“Cuando vemos en consulta un niño que tiene alergia a la leche o al huevo con niveles de anticuerpos altos, y que presenta reacciones frecuentes con mínimas cantidades del alimento al que es alérgico, valoramos iniciar el proceso de desensibilización para que la calidad de vida de estos niños y de sus familias sean mejores”.
Así lo explica la doctora Ana Pérez Montero, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, un centro sanitario que cuenta con una unidad pionera de desensibilización alimentaria para la leche y el huevo.
Esta especialista recuerda que la inducción de tolerancia, como también se llama a esta técnica o procedimiento, representa hoy en día una alternativa a los niños con alergia alimentaria que debe ser valorada en estos casos. Y aunque también implica esfuerzo y trabajo por parte de los pacientes y de sus familias, redundará en una mejor calidad de vida de los mismos.
Alergias alimentarias más frecuentes en niños
Pérez Montero subraya que la alergia a alimentos afecta a un número importante de niños, pero y que su prevalencia está aumentando en los últimos años: “En nuestro medio, los alimentos más implicados en las alergias alimentarias son la leche, el huevo, los pescados, las legumbres, las frutas, y los frutos secos. Normalmente se tiende a la tolerancia espontánea del alimento antes de los 5 años, pero entre un 10-15% de los pacientes no superan la alergia y son diagnosticados de alergia persistente”.
¿Qué suele hacerse en estos casos? La alergóloga mantiene que una vez diagnosticado el paciente el tratamiento recomendado en la alergia alimentaria es la evitación estricta del alimento al que tiene alergia. “Esto no siempre es tarea fácil y requiere de una gran colaboración del entorno del paciente y de su familia. Aun así, en ocasiones, y por tomas inadvertidas, el niño presenta reacciones graves que incluso pueden hacer peligrar su vida”, avisa la especialista.
No obstante, celebra que en los últimos años se han establecido distintos tratamientos para intentar modificar el curso de la enfermedad, mediante la inducción de tolerancia a alimentos por vía oral (SOTI): “Estos tratamientos se comenzaron a hacer para niños alérgicos a la leche y al huevo, ya que estos dos alimentos son de consumo habitual en nuestro país, y no siempre es fácil su evitación al encontrarse ocultos en múltiples productos”.
En qué consiste la desensibilización alimentaria
En concreto, la alergóloga del Hospital Universitario Quirón Salud que el tratamiento de desensibilización consiste en la administración oral del alimento al que el niño tiene alergia, comenzando por cantidades mínimas, y progresivamente crecientes hasta alcanzar la ración normal para su edad o la máxima dosis umbral tolerada.
“Este procedimiento debe ser realizado a nivel hospitalario por profesionales expertos en el reconocimiento y en el tratamiento de reacciones alérgicas graves. En los casos en los que no se consiga la tolerancia a dosis completa, se puede llegar a conseguir tolerancia parcial evitando así el riesgo de reacciones graves por contactos accidentales con mínimas cantidades del alimento”, asegura la doctora Pérez.
En un principio dice que se inicia la desensibilización en niños alérgicos a partir de los 5 años, dado que antes de esa edad se tiende a la tolerancia espontanea: “Con el tiempo hemos visto qué hay niños de menos edad que, por su clínica y sus niveles de alergia, posiblemente no vencerán esta alergia espontáneamente, y es por lo que hemos iniciado la desensibilización en niños más pequeños de 3 y 4 años”.
La desensibilización consiste en la administración oral del alimento al que el niño tiene alergia de forma progresiva
A su vez, destaca que también hay adolescentes y adultos que habían evitado durante muchos años la ingesta de estos alimentos a los que se ha logrado desensibilizar. “Con lo cual en ocasiones en la unidad de alergia tenemos pacientes de edades diferentes, todos con un mismo fin: vencer su alergia alimentaria”, celebra esta alergóloga.
Ahora bien, insiste, “la desensibilización alimentaria no es tarea fácil”, y exige que los pacientes sigan las instrucciones con todas las recomendaciones porque si no se cumplen podrían tener reacción.
“Los pacientes vienen un día a la semana al hospital a tomar la dosis del alimento al que queremos desensibilizar, y si esa dosis se tolera, deben tomarlo durante toda esa semana en su domicilio, hasta la siguiente semana, que acuden de nuevo al hospital a aumentar la dosis”, agrega esta experta.
Concretamente, especifica que el alimento deben tomarlo a una determinada hora en la que estén tranquilos, no pueden hacer ejercicio tras la toma, ni lo pueden tomar si están con fiebre. “Por eso es muy importante que la familia sepa que va a ser un trabajo duro, pero que se hace para intentar vencer esa alergia y que su calidad de vida mejore. Más del 80% de los pacientes vencen su alergia, pero hay un porcentaje que no la logra: reacciones repetidas, abandono. Es por estos pacientes por lo que seguimos trabando para intentar comprender un poco más esta alergia”, añade.
Puntos a tener en cuenta
En último lugar, la doctora Ana Pérez Montero remarca que los niños que además tienen asma bronquial deben tener bien controlado su bronquio, por lo que es importante el que tomen diariamente su medicación: “La desensibilización debe realizarse siempre en las mejores condiciones posibles porque si no podrían tener reacción”.
Esta especialista de Quirónsalud también recalca que se ha visto que hay un porcentaje de pacientes que al darles el alimento al que son alérgicos han debutado con una esofagitis eosinofílica. “Sospechamos esta patología cuando en repetidas tomas el niño se queja de dolor abdominal, vomita, o presenta un dolor faríngeo. En este caso suspendemos la desensibilización hasta que sean vistos por nuestros compañeros de Digestivo y confirmen o descarten esta patología. Si la confirman se suspende el alimento desapareciendo la esofagitis”, aclara.
“Una vez finalizada la desensibilización continuamos seguimiento en nuestras consultas externas los siguientes meses y posteriormente con revisiones anuales”, concluye la alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.