Convertida en una de las estaciones favoritas para muchos, el otoño nos acompaña con una notable bajada de temperaturas y una disminución de las horas de luz. Esta obvia condición, que para muchos no tiene que ser algo importante, puede afectar considerablemente a nuestro organismo. Ligada directamente a un descenso en nuestros niveles de vitamina D, la luz solar juega un papel relevante en nuestra salud.
Vivimos en uno de los países europeos que disfruta de más meses de sol al año. Pero aun así, los meses de frío causan estragos entre la población. Según un estudio realizado por el servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón Salud de Madrid, cuatro de cada 40 habitantes menores de 65 años y ocho de cada 10 mayores de edad, tienen los niveles de vitamina D insuficientes. Los bajos niveles de esta vitamina pueden alterar el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
La importancia de la vitamina D
La vitamina D es imprescindible para nuestro organismo. Es esencial para nuestro sistema nervioso, para nuestros músculos e incluso para el sistema inmunitario.
La calidad de nuestros huesos también depende, en gran parte, de la vitamina D. Esta se encarga de controlar y mantener los niveles de calcio y fósforo en nuestros huesos. Por ello, Contribuye a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en España afecta a 3,5 millones de personas.
Además, la vitamina D es necesaria para el sistema inmunitario, y ayuda a combatir bacterias y virus. Según la nutricionista Pilar Esquer: “unos niveles bajos de vitamina D tienen como consecuencia una mayor susceptibilidad de tener infecciones, puesto que es básica para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, de manera que diversos estudios lo han relacionado no solo con covid-19, sino con numerosas enfermedades, desde el riesgo cardiovascular al cáncer”.
No todas las personas necesitan la misma cantidad de vitamina D al día. En gran medida, dependerá de la edad y las circunstancias individuales. Año tras año, científicos de todo el mundo aportan nuevos datos sobre la importancia de esta vitamina en nuestro organismo. Un estudio reciente, elaborado por el Hospital Brigham and Women´s de Boston, señala que mantener unos niveles adecuados de esta vitamina puede relacionarse con una reducción del 17% del riesgo de padecer cáncer avanzado.
Por si esto no fuera poco, la falta de vitamina D no solo afecta a nuestra salud, también al estado de ánimo. Según la Universidad de Georgia (EE.UU), existe una relación entre los bajos niveles de la vitamina y los bajones anímicos que se producen en la población en los meses de otoño e invierno. Unos bajones que aseguran afectan al 10% de la población cuando se disminuyen las horas de luz.
Según aportan los informes, la vitamina D interviene en la síntesis de la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, y de la dopamina, por lo que unos bajos niveles se asocian en algunos casos a la depresión.
¿Cómo subir los niveles de vitamina D?
Nuestro ritmo de vida, que nos obliga a permanecer gran parte del día en espacios cerrados, casa o lugares de trabajo por ejemplo, ha llevado a gran parte de la población a tener los niveles de vitamina D por debajo de lo recomendable. Algo detectable con un sencillo análisis de sangre que mida la concentración de esta vitamina. Tener los niveles bajos no implica que presente síntomas, aunque en ocasiones sí aparecen algunos como fatiga, cansancio, dolores, debilidad muscular y problemas de fragilidad en los huesos.
Recuperar los niveles de vitamina D es sencillo:
A través de algunos alimentos
Realmente son pocos los alimentos que contiene vitamina D de manera natural. Entre las mejores fuentes encontramos los pescados grasos, como el salmón, el atún, la caballa o la trucha. Otros alimentos con pequeñas cantidades de vitamina D son los hongos, la yema del huevo, el queso, el aceite de hígado de bacalao o las nueces.
También existen alimentos, como la leche, los yogures, los cereales o las bebidas vegetales, que han sido reforzados con pequeños niveles de vitamina D que nos pueden ayudar.
Exposición solar
Nuestro cuerpo produce vitamina D cuando exponemos nuestra piel a la luz solar. Sin olvidarnos de los daños que la radiación ultravioleta del sol puede provocar en nuestra piel, dar un paseo o realizar actividades al aire libre puede ser la clave para mantener nuestros niveles de esta vitamina en los próximos meses.
Dicha exposición, debe ser limitada y controlada. Según explica los especialistas, el 80% de la vitamina D se genera a través de los rayos solares, pero debemos evitar la exposición en las horas centrales del día, en la franja que va desde las 11 a las 16 horas. Además, los expertos señalan que con 15 minutos de exposición directa al día es suficiente. Es decir, no son necesarias largas jornadas al sol ni es válida a través de una ventana.
Los suplementos
Otra a las opciones para aumentar los niveles de vitamina D durante los meses de otoño e invierno con menos horas de luz solar son los suplementos. Con un mercado lleno de opciones, siempre es recomendable consultar a un especialista que nos aconseje. Una dosis alta puede ser perjudicial para nuestra salud. Concentraciones demasiado elevadas en sangre pueden llegar a provocar desde náuseas y vómitos a deshidratación, debilidad muscular o dolor. Además, hay que tener en cuenta que los suplementos de vitamina D pueden interactuar con algunos medicamentos.
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