Al respirar, el oxígeno del aire penetra en los pulmones y entra en contacto con la sangre, que lo absorbe y transporta a todas las partes del cuerpo. Al mismo tiempo, la sangre libera dióxido de carbono, que sale de los pulmones con el aire que se exhala.
Cuando surge un problema y algo no funciona en nuestros pulmones, este mecanismo tan necesario para la vida se rompe y se genera un caso de insuficiencia cardiaca o respiratoria y, por tanto, se necesitará de asistencia mecánica circulatoria y respiratoria capaz de oxigenar y ventilar la sangre del paciente, algo que se realiza mediante un ventilador mecánico. “Son situaciones en las que disminuyen los valores de oxígeno en la sangre, o bien aumentan los de dióxido de carbono de forma peligrosa”, advierte el jefe de la Unidad de Medicina Intensiva del Hospital Ruber Internacional de Madrid, Andrés Carretero.
Así, cuando se presenta un cuadro de insuficiencia respiratoria secundaria a múltiples patologías esta estrategia terapéutica es la principal herramienta de la que se dispone hoy en día para controlar y apoyar a nuestro pulmón gravemente enfermo. De hecho, según destaca este experto, la insuficiencia respiratoria representa una “urgencia médica”, por lo que estos pacientes reciben tratamiento en una unidad de cuidados intensivos.
Este especialista explica que la insuficiencia respiratoria puede deberse a una enfermedad pulmonar de larga evolución y empeoramiento progresivo, o bien a una enfermedad pulmonar grave que se presenta súbitamente, como consecuencia por ejemplo de otra patología previa.
Según advierte, en determinadas patologías, y en función de la duración de la ventilación mecánica y del modo ventilatorio que sea necesario utilizar, se pueden producir múltiples efectos secundarios y numerosas complicaciones, que impidan esa ventilación y oxigenación adecuadas a las necesidad del paciente. Las más frecuentes y peligrosas son: el barotrauma, las lesiones pulmonares asociadas a la ventilación, la neumonía asociada a la ventilación, los trastornos hemodinámicos, entre otros.
Los ventiladores mecánicos modernos
No obstante, hay sistemas de ventilación mecánica avanzados que evitan al máximo este tipo de casos. En concreto, el jefe de la Unidad de Medicina Intensiva del Hospital Ruber Internacional de Madrid trabaja desde hace dos años con ECMO, un soporte mecánico cardiaco y pulmonar que suple al pulmón enfermo capaz de oxigenar y de ventilar la sangre del paciente en casos de insuficiencia cardiaca o respiratoria refractarias a tratamiento intensivo.
Este sistema, “que lleva salvando vidas desde hace dos años”, tal y como celebra el especialista de Ruber Internacional, lleva a cabo la extracción de la sangre del paciente a un circuito extracorpóreo, que consta de un oxigenador de membrana, y que permite realizar la función respiratoria fuera de los pulmones enfermos o incapaces de realizar su función (ECMO venovenoso).
Durante el tiempo que se utiliza el sistema, se facilita un reposo total o parcial a los pulmones, mediante el uso de un modo ventilatorio, que se conoce como ‘ventilación hiperprotectora o ‘heipercapnia permisiva’, con el objetivo de lograr una recuperación total o parcial de los mismos. La técnica puede utilizarse desde unos pocos días a varias semanas sin interrupción.
Además, el médico intensivista destaca que este sistema ECMO, o la oxigenación por membrana extracorpórea consta de dos modelos, el venovenoso (ECMO VV) y venoarterial (ECMO VA); y ambos cuentan con un circuito externo artificial al que se transporta la sangre del paciente fuera de su organismo.
En el caso del venovenoso, la sangre se extrae por medio de una cánula o tubo de drenaje que se coloca generalmente en la vena femoral del paciente, y mediante una bomba centrífuga, la sangre es transportada a un oxigenador, donde se le aporta oxígeno y se elimina el exceso de CO2.
“La sangre regresa al cuerpo por una cánula de entrada, que suele ser la vena yugular interna derecha. Los pulmones siguen trabajando mientras se produce este proceso, pero a un ritmo más bajo. Así se les da reposo al hacer por ellos la mayor parte del trabajo, de forma que en unos días se permite volver a la situación de ventilación mecánica estándar”, indica el experto. Este sistema está indicado para pacientes con insuficiencia respiratoria aguda grave, potencialmente reversible, y como puente al trasplante pulmonar, así como en casos donde hay una disfunción primaria de un injerto pulmonar.
Mientras, el ECMO venoarterial representa un ‘sistema de soporte circulatorio’, y se diferencia del otro fundamentalmente en que si en el ECMO VV sacas la sangre de una vena y la reintroduces en una vena, en el venoarterial sacas la sangre de una vena, pero la reintroduces en una arteria.
“Se utiliza en situaciones de shock cardiogénico, cuando el corazón no es capaz de generar un gasto cardiaco adecuado, lo cual generalmente se manifiesta clínicamente por hipotensión arterial refractaria, y cuando tampoco responde a medidas convencionales, como fármacos inotrópicos y vasoconstrictores, o medios mecánicos, como por ejemplo el balón de contrapulsación intraaórtico”, apostilla Carretero.
No obstante, en situaciones de insuficiencia respiratoria, este sistema ECMO nunca es la primera opción, ya que, según reconoce Carretero, se tiene que haber intentado primero una ventilación mecánica estándar y otras maniobras, como la ventilación en prono, por ejemplo, que ha demostrado mejorar la oxigenación y la mecánica pulmonar en casos de dificultad respiratoria aguda. Una vez que se ha estabilizado al paciente, el siguiente paso es regresar a la ventilación mecánica estándar.
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