No son injertos ni tampoco son implantes, sino que son un trasplante capilar. Una cirugía cada vez más frecuente en nuestro país, especialmente para hombres (aunque hay excepciones femeninas que recurren a ellas), que apuestan por lucir nuevo pelo a costa de pequeñas microextracciones de otros folículos pilosos.
Pueden ser de la propia cabeza, sobre todo los laterales y sienes, que es un pelo más vigoroso, pero incluso existen trasplantes que se extraen de los brazos para cubrir entradas o pequeños picos que se forman en nuestras cabezas.
Vencido el miedo al que dirán y teniendo en cuenta que es una cirugía estética como cualquier otra (muchas de las cuales que ya son populares), existe una pequeña reticencia a los trasplantes capilares sobre todo por la evolución necesaria que demandan desde la operación hasta un largo postoperatorio, no exageradamente invasivo.
El calendario nos mete prisa, haciéndonos deshojar una margarita en la cual necesitamos algunos días libres (salvo que tuviéramos una baja o cogiéramos una excedencia), para saber en qué época del año nos viene mejor ponernos pelo.
Topamos así con los problemas que cada estación supone. Algunas son especialmente frías o muy lluviosas, y otras tienen una altísima insolación y también hace variar nuestras rutinas capilares. Para salir de dudas, hablamos con el doctor Francisco Javier Jiménez Acosta, de la clínica Mediteknia, en Gran Canaria, y de la Clínica Doctor Jiménez, especializadas ambas en trasplantes capilares desde hace más de dos décadas.
La mejor estación para hacer un trasplante capilar
Tener vacaciones se ha convertido en un momento recurrente, quizá por cierta vergüenza, para proceder a esta intervención que cada vez se resuelve en menos tiempo. Además, como los primeros pasos del postoperatorio pueden ser algo más complejos y exigir más cuidado, es habitual que apostemos por nuestros días libres. Sucede así que lo normal es apostar por el verano como estación fetiche, pero no necesariamente es la mejor opción.
"Cualquier época es buena para someterse a un trasplante capilar. Sin embargo el paciente debe evitar las quemaduras solares tras el trasplante porque lo que aconsejamos 15 días sin ir a la playa tras el trasplante de cabello", indica el doctor Jiménez Acosta.
Esto no significa que el verano no sea un buen momento, pero sí es conveniente tener en cuenta ciertos matices, incluyendo el deporte excesivo. "Durante una semana aconsejamos no realizar deportes intensos que provoquen mucha sudoración. El paciente podrá no obstante realizar ejercicios suaves o pequeñas caminatas sin problema", aclara.
También nuestros hábitos pueden condicionar parte de la recuperación, aunque no demostrado en la fase práctica, pero sí en la teórica, aunque son consejos especialmente habituales en una consulta. "No se ha demostrado firmemente que fumar o beber influyan en los resultados, pero sí recomendamos evitar el consumo de tabaco o reducirlo al máximo", indica.
Al menos, "varios días antes y después del trasplante porque el tabaco reduce la oxigenación de la sangre y esto podría afectar a la supervivencia de los injertos". En cualquier caso, aclara que "esto es teoría, realmente en la practica no se ha demostrado su influencia".
Con el verano no descartado, pero sí entre comillas, pensemos en otras aparentes agresiones: frío, lluvia, excesiva humedad, deshidratación... Evidentemente, toca pensar en el otoño y en el invierno como momentos más o menos aptos para lidiar con un trasplante de pelo.
Podríamos pensar que el frío nos afecta especialmente (sobre todo después del necesario rapado) o que el exceso de humedad podría lastrar la recuperación, pero "no es algo que se haya demostrado que los cambios de temperatura afecten a la supervivencia de los implantes", según indica el doctor Jiménez Acosta.
De hecho, la humedad controlada no es necesariamente mala, pero solo durante el postoperatorio. "Es muy simple y no necesita cuidados especiales. Los tres o cuatro primeros días tras la intervención recomendamos una pomada antibiótica en la zona donde se han extraído los implantes", explica.
Además de eso, "en la zona receptora se debe humedecer con un suero fisiológico durante tres o cuatro días para mantenerlos limpios y húmedos", así que comprobamos que esta humedad controlada no es necesariamente mala. Lo que sí se debe vigilar es el agua de lluvia o no secarse el pelo correctamente, sobre todo en las primeras fases, ya que se puede correr el riesgo de que las microheridas no cicatricen correctamente.
Toalla, suavidad, no aplicar el secador y evitar inmersiones en piscina o en agua salada son también fundamentales durante las primeras fases de los trasplantes, que aún están por 'arraigar' y donde hay que tener más cuidado. Esto hace que debamos extremar las precauciones en invierno u otoño, pero no necesariamente le convierte en una mala época para el trasplante capilar.
Con ello, hemos de tener ciertas pautas de crecimiento: "el pelo trasplantado comienza a crecer al tercer/cuarto mes, y entre los seis a doce meses es cuando se aprecia el resultado final", aclara, así que hemos de tener claro que se trata de una carrera de fondo en la que nuestros deseos tardan en manifestarse.
Tampoco afecta la clásica muda estacional, que acontece con más vehemencia en primavera y otoño (en especial en este último, donde el pelo se cae más a menudo, pero solo como reemplazo) y donde "los implantes siguen el ritmo de crecimiento propio", es decir, "no se regenerarán hasta que pasen tres o cuatro meses, por lo que se puede realizar el trasplante en cualquier época del año", ya que todas son igual de buenas y apenas nos van a exigir dos semanas de postoperatorio y cuidados exhaustivos.
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