Ciencia

“Los científicos sufrimos corsés administrativos que no son del siglo XXI”

La investigadora Ángela Nieto acaba de recibir el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal por sus descubrimientos con las células embrionarias y cancerígenas. Su trabajo ha abierto nuevas vías para comprender el desarrollo de la metástasis e intentar frenarlo.

Si la ciencia española tuviera que formar una selección para competir contra el resto del mundo, Ángela Nieto no solo estaría entre los titulares, sino que sería de los que meten más goles. El trabajo de su grupo en el Instituto de Neurociencias de Alicante le ha valido decenas de publicaciones en Science y Nature y ha abierto un camino nuevo para el entendimiento del crecimiento embrionario y el papel que juegan los genes que se activan en las primeras etapas del desarrollo en la aparición de patologías como el cáncer o la fibrosis en la edad adulta. Gracias a sus experimentos, cada vez tenemos más claro el proceso por el que los mismos ‘interruptores’ que se activan para formar los órganos en el embrión pueden ponerse en marcha años más tarde y causar un desaguisado. Charlamos con ella apenas unos minutos después de recibir la noticia de que acaba de ser reconocida con el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal por su labor investigadora.

¿Qué se siente al recibir un premio nacional del ciencia?

Cuando me ha llamado el ministro no podía hablar, estoy muy contenta y me hace mucha ilusión. Me han empezado a pasar imágenes por delante, del laboratorio, de la gente que ha trabajado conmigo todos estos años…

¿Y entre esas imágenes, con qué momentos científicos se quedaría?

Con el día en que, estando aún en mi posdoctorado en Londres, miré por el microscopio y vi toda la cresta neuronal en un embrión. Se veían un montón de células que estaban siguiendo los caminos para llegar a su destino. Y eso hasta aquel momento no se podía ver. Encontramos un gen que se encargaba de dotar a las células de capacidad de movimiento, para que fueran a su destino. Era el gen Snail, y aquel día vi dónde estaba y lo que podría representar. Y luego diseñé todos los experimentos en España para demostrar cuál era su función. Y otro día clave fue cuando tras recibir la oferta de venirme a Alicante, en el año 2004, le dije a las personas del grupo que había esta oferta y que me iba, se levantaron todos y dijeron “allá vamos” y se vinieron conmigo. Nos vinimos en una caravana, con varios camiones con los materiales y las pruebas, y en 36 hora pusimos en marcha el primer experimento. En términos humanos creo que ese día fue el más importante.

Es curioso que los embriones siguen siendo una fuente valiosísima de información doscientos años después…

Hay una frase muy conocida que dice que “la ontogenia recopila la filogenia”, y eso que es de otros siglos resulta que, aunque no es exacto, es verdad que en un estado de desarrollo los embriones son tan parecidos, y están regidos por las mismas leyes, que lo que encontramos ahí es extrapolable, y por eso nosotros utilizamos varios modelos animales. También cuando Ramón y Cajal describió la teoría neuronal, lo hizo a partir de embriones de pollo, mirando la médula espinal.

“En muchas de las enfermedades muchos ‘interruptores' se encienden cuando tenían que estar apagados”

El mismo gen que se activa para crear vida puede destruirla, ¿les da tiempo a los científicos a pensar en estas cosas?

Si hay que encontrar tiempo para algo es para pensar, porque de eso se trata. Tenemos que ser muy rigurosos a la hora de diseñar los experimentos e interpretar los datos y luego, con todo eso, pensar hacia delante. Y esto que tú dices es un concepto bien interesante. Se trata de una serie de mecanismos que funcionan en el desarrollo embrionario, pero que, como es lógico, cuando esas células llegan a su destino se apagan porque tienen que formar los órganos. Lo que ocurre es que todo esto está muy bien controlado y hay interruptores que se encienden y se pagan, están encendidos en el embrión y apagados en el adulto. En muchas de las enfermedades los mecanismos de control se deterioran, y muchos interruptores se encienden cuando tenían que estar apagados. Y esto es lo que hay.

¿Y han encontrado la manera de apagar esos interruptores que se encienden cuando no deben?

