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La movilidad por carretera viaja de forma sostenible

El transporte terrestre seguirá siendo la principal apuesta de viajeros y mercancías. Un escenario con el que trabajan empresas y administraciones para convertirlo en alternativa comprometida con el medio ambiente

Una de las enseñanzas que ha dejado la pandemia es la necesidad vital que tiene el ser humano de moverse con libertad. Y, si se da un paso más, la necesidad de tener acceso a los suministros con un pequeño paseo o con un sólo 'click'. Las conexiones aéreas, ferroviarias y marítimas han ayudado en los últimos años a satisfacer esta necesidad. Pero la vía que sigue gobernando esta movilidad de personas y mercancías sigue siendo la carretera.

Según los datos del Observatorio del Transporte y la Logística en España (OTLE), perteneciente al Ministerio de Transportes, el 86% de los viajeros nacionales y el 95% de las mercancías se desplazan por carretera. Una importancia de esta vía de comunicación que coloca a España como uno de los países europeos con mayor dependencia de las carreteras, según los datos de Eurostat. 

Esta tendencia obliga a usuarios, administraciones y empresas a caminar hacia una movilidad interurbana que sea responsable con el medio ambiente. Aquí es donde aparece el concepto de "movilidad sostenible". Un término que defiende los desplazamientos integrados en un sistema de transporte eficiente, inclusivo y responsable con el medioambiente. 

Una vía que defiende que el movimiento de personas y bienes por carretera se debe hacer desde una línea que asegure la calidad de vida de la ciudadanía sin comprometer el equilibrio medioambiental y las necesidades de las generaciones futuras. Todo ello, sin crear sesgos. El escenario de movilidad comprometida con el planeta debe ser accesible y asequible para todos los ciudadanos.

Un reto que afecta a todos los sectores

La revolución sostenible es un reto que involucra a todas empresas de los diferentes sectores de la economía. Las grandes compañías ya incluyen en sus compromisos con el medio ambiente alternativas de movilidad que sean responsables. Grandes energéticas, como Iberdrola, Naturgy o Endesa, han puesto en marcha sus propios coches eléctricos y puntos de recarga.

Incluso, Repsol, la gran petrolera, ya cuenta con su propia compañía de coche compartido con vehículos cero emisiones. Pero este tema va más allá de los grandes expertos en energía y los fabricantes de vehículos. Mercadona, la principal cadena de gran distribución en España, ya realiza sus repartos a domicilio con camiones eléctricos.

En las infraestructuras, Abertis es una empresa que destaca en poner 'toda la carne en el asador' para lograr una movilidad sostenible. La concesionaria ha implementado proyectos para la reducción del consumo en sus autopistas, mediante luces de menor consumo o instalaciones fotovoltaicas.

En este sentido, Abertis también cuenta con avances de economía circular con materiales reciclados en los procesos de mantenimiento y construcción de sus carreteras. Mapfre lleva años trabajando en esa dirección. La aseguradora lanzó la estrategia SAM 3.0 con el objetivo de impulsar las capacidades necesarias en el ámbito del automóvil para convertirse en un actor destacado de la nueva movilidad, marcada por el coche autónomo y conectado y la economía colaborativa.

¿En qué dirección se mueve la administración?

Estos ejemplos evidencian que las grandes empresas se mueven en la misma dirección. Y algunas administraciones también. En Amsterdam, Holanda, se camina con el objetivo "Aire Limpio 2025", que pretende eliminar las emisiones de CO2 vinculadas al transporte de vehículos. Para llevarlo a cabo, se están tomando medidas como la sustitución de autobuses por modelos cero emisiones, la renovación de la flota de taxis o la restricción de coches contaminantes a determinadas zonas.

En Hong Kong, uno de los territorios con mayores problemas de contaminación del mundo, se ha fomentado la compra y uso de vehículos eléctricos suspendiendo el impuesto de matriculación. En esta línea, Ciudad de México se ha comprometió junto a París y Atenas a la prohibición de la circulación de los vehículos diésel a partir del año 2025.

Sin ir más lejos, en Madrid, el año pasado, se puso en marcha una nueva ordenanza de movilidad sostenible para conseguir una reducción próxima al 40% de las emisiones de NO2 (dióxido de nitrógeno) para cumplir con las cifras impuestas desde Bruselas. Viendo que empresas y administraciones están de acuerdo parece evidente que la movilidad por carretera ya viaja de forma sostenible.  

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