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Neuromodulación como alternativa a los fármacos para aliviar los síntomas del Párkinson

La estimulación cerebral profunda consiste en la implantación de electrodos dentro de ciertas áreas del cerebro. Entre sus beneficios figuran el alivio del temblor, la rigidez, la lentitud del movimiento o los síntomas cardinales de la enfermedad, al mismo tiempo que permite reducir drásticamente la toma de medicación.

Aunque la enfermedad de Párkinson suele asociarse con síntomas motores, como el temblor, la rigidez o los trastornos de la marcha, entre un 30 y un 40% de los pacientes no presentan temblores y, en muchas ocasiones, antes del comienzo de los síntomas motores, se presentan otros, como los trastornos cognitivos o gastrointestinales, lo que dificulta su diagnóstico precoz. 

Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), esta enfermedad neurológica, crónica, y progresiva, afecta en España a al menos 150.000 personas y cada año se diagnostican unos 10.000 nuevos casos. Esto la convierte en la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en nuestro país tras la enfermedad de Alzheimer, y se estima que para el año 2030 se habrán triplicado sus cifras.

El doctor Pedro Roldán, especialista en Neurocirugía que ha implantado la nueva técnica de neuroestimulación con anestesia general en el Hospital El Pilar, del grupo Quirónsalud en Barcelona, indica que las principales razones que explicarían ese incremento en las cifras de afectados de últimas décadas, tanto de la incidencia como de la prevalencia son: el aumento de la esperanza de vida, los avances diagnósticos y terapéuticos, así como un mejor conocimiento social y científico de la enfermedad.

El Párkinson es una enfermedad neurológica, crónica, y progresiva que afecta a al menos 150.000 personas en España

El envejecimiento es el factor no modificable más importante para padecer esta enfermedad, que está relacionada claramente con el incremento de la edad. Sin embargo, aunque el 70% de los pacientes diagnosticados con Párkinson superan los 65 años, el especialista de Quirónsalud aclara que no es una enfermedad exclusiva de las personas de edades más avanzadas y recuerda que el 15% de los casos se dan en menores de 50 años. “Incluso pueden encontrarse pacientes en los que esta enfermedad se inicia en la infancia o incluso en la adolescencia”, destaca. 

Los temblores son uno de los síntomas característicos del Párkinson.

Cúando se puede optar a la neuromodulación

En esta enfermedad neurodegenerativa que afecta al movimiento, prosigue el especialista de Quirónsalud, sus síntomas se agravan a medida que progresa. “Esto motiva que haya pacientes que acaban siendo refractarios a los tratamientos farmacológicos convencionales o que experimentan efectos secundarios difícilmente tolerables. Para ellos existe la alternativa de la estimulación cerebral profunda, que consiste en la implantación de electrodos dentro de ciertas áreas del cerebro”.

Entre sus beneficios se encontraría el alivio del temblor, la rigidez y la lentitud del movimiento, síntomas cardinales de la enfermedad; al mismo tiempo que permite reducir drásticamente la toma de medicación, evitando así los molestos efectos secundarios de la misma. Aunque la principal indicación de esta intervención es para pacientes con enfermedad de Párkinson, también está indicado en otras patologías, como el temblor esencial, la distonía y otras enfermedades neurológicas como la epilepsia, o ciertos trastornos psiquiátricos como el trastorno obsesivo compulsivo, entre otros.

La neuromodulación también permite reducir la dependencia de fármacos.

Anestesia para colocar los electrodos

En cuanto a la implantación de electrodos, hoy en día, y en la mayor parte de los centros sanitarios esta se realiza con el paciente despierto, dadas las dificultades que hasta ahora existían para poder identificar de forma correcta que la ubicación de los electrodos estaba en la zona planificada. "Las mejoras que ha habido en los últimos años en los equipos de resonancia nos ofrecen una imagen de muy buena calidad que ahora nos permite hacer esta localización de una forma directa", comenta el doctor Roldán.

Entre un 30 y un 40% de los pacientes de Párkinson no presentan temblores ni otros síntomas motores

Además, mediante esta técnica el paciente no sufre ni en el preoperatorio, ni tampoco en el intraoperatorio. “Nos permite darle de alta mucho más tempranamente sin muchos de los efectos desagradables de la abstinencia a su medicación y sin sufrimiento operatorio, ya que estos se operan bajo anestesia general. Además, cuidamos del aspecto estético y tampoco se rasura la cabeza, con lo cual su percepción de enfermedad es mucho menor y se atreven a salir antes del hospital y a reincorporarse cuanto antes a su vida cotidiana", añade el especialista en Neurocirugía del Hospital barcelonés de El Pilar.

Menor tiempo quirúrgico

En este nuevo abordaje de la estimulación cerebral profunda primero se lleva a cabo una resonancia magnética cerebral, realizada bajo anestesia general, para evitar los temblores del paciente que puedan afectar a la imagen, así como una tomografía computarizada craneal con contraste. “El objetivo de ambas pruebas de imagen es permitir al cirujano la planificación precisa para la colocación de los electrodos”, agrega el neurocirujano.

Ya el día de la operación, el paciente vuelve a ser anestesiado de forma completa y se le colocan los electrodos según lo planificado, resalta el Dr. Roldán: “Una vez que se ha llevado a cabo la intervención, se realiza un escáner de verificación, por si fuera preciso el reposicionamiento de alguno de los electrodos en el mismo acto quirúrgico. Cuando se ha comprobado la correcta colocación, se procede a la implantación y a la conexión al neurogenerador de impulsos”.

Todo ello se realiza con incisiones en la piel muy pequeñas y siguiendo un riguroso control estético, según afirma el doctor Roldán. Gracias a ello “es posible hacer todo el procedimiento en una sola sesión de aproximadamente 3 horas, disminuyendo en un 40% el tiempo quirúrgico habitual”, celebra.  

“Con esta técnica, un proceso hospitalario que antes nos llevaba de media entre siete y ocho días ahora es posible hacerlo en entre dos y tres días”, valora el doctor Pedro Roldán, quien destaca igualmente que el material implantado es de ultimísima generación: "Contamos con electrodos direccionales y neurogeneradores recargables de vanguardia que permiten disminuir, aún más si cabe, los posibles efectos adversos de la terapia, así como alargar significativamente la vida útil del dispositivo".

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