Últimamente es probable que hayas escuchado hablar de los biocombustibles, un tipo de combustible renovable que proviene de materia orgánica. En el camino hacia un futuro más sostenible, estos combustibles se presentan como una opción prometedora tanto para la descarbonización de la industria como la de otros sectores difíciles de electrificar como el transporte pesado.
Si pensamos que el queroseno que permite que vuelen los aviones, el gasoil que impulsa los barcos o el diésel que mueve los camiones hoy en día ya se podrían sustituir por biocombustibles, nos damos cuenta del papel clave que estos combustibles renovables juegan en la transición energética. Estamos hablando de una alternativa para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia una movilidad sostenible.
Por todo ello, dada su importancia, a la hora de conocer un poco más qué son los biocombustibles, te ofrecemos tres datos que quizá no sepas.
Pueden reducir hasta en un 90% las emisiones de CO2
Si te preguntabas por qué son tan cruciales para la descarbonización, aquí tienes la respuesta. Los biocombustibles, dado su origen orgánico, tienen unos niveles de emisiones netas de CO2 durante todo su ciclo de vida que pueden llegar a ser hasta un 90% inferiores a los de los combustibles fósiles tradicionales. Esto hace que sean, hoy por hoy, una de las grandes apuestas de las empresas en la lucha contra el cambio climático y, en concreto, para reducir las emisiones asociadas a la industria y la movilidad.
Debido a su origen orgánico, los biocombustibles tienen unos niveles de emisiones netas de CO2 durante todo su ciclo de vida de hasta un 90% inferiores a los de los combustibles fósiles tradicionales
Es precisamente en este punto, donde compañías como Cepsa están poniendo el foco. A través de su estrategia 2030, Positive Motion, la energética se ha marcado como objetivo liderar la fabricación de biocombustibles en España y Portugal. Su objetivo es llegar a contar en 2030 con una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas de biocombustibles, de las que 800.000 toneladas serán de combustible sostenible de aviación (SAF), una cantidad suficiente como para sobrevolar 2000 veces el planeta.
Actualmente, la capacidad máxima de producción de biocombustibles de Cepsa asciende a cerca de 700.000 toneladas, pero la compañía ya trabaja en distintos proyectos para que su disponibilidad dé un salto importante a partir de 2026, cuando ponga en marcha, junto a Bio-Oils, la que será la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa.
Están disponibles desde ya y su uso no implica cambios disruptivos
Otro de las particularidades de los biocombustibles es que son químicamente análogos a los combustibles fósiles empleados en los motores actuales de camiones, barcos, trenes y aviones. Esto facilita su sustitución parcial o total sin necesidad de realizar modificaciones en los motores ni tener que realizar inversiones en los sistemas de almacenamiento y distribución. Además, las tecnologías necesarias para llevar a cabo su producción están ya maduras y, en algunos casos, se pueden reutilizar instalaciones industriales existentes, con ciertas modificaciones, para su fabricación.
Los biocombustibles son químicamente análogos a los combustibles fósiles empleados en los motores actuales de camiones, barcos, trenes y aviones
Todo ello hace que los biocombustibles estén ya disponibles para ser utilizados en cualquier tipo de transporte y que su empleo se esté extendiendo en el transporte pesado terrestre, marítimo o aéreo. Este último, gracias al SAF, está en plena ebullición y tanto aerolíneas como compañías energéticas trabajan codo con codo. En este sentido, son numerosos los avances que se están viviendo en los últimos meses, como la disponibilidad de este biocombustible en los aeropuertos, algo impensable hace apenas un año.
Recientemente, Cepsa se convirtió en la primera empresa en comercializar SAF en cinco de los principales aeropuertos españoles (Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Málaga y Sevilla). Un hito que allana el camino hacia una aviación más sostenible, ya que hablamos de aeropuertos por los que cada año pasan más de 160 millones de viajeros, lo que supone el 60% del tráfico aéreo en España. La compañía también trabaja de lleno en iniciativas para impulsar la adopción de combustibles renovables en barcos o camiones, todo con el objetivo de contribuir a la descarbonización del sector marítimo y terrestre.
Los biocombustibles impulsan la circularidad
En función del origen de la materia prima, distinguimos entre biocombustibles de primera generación (1G) o de segunda generación (2G). Los primeros proceden de cultivos agrícolas que pueden utilizarse para el uso alimentario como la caña de azúcar o la remolacha, cereales como el trigo o el maíz, o de aceites como la colza. Los segundos se obtienen a partir de residuos orgánicos que no compiten con la alimentación, como los aceites usados de cocina o los desechos agrícolas o ganaderos, entre otros.
Descubrimos así una tercera característica clave, su contribución a la economía circular al emplear residuos para su producción. El hecho de aprovechar estos recursos permite darles una nueva vida, evitando que acaben en vertederos. Esta circularidad, por tanto, contribuye a la gestión eficiente de los recursos y reduce el impacto de los residuos en el medioambiente.
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