Las energías renovables ya han dejado de ser 'la apuesta de futuro' para ser 'la herramienta del presente'. La mejor palanca de la senda de descarbonización para lograr un consumo energético sostenible. La Unión Europea lo sabe y ha dado luz verde para que sus estados miembros pongan en marcha medidas que adapten su sistema eléctrico a la producción de energía verde. Una oportunidad para España que, si no quiere quedarse atrás en la carrera por convertirse en un referente de este sector, debe ponerse 'las pilas'.
Esto es lo que reclaman los expertos. "España debería buscar soluciones transitorias para diseñar un mercado que reconozca el valor del respaldo, y tramitarlas con celeridad, para que el desarrollo de potencia renovable previsto no se vea afectado", explica Oscar Barrero, socio líder del Sector Energía de PwC. Barrero es coautor del informe "Integración de las Tecnologías Renovables en la Transición Energética", elaborado por PwC para Fundación Naturgy.
Esta investigación muestra como actualmente existen tres alternativas de integración de renovables para garantizar la seguridad de suministro en el sistema eléctrico. La primera es la gestión de la demanda, un mecanismo todavía pendiente de definición, para que los consumidores puedan reducir su consumo de forma voluntaria o programada. En segundo lugar está el almacenamiento, cuyo desarrollo tecnológico a día de hoy no garantiza un coste competitivo. Y, por último, aparece la capacidad de respaldo, con plantas de generación que permiten que haya suficiente potencia disponible para cubrir el suministro en momentos de máxima demanda o mínima generación renovable.
"Tradicionalmente, el diseño del sistema eléctrico se basaba en el equilibrio entre la seguridad de suministro y la eficiencia en costes, de cara a tener energía de forma segura y a precios asequibles para el consumidor", indica Alberto Martín, director del área del Sector Energía de PwC y coautor del informe. "Ahora, a esto hay que añadir la preferencia porque esta energía sea de origen renovable, en línea con los compromisos internacionales", añade.
La llave está en la tecnología
Las tecnologías térmicas son actualmente las más adecuadas para dar este servicio y, más concretamente, los ciclos combinados de gas natural. El propio Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), elaborado por el Ministerio, reconoce la importancia de la potencia de respaldo para el sistema eléctrico nacional, y señala que en el año 2030 debe permanecer en el sistema toda la potencia de ciclos combinados.
Asimismo, reconoce que para habilitar la integración de las renovables comprometidas es necesario instalar 6 GW de almacenamiento (3,5 en forma de bombeo y 2,5 de baterías) e impulsar la flexibilidad y la gestión de la demanda. Sin embargo, no existe un contexto de mercado que incentive estas tecnologías a contribuir al cumplimiento de los objetivos establecidos en el PNIEC.
Recursos naturales
"Las instalaciones renovables, dependientes de recursos naturales y, por tanto, intermitentes, no son gestionables y no siempre pueden asegurar estar disponibles para entrar a operar cuando se necesita energía", afirma Barrero. "En este contexto, la seguridad del suministro se convierte en una variable clave del sistema eléctrico y se hace necesario asegurar la existencia de soluciones de respaldo, así como su sostenibilidad", añade.
La autorización de la UE para implementar temporalmente mecanismos de respaldo se debe conseguir, de forma expresa, tras un proceso de tramitación en el que se analiza su necesidad e idoneidad, y que puede durar hasta dos años. "A esto hay que añadir que, para comenzar su tramitación, el tipo de mecanismo debe estar detalladamente diseñado de forma previa", según indica Alberto Martín, que detalla además los modelos que se aplican a nivel internacional para asegurar capacidad de respaldo.
Adaptarse al nuevo contexto
El mercado eléctrico actual no está diseñado para este nuevo contexto ya que ni atrae la inversión en renovables ni soluciones de respaldo. Por tanto, la transición energética debe llevar asociado un cambio en los mercados marginalistas tradicionales. Por estas causas, a nivel internacional, el modelo de mercado basado solo en la retribución a la energía tiende a desaparecer, en la medida que los países reconocen y retribuyen también el valor de la capacidad de respaldo, incorporando diferentes alternativas de retribución de la capacidad.
Muchos mercados disponen de alternativas para retribuir esta capacidad. Esto permite mantener la potencia de respaldo existente y, si fuera necesario, atraer la inversión a nueva potencia. Además, en algunos países estas alternativas contribuyen al desarrollo de soluciones de gestión de la generación, como el almacenamiento o la gestión de la demanda.
Todo ello facilita el despliegue de las tecnologías renovables. Estas alternativas se pueden estructurar por el lado de la generación, mediante la creación de mercados mayoristas de potencia, o por el lado de la demanda, regulando la obligación a los agentes de adquirir productos de capacidad o reserva para su propia demanda pico, bien vía mercado organizado o con contratos privados entre partes.
Se debe acelerar en la búsqueda de una solución transitoria, alineada con los países de nuestro entorno y, por tanto, ya "homologada" previamente por la Comisión Europea, que incentive a otras soluciones de transición. Esta acción es clave para la sostenibilidad del sistema eléctrico en España, como palanca de consecución de los ambiciosos objetivos de penetración renovable en el marco de Transición Energética.
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