Es de sobra conocida la importancia que tienen las vitaminas para el cuerpo humano. Estas sustancias, necesarias para el metabolismo, nos ayudan a mantenernos sanos y al buen funcionamiento del organismo. Así, la carencia de alguna vitamina puede ocasionar enfermedades y problemas de salud.
Entre las vitaminas y sus principales funciones encontramos la del grupo A, necesaria para regular el crecimiento, fortalecer los tejidos blandos y óseos y favorecer la visión; la vitamina B, que mantiene la salud cerebral y cardiaca, ayuda en el proceso para obtener la energía y la formación de los glóbulos rojos; la vitamina C, que actúa como antioxidante, ayuda al cuerpo a absorber hierro y refuerza nuestras defensas; y la vitamina D, que ayuda al cuerpo a fijar el calcio en los huesos, ayuda al sistema nervioso e inmunitario e interviene en la síntesis de la serotonina.
Pero la vitamina D aporta mucho más. Así lo aseguran los expertos que desde hace años advierten de los bajos niveles de esta sustancia en la población española, y de los problemas que puede ocasionar su déficit. Pero además, tal y como asegura un estudio reciente, la vitamina D es vital para el corazón y podría ayudar a reducir las posibilidades de sufrir un infarto.
La vitamina D puede reducir el riesgo de sufrir un infarto
En los últimos años, estudios observacionales ya habían señalado el estrecho vínculo entre los niveles de vitamina D y el riesgo de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, ha sido ahora cuando los expertos del Instituto de Investigación Médica QIMR Berghofe, en Australia, han llevado a cabo el ensayo clínico más amplio y con mayor número de participantes hasta la fecha en este campo. Un estudio que concluye que los suplementos con vitamina D podrían reducir el riesgo de accidentes cardiovasculares graves entre las personas mayores de 60 años.
Hay que tener presente que las enfermedades cardiovasculares, como los infartos de miocardio o los accidentes cerebrovasculares, son una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Además, los expertos señalan que estos casos aumentarán a medida que las poblaciones sigan envejecimiento y las enfermedades crónicas se conviertan en más comunes.
En este estudio, publicado en la revista médica ‘The BMJ’, los investigadores también subrayan que la diferencia en riesgo absoluto fue pequeña, aunque tratándose del ensayo más amplio realizado, estaría justificado continuar investigando.
Para este ensayo, los investigadores contaron con la participación de 21.315 australianos de entre 60 y 84 años, quienes recibieron aleatoriamente una cápsula de 60.000 UI de vitamina D (10.662 de los participantes) o un placebo (10.653 participantes) cada mes durante algo más de cinco años.
Durante los años de investigación, entre 2014 y 2020, se utilizaron datos médicos como ingresos hospitalarios para identificar los principales episodios cardiovasculares y mortalidad.
Las conclusiones del estudio desvelan que durante el estudio, 1.336 participantes sufrieron un accidente cardiovascular grave, siendo la tasa del grupo que tomó el suplemento de vitamina D un nueve por ciento inferior a la del grupo placebo. La tasa de infarto de miocardio fue un 19 por ciento inferior y la de revascularización coronaria, un once por ciento menor.
Ante estos resultados, los investigadores australianos, que matizan que estos resultados podrían no ser aplicables a todas las poblaciones, mantienen que la suplementación con vitamina D podría reducir el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares importantes, y añaden que “este efecto protector podría ser más más marcado en quienes toman estatinas y otros fármacos cardiovasculares al inicio del estudio”.
Tal y como señalan los expertos, aún son necesarias nuevas investigaciones que demuestren definitivamente la relación de los suplementos de vitamina D y las enfermedades cardiovasculares. Una relación sujeta al papel que juega esta vitamina en la función circulatoria y en la regulación de la presión arterial.
Pero además, es importante saber que en la prevención de los infartos y de otras enfermedades cardiovasculares influyen numerosos factores como la dieta, la práctica de ejercicio físico o el cuidado de los niveles de colesterol y la presión arterial.
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