El cuerpo humano está compuesto por millones de células que, para funcionar, necesitan oxígeno y sustancias que les aportan energía, como el azúcar y las grasas. Estas sustancias las transporta la sangre por todo el organismo a través del sistema circulatorio.
El corazón es el órgano principal del sistema circulatorio. Con cada latido envía sangre hacia la arteria aorta que, a través de diferentes ramificaciones, llega a todo el organismo. Hay que tener en cuenta que el corazón es un músculo y, como todos los músculos del cuerpo, para funcionar correctamente necesita oxígeno y nutrientes. Estos los obtiene de la sangre que le llega a través de las arterias coronarias que nacen de la aorta. Cuando las arterias se obstruyen, no llega el oxígeno y la sangre que necesita el corazón para latir. Entonces se produce el tan temido infarto agudo de miocardio, la causa más frecuente de muerte en el mundo desarrollado.
Como todos los músculos del cuerpo, el corazón necesita oxígeno y nutrientes para funcionar correctamente
El infarto se produce, en la mayoría de los casos, por la acumulación de grasa, colesterol, lo que se conoce como placa de ateroesclerosis. Si se produce una placa en las arterias coronarias, que son las que llevan el oxígeno y los nutrientes al corazón, impide el normal flujo sanguíneo y si se obstruye por completo se produce el infarto, que es la muerte de las células cardiacas. “Cuanto más tiempo esté sin oxígeno el corazón, mayor será el daño y la pérdida de células”, explica el doctor Paolo Racugno, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Valencia. “Se estima que después de 12-24 horas el tejido será totalmente irrecuperable. Si se sobrevive a un infarto, la parte muerta del corazón no colaborará en el bombeo del órgano, lo cual llevará a una situación crónica llamada insuficiencia cardiaca”.
El infarto se produce, en la mayoría de los casos, por la acumulación de grasa, colesterol, lo que se conoce como placa de ateroesclerosis
A medida que se van cumpliendo años, la acumulación de placa endurece y estrecha las arterias, por lo que se puede decir que uno de los factores de riesgo de sufrir un infarto es la edad, además del tabaquismo, la diabetes, la hipertensión y la hipercolesterolemia. No obstante, personas jóvenes también pueden sufrir un infarto si acumulan alguno de los factores de riesgo, y los síntomas son diferentes a los de las personas mayores. Estos síntomas suelen ser un dolor opresivo en el tórax que se extiende por el brazo izquierdo, el cuello y la mandíbula, junto con una sudoración fría, náuseas, vómitos y, por supuesto, falta de aire. Sin embargo, “no hay que dejar de considerar dolores localizados en la boca del estómago (epigastrio), en la región intraescapular y el brazo derecho. Y en mujeres tampoco es raro encontrar síntomas diferentes en cuando a localización y características, llevando a menudo a diagnósticos tardíos con consecuencias catastróficas”, añade el cardiólogo.
Entre las personas que sufren un infarto, uno de cada diez se presenta como una muerte súbita, es decir, una parada cardiaca repentina e inesperada, apunta el Dr. Rafael Florenciano, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Torrevieja. Suele ocurrir en personas jóvenes, sanas y en buena forma física. “La respiración y el flujo sanguíneo se detienen inmediatamente y, en cuestión de segundos, la persona queda inconsciente y muere. Esto sucede como consecuencia de una fibrilación ventricular (arritmia muy grave) que solo se puede revertir con una desfibrilación inmediata. Por eso es muy importante que haya desfibriladores semiautomáticos, fáciles de manejar, en los lugares públicos”, ha apuntado el especialista.
Uno de cada diez infartos se presenta como una muerte súbita, es decir, una parada cardiaca repentina e inesperada
Cuando la muerte súbita sucede en adolescentes o en adultos jóvenes suele ser como consecuencia de alguna enfermedad del corazón no diagnosticada, como puede ser una enfermedad cardiaca congénita, lo que puede provocar una muerte repentina mientras se realiza una actividad física. “En la población con menos de 35 años hay mayor predomino de las miocardiopatías, como la cardiomiopatía hipertrófica o la cardiomiopatía arritmogénica, en cuyos casos es más frecuente que la muerte súbita se produzca con los esfuerzos físicos”,afirma el doctor Florenciano. Por eso es importante que los deportistas más jóvenes se hagan un electrocardiograma para detectar cualquier posible alteración cardiaca y, si la hubiera, con otras pruebas más específicas (ecocardiograma, Holter ECG, TAC, prueba de esfuerzo) desechar otros problemas más graves de corazón.
Como hemos visto, el infarto es la causa más frecuente de muerte súbita, y como este suceso no se sabe cuándo va a suceder es importante cambiar algunos hábitos cotidianos para prevenir el ataque al corazón. El Dr. Racugno señala que se trata de cambios sencillos como mantener una vida activa, no sedentaria, realizando media hora de ejercicio físico moderado cada día y controlando la presión arterial, los niveles de colesterol y de azúcar en sangre, además de no consumir tabaco y llevar una dieta saludable rica en frutas y verduras frescas, concluye el especialista de Quirónsalud.