En algunas de las representaciones más conocidas de los dinosaurios, incluidas algunas míticas escenas de la película Parque Jurásico, vemos a los dinosaurios abrir mucho la boca y levantar una lengua móvil que recuerda a la de las gallinas. En realidad, la lengua de estos animales ha sido uno de los aspectos más olvidados por los paleontólogos y solo ahora sabemos que esas representaciones son del todo incorrectas.
En un trabajo publicado este miércoles en la revista PLOS ONE, el equipo de Zhiheng Li ha llegado a la conclusión de que los dinosaurios no podían sacar la lengua ni moverla con agilidad como hacen algunos lagartos y las aves, sino que se parecía más a las lenguas de los cocodrilos y caimanes. El estudio se basa en la comparación de los restos del hueso hioides de varios dinosaurios con los de especies actuales de cocodrilos y aves. En concreto, los autores tomaron imágenes de alta resolución mediante tomografía computerizada de los huesos y músculos de 15 especies actuales, tres de cocodrilos y el resto de aves tan diferentes como las avestruces y los patos, y las compararon con las mismas estructuras en dinosaurios pequeños y grandes como el Tyrannosaurus rex.
Los dinosaurios tenían un hioides corto y sencillo, conectado a una lengua no demasiado móvil
Este pequeño hueso en forma de herradura es el anclaje de la lengua en muchos animales, pero en las aves tiene una estructura ligeramente diferente. De hecho, la comparación demuestra que los dinosaurios tenían un hioides corto y sencillo, conectado a una lengua no demasiado móvil. Estos hallazgos significan, a juicio de Julia Clarke, coautora del trabajo, que las reconstrucciones dramatizadas que muestran a los dinosaurios sacando la lengua entre sus fauces son incorrectas. “Se han estado reconstruyendo de la manera incorrecta durante mucho tiempo”, apunta. “En la mayoría de los dinosaurios extintos los huesos de la lengua son muy cortos. En los parientes de los cocodrilos con huesos hioides parecidos, la lengua esta totalmente fijada al suelo de la boca”.
No es la primera vez que Clarke obtiene datos relevantes del estudio del hueso hioides de los dinosaurios. En 2016 encontró pruebas de que las especies más grandes probablemente hacían vocalizaciones parecidas a los bramidos y susurros de los cocodrilos actuales y las avestruces. Por el contrario, otras familias de los dinosaurios, los pterosaurios, presentaban una gran variedad de formas en este hueso que les lleva a pensar que pido tener una relación indirecta con el desarrollo del vuelo.
De acuerdo con esta hipótesis, el hecho de perder las extremidades delanteras para manejar sus presas - muchas se convirtieron en alas - pudo hacer que la lengua de algunos dinosaurios tuviera un papel más importante para esta tarea. En otras palabras, emprender el vuelo pudo conducir a nuevas formas de alimentarse y al desarrollo de lenguas más versátiles. “Si no puedes usar tus manos para manipular las presas, la lengua adquiere mucha más importancia para manipular la comida”, apunta Li. "Es una de las hipótesis que planteamos. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer”.
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