Todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad. Y si esta llega en forma de un proyecto de futuro, ilusionante y que insufle vida, empleo y energía (¡limpia!) a todo un territorio, mejor que mejor. Ese es el planteamiento, audazmente circular, de un proyecto llevado a cabo por la energética Endesa para realizar una transición justa en sus centrales térmicas en fase de cierre y desmantelamiento.
Con la mente puesta en el objetivo de lograr una descarbonización total en el año 2040, hace dos años, la compañía tomo la iniciativa de empezar a solicitar el cierre de sus centrales térmicas en España. El proceso comenzó con las plantas de Andorra (Teruel) y Compostilla (León), a las que un año después se unió Carboneras (Almería) y, más recientemente, As Pontes (A Coruña).
El cese total y ajustado a la ley de actividades parecía la opción más natural, especialmente dado que la medida no sólo obedecía a un cambio de estrategia de la compañía, sino que llegaba también de manera natural por el cambio regulatorio y de modelo energético en toda Europa. Pero la empresa pensó que esas plantas, que constituían una parte importante de su historia, sus trabajadores y familias y las empresas auxiliares que les habían prestado servicio, en algunos casos, desde hacía 75 años, merecían otro tipo de final. Un final que, de hecho, no lo fuera en absoluto.
Futur-e se apoya en la creación de valor compartido con los agentes locales implicados: empresa, trabajadores, ayuntamientos y comunidades autónomas
Así surge Futur-e. Un proyecto que busca generar alternativas sostenibles para los entornos de las centrales térmicas de Endesa que cesan su actividad. De esta manera, se busca mitigar el impacto que, a todos los niveles –social, económico y laboral–, estos cierres tienen sobre la población local y la actividad del entorno. “Endesa no se va; se queda”, asegura Juan Álvarez Avello, responsable de los planes Futur-e de Endesa.“No vamos a abandonar unos territorios que nos son muy queridos y que en algunos casos, como en el de Ponferrada y la planta de Compostilla, son el origen de la propia compañía, sino que los acompañamos en su evolución”, señala.
El objetivo final de Futur-e es transformar el cese de una actividad en el inicio de otra y en una fuente de crecimiento social, medioambiental y económico para las zonas afectadas. Desde Endesa reivindican una transición energética justa y sin daños colaterales. “El cambio de modelo es una oportunidad para reinventarse y seguir desarrollando nuevos negocios energéticos que transformen una tecnología que se ha quedado obsoleta en una tecnología de futuro”, destaca este directivo.
Futur-e funciona en varias direcciones. Por un lado, busca asegurar la empleabilidad de los trabajadores de las antiguas plantas, así como el de su entorno. Para ello, el plan contempla una serie de medidas como la reubicación de estos trabajadores en otros proyectos locales de la compañía, planes de formación y capacitación para conseguir el reciclaje profesional de estas personas o los propios trabajos de desmantelamiento de las viejas centrales, que pueden prolongarse por espacio de tres a cuatro años.
Endesa también desarrolla nuevos proyectos basados en renovables en las zonas afectadas. “En cada emplazamiento analizamos qué posibilidades energéticas tienen los distintos territorios, y determinamos el tipo de proyectos que podemos abordar. El objetivo es sustituir cada megavatio que deja de producirse con energías de origen fósil por otro de origen renovable”, explica Álvarez.
Se buscan proyectos de futuro
Capítulo aparte merece la parte de proyecto que trata de insuflar una nueva vida a las instalaciones de esas centrales en vías de retirada. Para ello, Endesa rastrea el ecosistema emprendedor en busca de proyectos basados en energía sostenible que quieran instalarse en ese emplazamiento y ocupar el espacio que deja la vieja central.
El proceso se inicia con un concurso en el que las empresas presentan sus proyectos. En una segunda fase, las empresas preseleccionadas presentan una oferta vinculante que incluya propuestas concretas en los ámbitos social, ocupacional y ambiental. Por último, una mesa de evaluación, en la que participan distintas administraciones públicas, universidades y Endesa selecciona el mejor proyecto desde un punto de vista de viabilidad empresarial, social y de sostenibilidad.
Reconversión sostenible para Litoral
La última planta en sumarse a esa nueva vida sostenible que le brinda el plan Futuro-e es la central térmica de Litoral, en Carboneras (Almería). Situada a 67 km de Almería, el municipio de Carboneras está muy cerca del Parque Natural de Cabo de Gata. Inaugurada en 1984 al mismo tiempo que un puerto destinado a la descarga de carbón, esta planta ha sido y es uno de los grandes motores económicos de la zona.
La planta ha sido incluida dentro del Plan Futur-e, desde el que acaba de convocarse el concurso internacional para encontrar proyectos que ofrezcan una alternativa de reactivación económica y laboral para Carboneras.
Endesa materializa su tránsito hacia un modelo energético sin emisiones a través de la descarbonización de la economía y la apuesta por las energías renovables
Además, Endesa tiene previsto desarrollar 1.200 megavatios de potencia renovable, principalmente fotovoltaica, en la provincia de Almería, que sustituyan los 1.159 megavatios de potencia de la central térmica Litoral. En paralelo al desarrollo de estos proyectos fotovoltaicos, la compañía también pondrá en marcha planes de formación en renovables que mejoren la empleabilidad de las personas y abran nuevas oportunidades de empleo en este campo para los habitantes de la zona.
El concepto de transición justa que plantea Futur-e se apoya en la creación de valor compartido con todos los agentes locales implicados: empresa, trabajadores, ayuntamientos y comunidades autónomas para dar una nueva vida circular a estas centrales una vez concluida su vida útil. Está previsto que en próximas fechas se sume a esta iniciativa de reconversión en clave sostenible la planta de As Pontes, en A Coruña.
El responsable planes Futur-e de Endesa subraya el amplio consenso que existe en relación a la necesidad de cambiar el modelo. Pero también advierte de que el camino de la transición energética no debe hacerse de cualquier manera. Porque, recuerda, no puede existir sostenibilidad sin una dimensión social. “Crecer en proyectos de energías renovables es importante; pero aún lo es más demostrar que se puede hacer esa transición sin dejar a nadie atrás”.
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