Desde hace años hemos oído el concepto 'suelo pélvico' sin saber muy bien a qué atenernos. También llamado piso pélvico o diafragma pélvico, sabemos que cobra gran importancia su fortalecimiento en la vida de las embarazadas para facilitar el parto y que también es importante que esté bien tonificado para que las incontinencias no se propaguen.
Como es lógico, si hablamos de la zona de la pelvis, también debemos tener claro que su participación en una correcta salud sexual es bastante importante. Y no, no solo para ellas -como se tiende a pensar erróneamente-, sino también en el caso de ellos, que pueden presumir de mejores noches de placer si presentan una musculatura pélvica bien trabajada.
En esta abigarrada zona que es el coxis, la pelvis y el pubis, son varios los músculos que intervienen y cuya funcionalidad principal es sujetar los órganos abdominales y también controlar dos hiatos fundamentales para luchar con la incontinencia: el urogenital y el anal.
Hablamos de las fibras musculares del 'levator ani' y también del músculo coxígeo, principales responsables junto al tejido conectivo de este intrincado camino de fibras que se encarga de separar la cavidad pélvica de la región perineal. Una especie de frontera cuya tonificación se recomienda para todo tipo de personas que tienen diversos grados de incontinencia como son la urinaria y la fecal.
Es habitual que pensemos por tanto que, si somos jóvenes, la película de entrenar el suelo pélvico no va con nosotros porque no estamos en ese rango de edad en el que la incontinencia se vuelve un problema recurrente. Es además normal que ocurra en varones jóvenes que han sido sometidos a cirugías prostáticas, pero no hablamos solo de un fortalecimiento muscular que tenga que ver con el aparato urinario.
El sexo y el suelo pélvico
Fortalecer los músculos del suelo pélvico también fortalece el útero, aumenta la protección de la zona de la vejiga y también ayuda a que el intestino grueso tenga una vida más saludable. Controlamos mejor las incómodas flatulencias o nuestros propios ritmos para ir al baño. Tenerlo todo bajo control será señal de una musculatura pélvica bien trabajada, ya que si tenemos un suelo pélvico debilitado estos músculos no podrán soportar el peso de los órganos internos o controlar esa liberación de esfínteres. A estos últimos, este exceso de peso de los órganos, complica su tarea y responsabiliza de esas incontinencias.
Pero hoy hemos venido a hablar de sexo, o de las virtudes que un suelo pélvico bien tonificado tiene a la hora de 'hacer el amor'. Es habitual así que las mujeres que son madres, piensen que sus relaciones sexuales han perdido fuelle, y es que el embarazo y el parto juegan un papel primordial en esa sensación.
La presión y estiramiento que se sufre durante el embarazo debilita el suelo pélvico, aunque no es la única causa que puede mermar su vigor. El problema está en que es responsable de la musculatura que da acceso a la vagina y también la responsable de la contracción de los orgasmos. Se produce así una cierta flacidez que dificulta la estimulación coital para ellos y ellas, y dificulta llegar al orgasmo.
Cinco ejercicios para fortalecer el suelo pélvico
Seguramente te suenen los famosos ejercicios de Kegel, que son una de las formas más habituales de reforzar esta musculatura, pero no son las únicas opciones para poner a tope este inusual grupo de músculos. Además, como pasa con cualquier otro ejercicio, no serán los mismos resultados los que obtengamos si queremos más fuerza, más velocidad o más resistencia, que es exactamente lo mismo que pasaría si entrenásemos bíceps.
Más resistencia
La acción del suelo pélvico en el caso de las mujeres es sencilla: recoger y succionar, que lo mismo vale para aguantar la orina como para evitar gases y, en el caso que nos ocupa, para aumentar la durabilidad y resistencia de estos músculos a la hora de practicar sexo.
En este caso, el mejor ejercicio es emular este movimiento de retención de orina dos veces al día con unas 10 repeticiones, según explican desde la clínica White Hart. Bastaría con apretar y mantener durante unos diez segundos esa presión y posteriormente relajar de nuevo estos músculos.
Más velocidad
No es solo una cuestión de maña, sino también de saber mantener cierto ritmo. Las contracciones que estimulan la vagina durante el coito dependen muscularmente del suelo pélvico, por lo que podría haber unas ciertas 'agujetas' tras practicar un sexo demasiado intenso. Una buena forma de mejorarlo es procurar adaptar el suelo pélvico a esa velocidad.
Para ello, la práctica más recomendada es contraer estos músculos con apretones cortos y potentes. Debe ser un ejercicio enérgico y rápido, con una serie de unos 10 o 15 movimientos -en función de lo que aguantemos- un par de veces al día. Además, no solo le viene bien a las mujeres, sino también a los hombres porque este fortalecimiento previene también las pérdidas urinarias.
Para un sexo mejor
La fricción y presión de la vagina sobre el pene es parte de la clave de un sexo placentero -parte, no todo-, y es por eso que tener músculos bien tonificados en esta parte del cuerpo le vendrán bien a las mujeres para alcanzar mejores orgasmos. Es una simple cuestión de distancia: si se controlan los músculos que estimulan las contracciones vaginales, más fácil será que el placer no llegue a cuentagotas.
Para esto, suelen recomendarse los ejercicios de Kegel, pero también se puede practicar con otros elementos como las bolas chinas. En este caso, basta con introducirlas y ejercer una ligera presión con estos músculos -como esa contención de la orina- para después soltar. De este modo, la sensación de tonificación permite a la mujer tener más contacto durante el sexo. Huelga decir que no solo se tiene por qué hacerlo en soledad, sino también acompañada.
La sentadilla: el ejercicio todoterreno
Las sentadillas se han coronado como la mejor forma de potenciar el tren inferior, tanto para ellos como para ellas, y es que ponen en funcionamiento a todos los músculos de los muslos y de los glúteos, por lo que también es significativo que ponga en marcha a este grupo muscular.
En este caso, realizar la posición de cuclillas activa automáticamente al coxígeo y al 'levator ani', por lo que con cada sentadilla que realices le vas a estar dando una alegría a tu pelvis. Hay excepciones, claro. Las mujeres que hayan sufrido o sufran prolapsos genitales deberían evitar este ejercicio porque aumenta la exposición y riesgo a que el rectocele, el cistocele o la histeroptosis se produzcan.
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