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Ocho tipos de preservativo: cuáles son y cuándo usarlos

No debemos avergonzarnos a la hora de preguntar en una farmacia por los tipos de preservativo que tienen y cuáles convienen más a lo que estemos buscando

  • Ocho tipos de preservativo: cuáles son y cuándo usarlos. -

​Conocer los tipos de preservativo que existen en el mercado puede llevarnos a tener no solo encuentros sexuales más seguros, sino también más satisfactorios. En el mercado hay ahora una gran variedad de condones elaborados con diferentes texturas, materiales o con algunas sustancias añadidas con la finalidad de aumentar el placer en el sexo.

Los condones son uno de los métodos anticonceptivos más efectivos, pues cuentan con un 98 por ciento de eficacia contra embarazos no deseados y, además, se trata del único método anticonceptivo que puede protegernos del contagio de enfermedades de transmisión sexual, reduciendo el riesgo de contraer una ETS entre un 80 y un 90 por ciento, siempre que se utilice de la manera correcta y durante todo el contacto sexual

El preservativo más común es el que está fabricado en látex, transparente y lubricado, pero dependiendo de la marca serán más o menos anchos.

A la hora de elegir un preservativo, debemos tener en cuenta lo primero, la talla. Existen diferentes tallas, que van de la S a la XL y es necesario elegir la correcta para que no apriete, no moleste y, sobre todo, no se salga durante las relaciones sexuales. No debemos sentir vergüenza a la hora de preguntar en la farmacia cuál es el que más se ajusta a nuestro físico o al tipo de placer que debemos sentir. Ellos serán los que mejor nos aconsejen.

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Existen muchos tipos de preservativo: con texturas, sabores...Pixabay

Tipos de preservativo

- Texturizados. Este es uno de los preservativos que más se utilizan e incluye diferentes variedades en diferentes texturas. La característica principal es que tiene pequeñas líneas o estrías o puntitos en el látex que proporcionan un mayor placer ya que su sensación es parecida a la de la textura natural del pene. 

- De sabores u olores. Es un complemento ideal para la práctica del sexo oral de una forma segura. Suelen tener gusto a diferentes frutas como el plátano, la naranja o la fresa y también a chocolate. Generalmente están recubiertos con una capa de lubricante que tiene aditivos de sabor y los ingredientes son comestibles y aptos para ingerir sin causar problemas de salud. 

Muchas veces no son recomendable para penetración vaginal, a no ser que en la etiqueta se especifique que sí son aptos para ese uso. Sucede igual con los preservativos con olores que sirven para provocar un mayor deseo sexual o una mayor excitación antes y durante las relaciones sexuales.

- Con efecto retardante. Su finalidad es disminuir la sensibilidad del órgano genital masculino durante el sexo para retrasar el momento de llegar al orgasmo. Suelen estar hechos de un látex más grueso y a veces tienen una sustancia ‘anestésica’ (con un cinco por ciento de benzocaína, una sustancia calmante) que provoca ese efecto. 

La piel del pene absorbe esa sustancia y reduce la sensaciones prolongando el momento de llegar a la eyaculación, que en hombres sin problemas suele ser de unos siete minuto. Son muy adecuados para hombres con un problema de eyaculación precoz, pero también para aquellos que quieran prolongar los preliminares. 

- Con otros efectos. Además de los de sabores u olores, también encontrarás en el mercado otros con efecto calor, con efecto frescor y hasta con efecto de hormigueo, todos para producir sensaciones de mayor placer en las relaciones. Incluso los hay que brillan en la oscuridad gracias a una pigmentación interior. Son un buen accesorio para hacer que el sexo sea además más variado y divertido.

- Anatómicos y extra finos. Los primeros son un tipo de condón más ajustado, lo que hace que se adapte con más facilidad a la forma del pene y produzca así una mayor sensibilidad. Los segundos están hechos con un látex más fino (aproximadamente un 20 por ciento más fino que el preservativo de toda la vida) que proporciona una mayor sensación de placer ya que ofrece un mejor contacto durante las relaciones. 

Que sean más finos no significa que protejan menos o que se rompan con mayor facilidad, por lo que siempre es fundamental elegir marcas avaladas por Sanidad y que nos ofrezcan todas las garantías de seguridad y sanitarias. 

- Lubricados. Son adecuados para mujeres con sequedad vaginal (un problema que puede aparecer después del parto o durante la menopausia), ya que cuentan con lubricante, lo que facilita la penetración y evita posibles molestias o dolores durante el coito. Usando este tipo de preservativo no suele ser necesario añadir otro lubricante adicional. 

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Se recomienda elegir bien la talla antes de comprar un preservativo.Pixabay

- De otros materiales. La mayor parte de los preservativos que conocemos están hechos con látex, pero en el caso de que alguna persona tenga alergia a ese material, los hay de materiales sintéticos como el poliuretano y el poliestireno. Se trata de un material de caucho delgado y sin látex y muchos lo consideran más cómodo al ser más fino que los tradicionales de látex. Estos dos son buenos también a la hora de conducir el calor corporal durante la actividad sexual. Son más caros que los de látex.

- Vibradores. Sí, también hay preservativos con vibrador incorporado. Se trata de un pequeño dispositivo que suele estar situado en la base del condón. Al ser utilizado, se produce una sensación de mayor placer tanto en el hombre como en la mujer, lo que facilita llegar el orgasmo a ambos. Eso sí, cuestan algo más que los otros y la batería no suele durar demasiado.

Un poco de historia

Los preservativos se han usado durante toda la historia. Antiguamente se confeccionaban con diferentes tipos de telas o tripas de animales y su objetivo era en un principio evitar infecciones sexuales. El condón más antiguo conocido apareció en la tumba del faraón egipcio Tutankamon. Fue fabricado hace 3.500 años y está expuesto en el Museo del Cairo. 

La leyenda cuenta que fue Lord Condom, un supuesto médico de Carlos II de Inglaterra, que a mediados del siglo XVII inventó un artilugio para frenar el número de hijos que el monarca supuestamente tenía fuera del matrimonio. Sin embargo, el experto en salud sexual Norman E. Himes concluyó en los años 40 que el doctor Condom era tan solo una leyenda popular.

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