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La empresa sostenible, una apuesta ganadora

Convertirse en una compañía respetuosa con el medio ambiente es una decisión acertada que genera valor tanto dentro como fuera de la empresa

Ser una empresa sostenible es una decisión cada vez más común en el seno de las compañías, que buscan la manera de que su labor sea respetuosa con el entorno y el medio ambiente. Se trata no solo de revisar los proveedores, protocolos y los efectos de la actividad de la propia empresa más allá de sus cuatro paredes, sino de saber comunicar la importancia de estos cambios.

"Sostenible", recoge el diccionario de la Real Academia Española, es aquello que se puede mantener durante largo tiempo "sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente". Por eso, las acciones en las compañías deben ir destinadas a conseguir este fin, recordando que sus acciones de hoy tienen efecto mañana. No obstante, los beneficios de estos cambios no repercuten solo en el exterior de la empresa, sino que, a la larga, contribuyen a la mejora de la compañía de forma interna.

No obstante, tomar la decisión de ser sostenible también depende del país en el que la empresa desarrolle su labor. "Nuestro tejido productivo es diferente a otros países. Desde esa perspectiva se ha de buscar siempre ser sostenible económica, social y medioambientalmente, pero la estructura económica condiciona: sectores con bajo valor añadido, sectores muy depredadores con el territorio… partes de una base que no te coloca en la mejor posición", explica Orencio Vázquez, coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa (Observatorio de RSC).

A juicio de este experto, para tener muchas empresas sostenibles tiene existir un modelo económico sostenible. "Desde esa visión amplia: empleados que tengan condiciones dignas, un medio ambiente más saludable en todos los ámbitos…", comenta, al tiempo que señala otra de las condiciones clave: el entorno. "El aspecto cultural o político donde se mueva la empresa es determinante. En nuestro ecosistema quizá hay diferencias con otros entornos de economía desarrollada; a menor presión de la ciudadanía y de los gobiernos, las empresas carecen de esos incentivos para virar a un modelo sostenible", cuenta Vázquez.

Por eso, los factores mencionados condicionan finalmente la toma de decisiones dentro de las empresas, por lo que resulta indispensable que los cambios también se produzcan en esas áreas.

Empresas sostenibles.

Multitud de beneficios

A juicio de Vázquez, para convertirse en una empresas sostenible es primordial preguntarse, en resumen, dos cuestiones. La primera de ellas es "de dónde extraigo los beneficios y cómo contribuyo a su redistribución", explica. En este sentido, generar riqueza en el territorio en el que la compañía desarrolla su labor será determinante para dar el cambio. 

En segundo lugar, apunta el experto del Observatorio de RSC, la compañía tendrá que ser capaz de "detectar riesgos" y conseguir que "sus externalidades sean positivas", en función del tamaño de la empresa, la actividad que realiza, etc.

Con todo, ser una empresa sostenible supone beneficios para la empresa que, de otra forma, no se conseguirían. Entre otros, destacan los siguientes:

  • Mayor reputación: se trata de una cuestión que está ahora mismo en todos los baremos de valoración de las empresas. La imagen que desprende la compañía será clave para cerrar futuras operaciones.
  • Cercanía al consumidor consciente: la concienciación de la ciudadanía es cada vez mayor sobre los productos que consume, de dónde vienen o cómo se fabrican. Para un consumidor con unos valores cada vez más arraigados sobre el respeto al medio ambiente, será determinante que la compañía a la que adquiere los productos actúe conforme a sus ideas y convicciones.
  • Acceso a la financiación: en un momento en el que los gobiernos tratan de involucrar al sector financiero en este cambio, será clave que la inversión vaya destinada a proyectos sostenibles.
  • Trabajadores satisfechos: una compañía comprometida con el medio ambiente hará que su personal acuda a su puesto de trabajo convencido de que su empresa es responsable no solo con ellos mismos, sino con sus acciones.
  • Atractiva para accionistas e inversores: la empresa sostenible será más llamativa para estos grupos, que estudian dónde destinar su dinero también en base a la estrategia corporativa en esta línea.

Con todo, y aunque quedan frentes por mejorar como las cláusulas de contratación pública o la presentación de la información no financiera por parte de todas las empresas, la situación es "posibilista".

"Hay una oportunidad y hay que ver cómo se hace esa transición; es un momento de oportunidades y desafíos para cambiar el modelo y tener empresa sostenible", recuerda Vázquez, que insiste: "Las economías competitivas van a ser las que sean sostenibles y estén en sectores de mucho valor añadido, como digitalización e información".

Así las cosas, el cambio a empresa sostenible hará de la compañía un lugar cada vez más llamativo y le permitirá crecer en un entorno en el que la sostenibilidad es una condición necesaria para moverse con soltura.

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