Es muy interesante ver cómo hemos ido aprendido distintas estrategias a lo largo de los años. En lo que respecta al cáncer, sabemos que estos genes se vuelven a encender otra vez en el tumor para que las células del tumor primario se desprendan y viajen y produzcan tumores secundarios que son la metástasis, que es lo que realmente produce las muertes por cáncer. Esto ocurre por estos mecanismos de deterioro del control, se encienden interruptores que deberían estar apagados. Y siempre pensábamos que si pudiéramos apagar los programas del movimiento sería fantástico porque no se desprenderían las células del tumor primario. Pero lo que hemos aprendido es que eso no es así, porque cuando se diagnostican los tumores ya hay, en muchos casos, muchas células que ya se han desprendido. No podemos detener el movimiento de esas células que ya se han desprendido porque entonces tendríamos más tumores. Pero todo eso forma parte del conocimiento que vamos adquiriendo y nos ayuda a mejorar el diseño de terapias. Y eso explica también por qué se necesita tanto tiempo.

¿Y cuál es el nuevo enfoque?

Lo que tenemos que prevenir es que al llegar esas células tumorales se depositen y crezcan, y empiecen a dividirse otra vez y generen otro tumor. Ahí es donde tenemos que intervenir, en lo que llamamos el nicho metastásico. Estamos en ello, pero no nosotros solos, sino muchos laboratorios.

“Lo que tenemos que prevenir es que al llegar esas células tumorales se depositen y crezcan”

Esto es lo que llaman la Transición Epitelio Mesénquima (EMT), que reconocerá que no tiene un nombre muy comercial…

Bueno, relativamente, porque cada vez que veo pasar un autobús en Madrid, que es de donde yo soy, pues lo veo (risas)

Al final son células que viajan, aunque no sea en autobús.

Es verdad que es un viaje, claro. Esencialmente se trata de convertir una célula inmóvil en una móvil para que pueda ir a otro sitio porque se necesita en el momento del desarrollo embrionario.

¿Y esta EMT se activa en la edad adulta en casos donde no sea perjudicial sino necesario?

Sí, durante la curación de las heridas; los dos bordes de las heridas se tienen que juntar, y entonces se activa el programa. De una forma no muy potente, pero se activa. Esto lo hemos ido viendo poco a poco.

Supongo que lo más emocionante son estos descubrimientos por el camino, como ocurrió cuando hallaron el proceso por el cual, durante el desarrollo, el corazón termina estando a la izquierda…

Exacto. Es otro caso de movimientos celulares, células que aparecen primero como un tubo en el centro. Ahora seamos que vienen mucho más del lado derecho que del izquierdo y forman como un cable que empuja el corazón hacia la izquierda. Cuando estos genes no funcionan, el corazón no se mueve del centro, una condición que se llama mesocardia y que no es viable.

Hay otros genes que hacen cosas parecidas, ¿qué relevancia tienen?

Son muy importantes, de hecho esa es una de las preguntas que uno se puede hacer: ¿por qué hay tantos genes que inducen el movimiento? ¿Por qué no solo Snail? ¿Por qué están también Twist, Zeb o PRX, que los descubrimos después? Porque el comportamiento que imprimen a las células es un poquito diferente, y además la evolución selecciona lo que es beneficioso, y es beneficioso tener varios genes que puedan hacer algo semejante simplemente porque hace al sistema más robusto, y si hay uno que funciona un poco mal a lo mejor otro lo puede compensar.

Y resulta que estos genes están implicadas en otras enfermedades, como las fibrosis…

Sí. La fibrosis es un proceso degenerativo de órganos internos, y esencialmente se puede resumir en lo mismo: se vuelven a encender interruptores que no se deberían encender. Lo que sucede es que las células del riñón, por ejemplo, dejan de funcionar como células renales, se parecen más a células embrionarias y no pueden funcionar bien. Y eso explica la insuficiencia renal. Y luego hacen otras cosas que no deberían hacer, como empezar a secretar colágeno y producir fibra, por eso se llama fibrosis. Eso impide que el órgano funcione y se llega al fallo orgánico que puede producir la muerte. Todo eso se produce porque se activan estos genes.

“Hemos encontrado una molécula que puede bloquear el gen en fibrosis y tenemos unos datos buenísimos”

¿Y este estado es reversible?

