La masturbación o autosatisfacción consiste en la estimulación de los órganos sexuales o zonas erógenas, con la mano u otro elemento, para proporcionar placer sexual. Durante mucho tiempo esta parte del sexo ha sido tratada como un tabú, pero los expertos aseguran que, además de proporcionar una sensación placentera, aporta numerosos beneficios para la salud.
Mayo es el mes internacional de la masturbación y hoy se debería pensar que igual que la belleza, la dieta y la forma física, el placer sexual es una parte fundamental de la salud y el bienestar general, ya que afecta al bienestar físico, mental y social. En la antigua Grecia, la masturbación se consideraba una actividad normal y saludable, sobre todo para los hombres jóvenes. Era una forma de liberar la tensión sexual y de ayudar a los jóvenes a conocer su cuerpo como preparación para el matrimonio. De hecho, Aristóteles creía que el placer en las relaciones sexuales era una parte necesaria y natural de la vida: el objetivo de todas las actividades humanas.
Sin embargo, también creía en la moderación, el equilibrio y que demasiado placer podía conducir al exceso y a la decadencia moral. En cambio, los antiguos romanos tenían una visión más negativa de la masturbación: creían que en exceso podía provocar problemas de salud tanto física como mental y que era un signo de debilidad o falta de autocontrol. Se asociaba, a menudo, con los esclavos y otras personas menos pudientes, llegando a considerarse una práctica vergonzosa e inmoral.
Así ha ido viéndose la masturbación
“Las razones específicas que han generado un tabú en torno a la masturbación durante siglos han ido variando en función de la cultura y la época. En la Europa del siglo XIX, las actitudes hacia la masturbación se volvieron más negativas, debido a la influencia de los códigos de conducta religiosos y morales, así como a la creencia de que podía provocar enfermedades físicas y mentales, y a las opiniones conservadoras de la reina Victoria de Inglaterra”, nos explica Megwyn White, directora de Educación de Satisfyer y sexóloga clínica certificada.
Las teorías psicoanalíticas de principios del siglo XX también contribuyeron a crear un tabú en torno a la masturbación. Sigmund Freud y otros psicólogos sugirieron que esta práctica podía provocar diversos problemas de salud mental, como neurosis y psicosis. Una de las ideas más controvertidas de Freud fue el concepto de "envidia del pene", que sugería que las mujeres eran intrínsecamente inferiores a los hombres porque no tenían pene.
Freud también creía que la sexualidad femenina centrada en el clítoris era inmadura e infantil y que, finalmente, las mujeres acabarían superando el placer del clítoris y desarrollarían una forma madura de sexualidad centrada en el coito vaginal con una pareja masculina. Esto, por supuesto, fue finalmente desacreditado por la investigación sexual moderna.
Aunque recientemente se han encontrado objetos romanos más rudimentarios para la masturbación, el primer juguete sexual mecánico o vibrador fue inventado a finales del siglo XIX por un médico británico llamado Joseph Mortimer Granville, que diseñó un aparato de vapor llamado Martillo de Granville. “La invención del vibrador revolucionó el “tratamiento” de la histeria femenina, haciéndolo más rápido y eficaz. También condujo al desarrollo de vibradores personales para uso doméstico”, nos cuenta la experta.
La masturbación hoy
En el siglo XXI, el concepto de masturbación se ha aceptado y desestigmatizado en muchas partes del mundo. Las actitudes hacia la masturbación han cambiado y ahora se considera una parte sana y normal de la sexualidad humana. Uno de los principales cambios ha llegado con el aumento de la concienciación y la educación en materia de salud y bienestar sexual.
Con el auge de internet y las redes sociales, las personas tienen más acceso que nunca a información y consejos sobre la masturbación y la salud sexual. Esto ha llevado a una mayor concienciación y comprensión de los beneficios y riesgos de la masturbación, así como a una mayor variedad de actitudes y creencias sobre esta práctica. Otro cambio ha sido el reconocimiento de esta práctica como una forma de autocuidado y amor propio.
La autosatisfacción se considera ahora una forma sana y estimulante de explorar la propia sexualidad, reducir el estrés y mejorar el bienestar general. Este cambio de perspectiva ha llevado a una mayor apertura y aceptación de la masturbación como un aspecto positivo de la sexualidad humana. Los juguetes eróticos han desempeñado un papel importante para que se hable más de la masturbación femenina en la esfera pública.
“Satisfyer ha contribuido sin duda a liderar esta tendencia. En el pasado, la sexualidad femenina y la masturbación eran a menudo un tema tabú y muchas mujeres se sentían avergonzadas de hablar de ello abiertamente. Sin embargo, en los últimos años, los juguetes eróticos se han vuelto más accesibles y populares y han contribuido a derribar algunas de las barreras que impedían hablar de la masturbación femenina”, afirma Megwyn White.
¿IA en el sexo?
Aunque es difícil predecir con exactitud lo que nos deparará el futuro, está claro que aún queda mucho espacio para la innovación y la creatividad en el ámbito de la masturbación y el bienestar sexual. Los avances tecnológicos, como las herramientas interactivas sensoriales, la realidad virtual y la inteligencia artificial, pueden revolucionar nuestra forma de abordar y experimentar la masturbación. Las herramientas sensoriales, como los juguetes sexuales de alta tecnología, que pueden controlarse a distancia o responder a órdenes de voz, podrían aumentar enormemente el placer y la espontaneidad de la intimidad de las experiencias sexuales en solitario.
La tecnología de realidad virtual podría recrear entornos inmersivos e interactivos para la masturbación, permitiendo a los usuarios explorar sus deseos y fantasías en un espacio seguro y controlado. Esto será especialmente útil para aquellos usuarios que luchan contra la ansiedad y la timidez relacionadas con el placer sexual. La IA también podría contribuir a mejorar las experiencias sexuales a solas proporcionando sugerencias y recomendaciones personalizadas para la estimulación sexual en función de las preferencias, fantasías y comportamientos individuales.
“Personalmente, también me inspira mucho la posibilidad de que los dispositivos de bienestar sexual se utilicen como herramientas médicas, con nuevos avances en las tecnologías portátiles capaces de determinar biomarcadores como la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la temperatura y las contracciones musculares, todo ello trabajando de forma sincronizada para proporcionar información que pueda ayudar a mejorar la función sexual y mejorar la salud y el bienestar”, comenta Megwyn.
“Además, la integración de tecnologías como la fototerapia, que ha demostrado su eficacia en el tratamiento de diversas disfunciones sexuales, como la sequedad vaginal y el dolor durante el coito, probablemente se integrará en las tecnologías de apoyo al bienestar sexual”, concluye.
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