Entre Cañada Real y el metro más cercano en Vallecas, la zona más próxima de la ciudad de Madrid hay tres kilómetros. Un tramo sin asfaltar y sin iluminar, un descampado con desniveles que se enfanga en cuanto llueve. Un recorrido que hasta hace tres años los jóvenes de la Cañada Real de más de 16 años, que habían terminado la educación obligatoria y que querían seguir estudiando, tenían que recorrer andando cada mañana y cada tarde y que, generalmente, les quitaba las ganas de hacer cualquier esfuerzo académico.
En la actualidad, los jóvenes de más de 16 años que residen en Cañada Real no pueden acceder a las rutas escolares que hay implantadas en la zona por estar circunscritas a las edades de escolarización obligatoria. La falta de medios de transporte era una de las causas que inciden en el alto abandono de estudios de los jóvenes que residen en esta zona de Madrid y era una reivindicación histórica de las familias de Cañada Real y de las entidades sociales.
La falta de medios de transporte es una de las causas que inciden en el alto abandono de estudios de los jóvenes que residen en Cañada Real
En septiembre de 2020, la Fundación Mutua Madrileña puso en marcha una ruta lanzadera de autobús Cañada Real-Madrid para los jóvenes de más de 16 años de esa zona de Madrid que querían seguir estudiando. Lo hacía con el impulso de la Comunidad de Madrid y la gestión de la asociación El Fanal, que trabaja en la zona de Cañada Real.
Una ruta de autobús que, desde ese momento, no ha parado de crecer en usuarios y que se convirtió en una tabla de salvación durante el invierno de 2021, en plena pandemia, cuando los cortes de luz lo convirtieron en la única forma de llegar a las bibliotecas y poder estudiar para estos chicos. “Este autobús ha permitido que lo que podía llegar a ser desastre, un abandono escolar masivo, no haya sido así. Imagínate recorrer tres kilómetros para dos horas de clase si tienes turno partido; o ir a la biblioteca para seguir las clases online… no lo hubiesen hecho. Este autobús ha facilitado todo”, explica Rocío Díaz, educadora social, coordinadora de los proyectos de juventud de la Asociación El Fanal y responsable de la gestión del autobús.
Estudiantes de primero
Hoy en día, en este tercer curso escolar en el que el autobús está en marcha, lo utilizan 61 jóvenes, casi al 50% mujeres y hombres, y que no para de crecer mes a mes. “Este año hay muchos alumnos de primero: de Bachillerato, de grado medio de FP… Son jóvenes que empiezan a estudiar tras la ESO, que se han decidido porque está el autobús, porque si no, no lo harían”, añade Díaz.
El autobús lanzadera comunica Cañada Real con la estación de metro más cercana, “Sierra de Guadalupe”, en el barrio de Vallecas de Madrid, una puerta de entrada a toda la red pública de transportes de la comunidad. La ruta hace dos viajes de ida al día, por la mañana y por la tarde, y dos de vuelta. “Gracias a este autobús, y a la posibilidad de poder coger transporte público, ya no se quedan en formaciones y centros cercanos, sino que amplían el abanico de opciones formativas y tienen la posibilidad de vincular lo formativo a sus intereses personales, y no sólo a cuestiones de accesibilidad o cercanía", cuenta Rocío Díaz.
Omar es uno de los usuarios del autobús que estudia un grado medio de cocina y hostelería. “El bus nos ayuda muchísimo porque nos evita una caminata de 45 minutos. Ahora podemos estar en la boca de metro en 15 minutos y esto a mí me hace replantearme seguir con mis estudios, porque me facilita llegar a los sitios. En general, ahora los jóvenes de Cañada ya no buscan trabajo lo antes posible, gracias al autobús somos muchos los que preferimos ampliar los estudios y mejorar académica y profesionalmente”.
Logro de los propios jóvenes
La ruta de autobús para mayores de 16 años, que ya no están en edad de educación obligatoria, es en parte logro de los jóvenes de la zona. “La reivindicación de que necesitaban esta ruta parte de un grupo de jóvenes que empezó a hacer acciones: carteles, una carrera popular, escribieron al periódico para que publicase un artículo, fueron al pleno del distrito a reivindicar esta necesidad, etcétera. “El día que firmamos el Convenio con la Fundación Mutua, ese mismo día, les demostramos a estos jóvenes que se puede, que importan sus demandas y que son escuchadas. Fue un lograzo", explica Rocío.
Entre los jóvenes que lo pelearon está Said, que hoy en día es el coordinador de la ruta, un empleo que compagina con sus estudios y que él, más bien, considera un hobby: “Yo veo muy contentos a los chavales y la verdad es que les ha venido muy bien este autobús. Les ha facilitado muchísimo a la hora de estudiar, para ir a la biblioteca, o directamente al instituto, que era muy difícil”, contaba Said.
La integración social es otro de los logros de la ruta. “Estos jóvenes que utilizan la ruta salen a estudiar, a utilizar recursos educativos públicos como bibliotecas, se relacionan y hacen proyectos vitales fuera de Cañada y esto es parte fundamental para conseguir una integración social real”, cuentan.
El mayor éxito es conseguir que los jóvenes terminen, ya tenemos un ingeniero en Telecomunicaciones, termina Rocío, que añade que “esos chicos y chicas que terminan estudios superiores y consiguen un trabajo se van a convertir en referentes y las ganas de continuar estudiando y no quedarse en la formación básica se va a contagiar al resto”.