Es indudable que un embarazo nos cambia la vida…pero también la piel.
Durante el mismo, las hormonas femeninas aumentan de forma más que notable y, aunque no todas las mujeres experimentan cambios, la gran mayoría pueden sufrir alteraciones en forma de manchas, erupciones e incluso enrojecimiento en determinadas áreas que pueden verse incluso agravadas especialmente cuando las exponemos al sol.
Además, las mujeres embarazadas tienen mayor predisposición a desarrollar celulitis durante su estado de buena esperanza.
A continuación, unos pequeños consejos que la Dra. Lucía Gámez, dermatóloga del Hospital Quirónsalud Valencia, comparte con nosotros para evitar o, al menos, paliar en medida de lo posible estos cambios en nuestra piel.
- Las manchas
Este problema afecta aproximadamente al 90% de las gestantes, sobre todo a las que tienen un fototipo más alto, de piel oscura. La piel se oscurece como consecuencia de la mayor síntesis de melanina causada por el aumento de estrógenos y progesterona. Estos cambios de pigmentación suelen darse en zonas muy concretas como las areolas mamarias, línea central del abdomen (conocida como la línea alba), y a nivel facial se extienden en la frente, mejillas o en el labio superior.
En estos casos, el primero de los pasos es, ante todo, la prevención. Aunque siempre hay que llevar una fotoprotección adecuada, durante el embarazo nuestra piel agradecerá especialmente esta pantalla protectora que nos ayudará a prevenir que estas manchas empeoren, especialmente durante el segundo trimestre del embarazo, que es cuando se alteran aún más.
Para solucionar el problema de las manchas se pueden usar -siempre bajo prescripción médica- cremas con agentes despigmentantes.
2. Los lunares
Aunque es muy común entre las gestantes, es importante que cualquier alteración de los lunares o pecas sea valorada por un especialista, tanto a nivel de tamaño como si empiezan a picar o a sangrar.
3. Las estrías
La piel del abdomen, muslos, caderas, glúteos, pechos e ingles sufre especialmente las consecuencias del aumento de volumen que implica un embarazo generando las antiestéticas estrías.
Par prevenirlas, es muy recomendable hidratar la piel con cremas y emolientes tonificantes ricos en vitamina A. Hay que hacerlo tomándose su tiempo, es muy importante que el cosmético penetre en la capa más profunda de la piel, y se recomienda repetir la aplicación al menos dos o tres veces al día.
4. Posparto: flacidez, celulitis y grasa acumulada
La pérdida excesiva de peso va acompañada de flacidez y nódulos de grasa acumulada. Todo tiene solución pero los especialistas en dermatología y medicina estética recomiendan realizarse los tratamientos más adecuados para cada necesidad pasados, al menos, de dos a cuatro meses después del parto. Nada se consigue con prisas y hay que dejar que nuestro cuerpo se recupere poco a poco antes de abordar problemas específicos.
Son aconsejables, y muy de agradecer, masajes adaptados a las necesidades de cada persona. También ayudará adaptar a la nueva rutina a un plan de alimentación diseñado por un especialista que incluya los nutrientes necesarios sobre todo para las madres lactantes.
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