El secuestro pulmonar es una malformación congénita poco frecuente, que padecen entre el 0,15 y el 1,8% de la población. Es peligrosa porque una parte del pulmón no funciona y se pueden producir de forma reiterada infecciones; aunque en los casos más graves este cuadro podría derivar en un fallo cardíaco.
Según explica un estudio publicado en 2012 en la revista de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), ‘Archivos de Bronconeumología, el secuestro pulmonar tiene lugar cuando una parte del pulmón se encuentra separada de forma anormal del resto del pulmón, y además no funciona. “Es una masa de tejido pulmonar que no se comunica con la vía respiratoria central, y que recibe su aporte sanguíneo a través de la circulación general de la sangre”, señala.
El doctor Eduardo Crespo Vallejo, jefe de Radiología Vascular e Intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz y de los hospitales públicos gestionados por Quirónsalud en la Comunidad de Madrid, añade en este sentido que se trata de un tejido pulmonar displásico, que no se comunica con el árbol traqueobronquial, y “que tiene un suministro arterial sistémico aberrante”.
Es importante realizar un diagnóstico y tratamiento precoz de estas malformaciones congénitas con el objetivo de prevenir el desarrollo de complicaciones
El experto indica que puede producir infecciones de repetición, con la consiguiente destrucción del parénquima pulmonar (zona del pulmón encargada de la transferencia de gas, y donde se sitúan, por ejemplo, los alveolos o los bronquiolos), y en los casos más graves hemoptisis o hemorragias pulmonares, e incluso hipertensión pulmonar e insuficiencia cardíaca congestiva severa, que podría conducir a un fallo cardíaco.
Por ello, destaca la importancia de realizar un diagnóstico y tratamiento precoz de estas malformaciones congénitas en caso de repercusión hemodinámica, o de infecciones de repetición, con el objetivo de prevenir el desarrollo de complicaciones.
Las intralobulares son lesiones adquiridas posiblemente como consecuencia de una obstrucción bronquial crónica o de una neumonía
Desde la SEPAR precisan que estas malformaciones se dividen en dos tipos: intralobulares y en extralobulares. “Las intralobulares son lesiones adquiridas, posiblemente como consecuencia de una obstrucción bronquial crónica o de una neumonía. El 98% se producen en los lóbulos inferiores y se caracterizan por no estar recubiertos de pleura propia. Su irrigación arterial proviene de una arteria de la circulación sistémica, mientras que el drenaje venoso se realiza al a circulación pulmonar. La incidencia máxima del secuestro intralobular se sitúa en adultos jóvenes, y los síntomas suelen consistir en infecciones de repetición”, explica.
Mientras, señala que los secuestros extralobulares son lesiones congénitas que se detectan en la mayor parte de casos en la infancia, localizándose el 60% en el hemitórax izquierdo. Se caracterizan por tener envoltura pleural propia. Su irrigación arterial se produce a través de la circulación sistémica, mientras que el retorno venoso es lo que les diferencia de los intralobulares, al realizarse a través de la circulación general. Suelen ser asintomáticos, aunque es frecuente que se asocien a otras anomalías congénitas, como la hernia diafragmática o la cardiopatía congénita.
Concretamente, pueden detectarse en las radiografías de tórax, como opacidades focales de bordes bien o mal definidos, añade la SEPAR. A su vez, indica que el tratamiento tradicional ha sido la cirugía, pero en los últimos años la embolización endovascular es la técnica cada vez más utilizada.
En este sentido, el doctor Crespo Vallejo subraya que la embolización de los vasos sistémicos en los secuestros pulmonares representa una “alternativa terapéutica factible”, y un recurso a tener en cuenta en casos seleccionados, que puede incluso constituir la primera línea de tratamiento en los centros experimentados.
Se han descrito incluso involuciones totales de las lesiones parenquimatosas tras la embolización
“Este procedimiento se posiciona como la gran alternativa al tratamiento de elección hasta el momento para esta patología, que se ha basado en la lobectomía pulmonar, con resección del lóbulo pulmonar afecto”, indica el jefe de Radiología Vascular e Intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz.
Las ventajas de esta técnica
De hecho, subraya que se trata de una técnica menos invasiva que la intervención quirúrgica clásica, y entre los beneficios de la embolización destaca la reducción de riesgos operatorios, así como de complicaciones postoperatorias, además de la disminución del tiempo de hospitalización, la ausencia de cicatriz postquirúrgica y el hecho de que se evite la aparición de escoliosis y de ‘pectus excavatum’ (deformidad de la caja torácica) asociados a las toracotomías (cirugía habitual).
“Se han descrito incluso involuciones totales de las lesiones parenquimatosas tras la embolización. En caso de fallo del tratamiento endovascular, este abordaje no impide la prescripción de la exéresis o resección quirúrgica, incluso mediante técnicas mínimamente invasivas”, remarca el especialista.
Precisamente, los servicios de Radiología Vascular e Intervencionista y de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz han realizado recientemente una intervención de secuestro pulmonar a una paciente de 19 meses, mediante este procedimiento de embolización, como alternativa a la cirugía clásica. La operación resultó ser un éxito, y permitió dar de alta a la pequeña en tan sólo 48 horas.
El procedimiento se realizó en 35 minutos y la paciente ha tenido una evolución muy positiva, siendo dada de alta a las 48 horas
La intervención la realizaron los doctores Crespo y Álvaro Villalba, de la Sección de Radiología Vascular, así como Gloria Pérez y Pablo Aguado, del Servicio de Cirugía Pediátrica del citado centro hospitalario.
Concretamente, la paciente de 19 meses contaba con un diagnóstico prenatal de malformación pulmonar: un secuestro pulmonar intralobular en lóbulo inferior derecho, con una rama aferente procedente de la aorta abdominal de 4 milímetros de calibre, y un drenaje venoso a las venas pulmonares, confirmado mediante radiografías y angioTC, que había presentado varios procesos infecciosos.
"El procedimiento se realizó en 35 minutos y la paciente ha tenido una evolución muy positiva, siendo dada de alta a las 48 horas", explica el jefe de Radiología Vascular e Intervencionista de la Fundación Jiménez Díaz, quien confía en que la pequeña siga la misma trayectoria en los próximos meses. El protocolo establecido de seguimiento, que incluye una radiografía de control a las 24 horas de la intervención y sucesivas seriadas cada 6 meses, lo confirmará, aseguran desde la institución.
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