El corazón es el órgano más importante del sistema circulatorio del cuerpo humano. Trabaja con los pulmones, para llevar oxígeno a la sangre y bombea esta sangre oxigenada por todo el cuerpo. Contiene un sistema eléctrico que produce impulsos para controlar el ritmo y la frecuencia cardiaca. Cuando el cuerpo necesita más sangre, aumenta la frecuencia cardiaca y disminuye en los periodos de descanso. El corazón late entre 60 y 100 veces por minuto, cualquier enfermedad o lesión debilita el corazón lo que hace que no llegue sangre suficiente al resto de los órganos.
Si el problema ocurre en el sistema eléctrico el ritmo cardiaco se vuelve irregular y se puede complicar el bombeo de sangre del corazón. Cuando esto ocurre, el ritmo cardiaco se acelera y se produce una fibrilación auricular. Las personas que sufren esta patología, su frecuencia cardiaca puede estar entre 100 y 175 latidos por minuto. Este ritmo cardiaco irregular se conoce como arritmia, una alteración de la conducción eléctrica normal del corazón, denominada ritmo sinusal, que hace que las aurículas, las cavidades superiores del corazón, no se contraigan debidamente y los ventrículos, las cavidades inferiores, lo hagan de forma irregular y más rápida de lo normal. “La fibrilación auricular es la presencia de un ritmo auricular desorganizado que suele acompañarse de un latido ventricular irregular. Es un diagnóstico que se establece mediante la realización de un electrocardiograma, aunque en ocasiones la detección de un pulso rápido e irregular puede dar una pista” explica el doctor Juan Manuel Fernández Gómez, jefe de la Unidad de Arritmias de los hospitales Quirónsalud Infanta Luisa , Quirónsalud Sagrado Corazón y Quirónsalud Huelva. Esta patología puede provocar coágulos en el corazón lo que aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardiaca y otras enfermedades relacionadas con el corazón.
La fibrilación auricular es la presencia de un ritmo auricular desorganizado que suele acompañarse de un latido ventricular irregularDr. Juan Manuel Fernández Gómez, cardiólogo
El riesgo de sufrir fibrilación auricular aumenta con la edad, pero también existen otros factores como el consumo excesivo de cafeína, alcohol o tabaco, así como antecedentes familiares, ciertas patologías cardiacas o la presencia de otras enfermedades como la hipertensión arterial que hacen que aumente las probabilidades de padecer esta enfermedad. Sin embargo, también puede presentarse en personas aparentemente sanas sin ningún problema de corazón. Y sin ningún síntoma, por lo que la arritmia se detectará al realizar un control médico rutinario. Otros pacientes pueden presentar palpitaciones, sensación de ahogo, dolor en el pecho, hinchazón de piernas, fatiga o mareos. “La arritmia puede ser permanente o puede ser lo que denominamos paroxística, es decir, que aparezca o desaparezca sin un claro desencadenante” añade el cardiólogo.
Los pacientes con fibrilación auricular deben mantener una alimentación saludable que incluya mucha fruta y verdura, cereales integrales, productos lácteos de bajo contenido graso, proteínas magras, frutos secos y semillas. Han de ser especialmente cuidadosos tomando alimentos bajos en sal, azúcares añadidos y grasas. Además, es clave, no caer en el sedentarismo, caminar cada día y moverse. Pero no deben correr, hacer largos recorridos en bicicleta o deportes que impliquen mucho esfuerzo cardiovascular, insiste el especialista.
Cuando existe una alteración en el ritmo cardiaco, hay un mayor riesgo de sufrir un ictus, sobre todo en personas mayores, con hipertensión o diabetes. Por eso es importante diagnosticar esta patología lo antes posible si se tiene alguno de los síntomas. El diagnóstico de una arritmia se confirma con un electrocardiograma, que registra gráficamente la actividad eléctrica del corazón, un análisis de sangre y un ecocardiograma con el que se podrán ver las causas de la arritmia y descartar la presencia de coágulos en las cavidades cardiacas. Una vez confirmada la existencia de fibrilación auricular, “el médico tiene que valorar, en primer lugar, la necesidad de iniciar un tratamiento anticoagulante, sea con heparina, Sintrom o los nuevos anticoagulantes orales. En segundo lugar, según el tiempo de evolución de la arritmia, se tendrá que ponderar si se requiere una cardioversión o mejor dar un tratamiento farmacológico para frenar la fibrilación auricular” puntualiza el doctor Fernández Gómez.
La cardioversión es un procedimiento que consiste en aplicar sobre el pecho del paciente, una descarga eléctrica, breve y controlada para restablecer el ritmo normal del corazón, se realiza bajo sedación y el paciente puede irse a casa después de recuperarse de los anestésicos. La cardioversión también puede llevarse a cabo con fármacos antiarrítmicos. En el caso de sufrir varios episodios de fibrilación auricular, el médico valorará la ablación cardiaca, un tratamiento que utiliza energía de frío o calor para producir pequeñas cicatrices en el corazón y así bloquear las señales cardiacas anómalas y restablecer los latidos normales. Se realiza también con sedación, mediante unos catéteres que se introducen por los vasos sanguíneos hasta el corazón (catéteres intracardiacos), este procedimiento permite eliminar la causa que, en algunos casos, provoca la arritmia.
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