La anorexia nerviosa tiene un gran impacto negativo sobre la vida familiar, social, y laboral, de quien la padece. Afecta fundamentalmente a mujeres jóvenes, con menos de 20 años, pero tampoco respeta otras edades, ni tampoco a los varones. Suele aparecer en una edad tan importante para el desarrollo personal y profesional de las pacientes, donde sientan las bases de su futuro.
“Las personas que padecen anorexia nerviosa sienten un miedo intenso a engordar, y están excesivamente preocupadas por su silueta. Como consecuencia, presentan conductas anómalas en cuanto a la alimentación, al peso, y a la silueta corporal. La persona puede verse gorda o desproporcionada, a pesar de tener un peso por debajo de lo que es considerado normal”, explica la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB).
Se trata por tanto, de un trastorno en la percepción de la imagen corporal de las pacientes, que no se ven delgadas, y que presentan miedo o rechazo a comer. “Todo ello redunda en una pérdida de peso importante, que puede desembocar en desnutrición, y que puede acompañarse de otros problemas psicológicos como ansiedad, depresión, conductas obsesivas, y rechazo social, que distorsionan en última instancia la vida de las pacientes y la de sus familias”, lamenta el doctor Gonzalo Martín Peña, jefe de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Sin llegar al extremo de los casos más graves, sí hay pacientes con anorexia nerviosa en las que el tratamiento clásico con técnicas psicológicas, psiquiátricas, o con fármacos, puede mejorarlas lo suficiente. En cambio, hay pacientes en las que estos métodos y todos los esfuerzos fracasan, según advierte el experto.
“Aunque hay pacientes que se curan, y tras unos meses o pocos años se recuperan totalmente, en otros casos se agotan todos los recursos terapéuticos para tratar a las pacientes más graves. Por eso, las personas que desarrollan anorexia nerviosa grave pueden beneficiarse de nuevas técnicas neuroquirúrgicas. En función de características concretas y estudios exhaustivos, pueden seleccionarse los pacientes candidatos para un tratamiento con Radiocirugía, que es la principal vía para afrontarla”, señala por su parte el experto del Servicio de Neurocirugía de Ruber Internacional, el doctor Roberto Martínez.
Se sabe que en el sistema límbico del cerebro se modulan las emociones o la agresividad en la persona, y está muy relacionado con los trastornos obsesivos o depresivos. "El avance en las neurociencias y de las técnicas de imagen han encontrado alteraciones en la función de algunas áreas cerebrales relacionadas con la enfermedad y con los trastornos psicológicos. Al bloquearlas se disminuye en gran medida algunos trastornos, como la ansiedad que acompaña la anorexia nerviosa”, agrega el especialista.
De hecho, el doctor Martín Peña destaca que el avance en los métodos quirúrgicos muy sofisticados, precisos y poco agresivos, como la estimulación cerebral profunda, o bien en las técnicas menos cruentas como la ‘cingulotomia’ con Gamma Knife (procedimiento de radiocirugía que nos atañe en este artículo), han permitido una mejoría funcional importante en más de la mitad de las pacientes con trastornos más graves de anorexia.
Entre las ventajas de estas técnicas, este experto de Ruber Internacional señala que, aunque sólo permiten una ganancia moderada en el peso, consiguen un mejoría importante en el estado emocional de la paciente de anorexia nerviosa, que alivia el sufrimiento de éstas, a la vez que mejora su situación anímica e intelectual, facilitando hacer una vida más normal y poder aprovechar unos años de vida críticos para su futuro, y que de otra forma serian irrecuperables.
Los centros en los que se realizan estos tratamientos son muy específicos, ya que precisan de un grado de especialización muy alto: el Hospital Ruber Internacional es el único centro en España con este sistema de radiocirugía de Gamma Knife. Además, el acceso a estos tratamientos para muchos pacientes suele ser difícil, que también se ve dificultado porque muchos especialistas, que tratan estos casos de anorexia nerviosa, que desconocen esta alternativa o la ven con un exagerado escepticismo. En este centro ya han sido tratados más de 10 pacientes con esta técnica con una mejoría muy notable de su situación en más del 70%, y en algún caso se consiguió la vuelta a una vida prácticamente normal.
“Aunque no supone una solución definitiva para esta enfermedad, sin duda estos nuevos métodos de tratamiento ofrecen una esperanza para estas pacientes y sus familias", subraya por su parte la doctora Cristina Torres, también del servicio de Neurocirugía del Hospital Ruber Internacional.
‘Radiocirugía' no significa procedimiento quirúrgico
Concretamente, la radiocirugía con ‘Gamma Knife’ es una tecnología de “suma precisión”, según describe la doctora Torres, que permite bloquear aquellas conexiones neuronales del sistema límbico que activan la ansiedad enfermiza típica que atenaza a estas pacientes.
“El término ‘Radiocirugía’ no significa que éste sea un procedimiento quirúrgico cruento. Es un tratamiento sin incisiones, y que no precisa de anestesia general, salvo en casos especiales como en el de los niños. Tampoco requiere de una preparación especial los días previos, salvo que el paciente sea portador de brackets metálicos, en cuyo caso hay que quitarlos para que los estudios de resonancia magnética tengan la calidad adecuada. No hay ningún problema con los implantes fijos, o con la barra de sujeción que se coloca en la cara posterior de la dentadura tras haber llevado brackets”, precisa por su parte el doctor Martínez.
En concreto, es una “avanzada técnica de irradiación” donde se combinan los conceptos de alta dosis y máxima precisión en la aplicación de la misma. En concreto, la doctora Torres agrega que el empleo de esta técnica siempre se individualiza, y requiere de serie de test psicológicos y psiquiátricos previos.
Además, se elabora un mapa del cerebro del paciente, de forma que se localice con precisión la zona objetivo del tratamiento que se alcanza mediante técnicas computarizadas de neuronavegación. “Aquí entra en juego la vanguardia del diagnóstico por imagen, desde una resonancia magnética, hasta un TAC, o pruebas moleculares de imagen y de arteriografía”, puntualiza la experta.
Con ello, el equipo de neurocirujanos obtiene el punto milimétricamente exacto para la irradiación, y donde han visto que se activa la ansiedad patológica del paciente. Esta radiación es 100 veces menor que con otros sistemas similares de radioterapia, por lo que otra de sus ventajas es que evita daños en las partes sanas del cerebro, a la vez que es una técnica mínimamente indolora; dos aspectos que en el caso del sistema nervioso son de suma importancia.
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