La ‘nube’ no es solo un almacén, es un centro de inteligencia de negocio
La nube es un instrumento útil para guardar información. Pero sus prestaciones van mucho más allá gracias a la computación en la nube. No es sólo que guarde información, sino que permite que empresas de todo tamaño se beneficien de la capacidad de computación que necesitan, en la cantidad que requieren, y pagando sólo por el tiempo que precisan, medido en segundos. Isaac Hernández, Country Manager de Google Cloud Iberia, desgrana los niveles a los que un usuario puede beneficiarse de la computación en la nube.
Por un lado está la infraestructura como servicio, por el que el usuario alquila los servidores de los proveedores. Las plataformas de computación en la nube, por su parte, sirven para desarrollar nuevas aplicaciones. Una tercera categoría es el software como servicio, en la que caen las aplicaciones que están alojadas en la nube, abiertas al uso del cliente final.
El uso de servidores externos también abre la posibilidad de beneficiarse de la inteligencia artificial y del aprendizaje de máquina. Herández cuenta cómo Google ofrece tres niveles de uso de esa inteligencia. El primero es un uso directo a partir de aplicaciones de la compañía, como la traducción directa o la transcripción de textos. Un segundo nivel lo constituyen plataformas que se pueden entrenar con tus propios datos. Y un tercer nivel permite fabricar esos modelos de computación con facilidad.
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