contestas directamente sino que le dices que lo vas a comentar con tu pareja y que ya le dirás finalmente lo que hacéis.
Esto aplica también a las vacaciones en el sentido de si vais a pasarlas con ellos unos días o no, a la participación en fiestas o celebraciones familiares… en todos esos ámbitos para ti lo más importante es lo que piensa y lo que siente tu pareja y sois vosotros dos los que juntos vais a decidir en qué medida vais a participar o vais a asistir a tal o cual situación”.
¿Qué hacemos cuando tu pareja no se lleva bien con el resto de tu familia? “Como siempre debemos ir a la raíz del problema y en ese sentido es necesario hablar a fondo con tu pareja para saber por qué razón no existe esa buena relación. Normalmente será porque ha habido en el pasado situaciones que le han herido, que le han dolido y que le impiden a día de hoy tener una buena relación con ellos.
Lo importante es comprender bien el dolor que tiene tu pareja por tales acciones o comentarios, solidarizarte con ella, o evitar en todo caso justificar a tu familia, por mucho que tú creas que son comentarios o gestos habituales y sin importancia… porque lo que importa de verdad es que tu pareja se ha sentido mal y debe sentir tu cercanía y tu compañía”.
Después ya en función de la situación concreta “habría que valorar si compensa tener una sentada con la familia con la que existía un problema para aclarar las cosas o si una vez hablado en la pareja se puede dar carpetazo y archivarlo para continuar con la vida”.
Pareja y amistades
“A veces circula por ahí el mito de que cuando te casas ya te puedes ir olvidando de tus aficiones y de tus relaciones… cosa que en absoluto es así. Dos personas que se embarcan en una relación de pareja siguen siendo dos personas individuales que deben atender a su propio desarrollo personal.
Así, el criterio es pasar por el filtro de tu pareja tus aficiones y tus dedicaciones varias. En el sentido de que ya no estás solo y por lo tanto debes contrastar, igual que hará tu pareja contigo, si conviene tal o cual actividad o tal o cual cita en un momento determinado. Para hacer compatible esa actividad personal con el ritmo de vida familiar y de pareja”.
Esto afecta especialmente a las parejas jóvenes con hijos que “deben necesariamente amoldar sus actividades deportivas culturales, a sus responsabilidades como padres y como dos cabezas de familia que son responsables al cien por cien los dos de lo que ocurre en su casa”, concluye el autor.
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