Los insectos sociales como las hormigas y las abejas se caracterizan porque la respuesta de cada individuo genera una reacción colectiva emergente y el grupo se comporta como un superorganismo. La última prueba la presenta el equipo de Orit Peleg en la revista Nature Physics mediante una serie de experimentos con enjambres de abejas a las que sometieron a distintas condiciones para observar la reacción colectiva. Y la respuesta de las abejas fue anteponer el bien del grupo por encima del que cada una de ellas.
El trabajo consistió en tomar distintos enjambres en el momento de trasladar la colonia, un periodo en el que todos los individuos forman grupos que se apelotonan en distintas superficies, a menudo colgando en forma de cono invertido. Los investigadores consiguieron que estos grupos se colocaran en una superficie móvil que podrían hacer vibrar y sacudirse en distintas amplitudes, frecuencias y duraciones, mientras ellos observaban el comportamiento individual de cada abeja y la respuesta colectiva del grupo.
El movimiento horizontal provocaba que las abejas se autoorganizaran en estructuras más planas
A medida que la plataforma sobre la que se encontraba el enjambre se sacudía de un lado a otro, este cambiaba de forma para conseguir amortiguar el impacto, de la misma manera que lo hacen de manera natural en su entorno cuando se ven afectadas por el viento, los prestadores o los cambios de temperatura. Los autores descubrieron que el movimiento horizontal provocaba que las abejas se autoorganizaran en estructuras más planas que son más estables mecánicamente que la forma cónica inicial, minimizando así el estrés de todos la colonia.
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La parte más interesante es que los autores monitorizaron el movimiento individual de varias abejas, que respondieron avanzando hacia la zona de mayor estrés mecánico, a pesar de que no era el mejor lugar para estar para cada una de ellas. Este comportamiento altruista provocó un beneficio para el grupo y las interacciones físicas generaron ese comportamiento de aparente inteligencia colectiva. Estos resultados confirman la idea ampliamente aceptada de que el comportamiento colectivo de los insectos sociales surge de la interacción a partir de respuestas individuales y es un comportamiento emergente de reacciones individuales en las que tiene más importancia el grupo que el individuo.
Referencia: Collective mechanical adaptation of honeybee swarms (Nature Physics) DOI 10.1038/s41567-018-0262-1
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