Los tapones de cera de los oídos son un problema recurrente al que todos en mayor o menor medida estamos expuestos, y aunque parezca que no tienen importancia, pueden tener consecuencias fatales como la disminución de la capacidad auditiva.
En el conducto auditivo externo existen una serie de glándulas y folículos que crean el cerumen o cera, una especie de aceite que se implanta hasta el oído externo, donde se elimina mediante el lavado de las orejas. Pero a menudo esta sustancia grasosa no se quita correctamente y forma tapones, la causa más común de pérdida de audición.
Además, cualquier objeto introducido en esta parte del cuerpo también puede provocar la secreción de cerumen como mecanismo de defensa. No obstante, si te duele o tienes molestias es necesario acudir al otorrino para eliminar el tapón. Si la obstrucción es grave (secreciones, fiebre, ruidos internos, dolores...), no dudes en ir al médico, pero si es leve, es posible que puedas solucionarlo con algunos remedios caseros.
Por qué te salen tapones
El cerumen aparece para proteger el oído de bacterias, polvo, agua y agentes externos en general. Pero algunas personas producen más del que se elimina, de modo que la cera se acumula y se endurece en el conducto auditivo. Además, también es posible que durante el lavado se esté empujando esta sustancia grasosa hacia la profundidad del conducto y se esté taponando.
Sea cual sea la manera que utilices, hazlo con cuidado, el oído es una estructura muy sensible
Esta sustancia aparece para ayudar a formar una barrera para proteger la piel sensible de la parte externa del canal auditivo de bacterias y suciedad. De hecho, infecciones como la otitis del nadador son causadas, precisamente, porque no se genera suficiente.
Aunque nuestro cuerpo se libera de la cera cuando la piel del oído crece y empuja este cerumen fuera del canal, en ocasiones se apelotona. Por eso, la correcta higiene de esta parte del cuerpo es fundamental para evitar la acumulación de cera que causa los tapones. Si bien es cierto que en algunas personas la producción es mayor (como el caso de los niños), más necesaria será una rutina para eliminar su exceso.
Cómo quitarse los tapones del oído
Aunque es una sensación muy incómoda, la mayoría de las veces los tapones de los oídos no son peligrosos y suelen pasarse al cabo de algunos minutos. Sin embargo, existen diversas técnicas que también pueden realizarse para destaponarlos y aliviar las molestias.
Si eres de los que siempre usas bastoncillos, ve olvidándolos para siempre. Muchas personas están acostumbradas a este instrumento como método para eliminar el cerumen, pero no es un sistema recomendable porque se empuja la cera al fondo del conducto auditivo. Además, puede irritar la piel del oído y, en algunos casos, si el utensilio es insertado demasiado hondo, hay un riesgo de perforar el tímpano, causando dolor repentino, sangrado y una pérdida temporal de la audición.
Para la extracción de los tapones se recomienda lavar el oído con una solución de vinagre y alcohol, que deshará la congestión y permitirá eliminar la cera más fácilmente. A menudo se utilizan también unas gotas disolventes que reblandecen el cerumen antes de su extracción mediante un lavado de agua templada y desinfectada, con la que se ejerce una presión que empuja hacia fuera la cera y que deja limpio el conducto auditivo.
El cerumen aparece para proteger el oído de bacterias, polvo, agua y agentes externos en general
Pero no solo hay ese remedio. Existen otros métodos como aceite mineral o de bebé que reblandecen el tapón. Se aconseja empapar un algodón en la solución y echar hacia atrás y algo ladeada la cabeza. Una vez hecho, se exprime el algodoncillo haciendo caer dos o tres gotas en el interior de la oreja, y luego se espera cinco minutos para colocar la cabeza en la dirección opuesta.
Además, unas gotas de agua oxigenada en el oído pueden ayudar a destaparlo. Solo tienes que preparar en una taza agua tibia y agua oxigenada a partes iguales. Después, con un gotero, introducir la mezcla en el conducto afectado y deja actuar de tres a cinco minutos. Pasado este tiempo, inclina la cabeza para sacar el líquido y enjuágalo de nuevo.
Sea cual sea la manera que utilices, hazlo con cuidado, el oído es una estructura muy sensible. Además, recuerda que si la molestia no mejora o empeora, así como si se acompaña de otros síntomas como dolor intenso, fiebre o salida de pus, debes consultar a un especialista para identificar la causa y darte un tratamiento adecuado.
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