Bienestar

Sudores nocturnos: lo que puede haber detrás de este húmedo malestar

¿Te despiertas en mitad de la noche con tu pijama y las sábanas empapadas? En muchos casos no tienes que preocuparte, pero es posible que tengas otro tipo de afecciones más graves

Has tenido un día agotador y llegas a la cama con unas ganas tremendas de descansar y dormir a pierna suelta. Te pones el pijama, te metes bajo las sábanas y cuando llevas un par de horas soñando en los brazos de Morfeo comienzas a tener muchos sudores. ¿Qué te pasa?

La mayoría de las veces están provocados por algo totalmente inofensivo como la temperatura de tu habitación, el tejido con el que está hecho el edredón o simplemente la vestimenta que has elegido. Pero en otras ocasiones, estas noches de sudor podrían ser una señal de un problema subyacente que deberías mirarte lo antes posible.

Este fenómeno se llama hiperdrosis nocturna y la sensación de incomodidad que produce es especialmente molesta si no duermes solo. Aunque puede producirse de forma típica en verano, puede llegar a ser preocupante si no existe ningún factor externo que te haga sudar. En ese caso, será producida por factores internos de la regulación térmica del propio cuerpo.

¿Hiperdrosis?

Causas de la sudoración nocturna

Lo primero que debes tener en cuenta es que si estos sudores son muy frecuentes (llevas con ellos al menos dos o tres meses), es pedir cita con tu médico de familia para que te hagan una analítica. Y aunque parezca una tontería, es muy posible que la temperatura de tu habitación sea demasiado alta a la hora de dormir y debas mirarla para regularla. Según la National Sleep Foundation, la temperatura ideal para descansar es de entre 15 y 19 grados. Por ello, si eres de los que duerme con pijama de franela, es más fácil que te sobrecalientes y con ello te despiertes en medio de la noche.

Otra de las causas es que realmente sufras hiperdrosis. Según la Academia Norteamericana de Dermatología (AAD, por sus siglas en inglés), este trastorno se da cuando una persona suda mucho más de lo necesario incluso cuando duerme.

La diferencia entre esta afección y una sudoración corriente es que la primera solo afecta a partes específicas del cuerpo, sobre todo las palmas de las manos, los pies, las axilas y la cabeza y que puede interferir con las actividades diarias, ya que no solo aparece a la hora de dormir. ¿Qué debes hacer? Acudir a un dermatólogo para que lo pueda tratar.

La causa más común de las sudoraciones nocturnas suele ser una infección, por lo que sería conveniente saber la raíz del problema

Además, si estás en un periodo de mucho estrés y ansiedad, es muy posible que sea un detonante de una sudoración nocturna excesiva, aunque van asociados también a la hipertensión o una frecuencia cardíaca alta. Al tratarse de un trastorno mental tan generalizado, las soluciones entran dentro del espectro mental. Por ello, si quieres dejar de padecer este problema, lo mejor es que acudas a un terapeuta.

En muchos casos, este tipos de sudores se producen por alguna medicación que tomas para cualquier otra afección. Los antidepresivos o los fármacos contra la hipertensión junto con otros pueden ser la razón por la que te despiertas sobre incómodos charcos de sudor. Algunas medicinas suelen afectar a la parte del cerebro que regula las glándulas sudoríparas y la temperatura interna corporal. En este caso, consúltalo con tu médico para que te recete alguna alternativa.

Sudor causado por fiebre

Infecciones y cosas más graves

La causa más común de las sudoraciones nocturnas suele ser una infección. Entonces, tu cuerpo intenta combatirla y se produce la fiebre porque se eleva la temperatura (es bueno porque estás eliminando las toxinas), aunque suele ir acompañado de otros síntomas como la fatiga o el dolor muscular. Lo importante sería saber de dónde viene la raíz del problema.

Según la National Sleep Foundation, la temperatura ideal para descansar es de entre 15 y 19 grados

Según la Clínica Mayo, cabe la posibilidad de que tus sudoraciones vengan de trastornos autoinmunitarios, neuropatía autonómica (daño a los nervios autónomos), brucelosis (una infección bacteriana), síndrome carcinoide (un tipo particular de tumor canceroso en los intestinos), drogadicción (trastorno de consumo de sustancias), abstinencia (alcohol, opioides, cocaína, cannabis, benzodiacepinas), endocarditis (una infección del revestimiento interno del corazó), VIH/sida, linfoma de Hodgkin, hipertiroidismo, leucemia, mielofibrosis (un trastorno de la médula ósea), feocromocitoma (un tumor suprarrenal poco frecuente), absceso piogénico (una cavidad llena de pus provocada por una infección), trastornos del sueño (como la apnea obstructiva del sueño), accidente cerebrovascular, siringomielia (un quiste lleno de líquido en la médula espinal) enfermedad de la tiroide o tuberculosis.

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