Efectivamente, hemos demostrado que eso puede ser reversible. En ratones que tenían un riñón fibrótico, a diferencia de lo que ocurría con el cáncer, al inyectar reactivos se atenuaba muchísimo la enfermedad. No se está aplicando aún como terapia, pero creo que eso podría pasar. De hecho hemos encontrado una molécula pequeña que puede bloquear Snail, estamos haciendo experimentos in vivo y con esa molécula pequeña vehicular para que vaya al riñón tenemos unos datos buenísimos que acabo de ver esta mañana.

¿Cómo se siente alguien que lleva años estudiando al ver un terraplanista en la tele?

Las pseudociencias son lo más decepcionante y preocupante para nosotros. Se mandan mensajes muy simples, que calan mucho en la opinión pública. El único antídoto contra eso es la educación y información, y yo creo que en eso los medios de comunicación tienen mucho que decir.

También acaba usted de entrar en la Academia de Ciencias, con ese currículo igual tenía que haber entrado hace 20 años, ¿no?

Bueno, yo nunca jamás voy a decir eso. Hay que tener en cuenta que en la academia son un número muy limitado de personas. Y son ciencias “exactas, físicas y naturales”, o sea que abarca un montón de áreas.

Y no es que haya muchas mujeres.

Es verdad que hay poquísimas mujeres. Pero aparte de esto, el asunto de la falta de mujeres en ciencia me preocupa muchísimo y cada vez me preocupa más. Veníamos pensando que era algo que con el tiempo se iba a solucionar, pero no se soluciona, pero además es que no se va a solucionar en el futuro si no hacemos algo inmediatamente. En salud y biomedicina no estamos tan mal, pero en otros campos científicos donde hay muy pocas, como las llamadas STEM, estamos viendo que hay menos mujeres que antes. Viendo los trabajos que van a ser competitivos en el futuro, como no se involucren en estos temas las mujeres lo van a pasar mal y vamos a tener menos representación de la que tenemos ahora.

“Como no se involucren más en ciencia las mujeres lo van a pasar mal”

¿Qué mensaje enviaría a las jóvenes investigadoras?

Lo primero de todo es decir que se puede, que no hay ningún problema. Es importante porque hay una cosa en inglés el ‘Deam Gap’, que las mujeres no piensan que pueden hacer cosas y aspiran a menos de entrada, y ¿por qué no puede ser lo más? Me parece muy importante cambiar eso. Hay que decirles que se puede y que elijan lo que más les guste, y los que sean a lo mejor más pragmáticas que empiecen a ver cuáles van a ser las profesiones del futuro. Porque ahí es donde va a haber más nicho y más posibilidades de triunfo y de contribución a la sociedad, que al final es de lo que se trata.

¿Cuándo se enamoró de la ciencia?

No me puedo ni acordar, porque fue desde muy pequeña. Lo único que quería tener era un juego de química, para mezclar cosas a ver qué pasaba. Soy la primera persona de la familia que ha hecho una tesis doctoral, y eso que tengo muchos primos. Recuerdo que mi padre, que no tenía grandes estudios, se iba al Rastro y me traía la revista “Investigación y Ciencia” todos los domingos. Y a mí aquello era lo que me gustaba, a mí no me gustaban las muñecas.

“Y a mí lo que me gustaba era la ciencia, no me gustaban las muñecas”

¿Este país no tiene remedio en lo que a ciencia se refiere? Porque, aunque tenemos un ministro astronauta, seguimos igual.

Esto sigue igual, porque no tenemos gobierno ni tenemos presupuestos. Esto me produce una gran frustración, necesitamos un gobierno estable en España y a partir de ahí ver qué presupuestos se aprueban. El ministro dice en una entrevista reciente que los quieren aumentar, pero además tienen que flexibilizar las reglas que rigen la gestión de los fondos de investigación, porque muchas veces eso nos quita flexibilidad, estamos constreñidos por unos corsés administrativos que no son del siglo XXI. No solo es el papeleo, es que hay cosas que llevan un tiempo que la ciencia no lo permite, y nos pone en desventaja con nuestros competidores.

¿Qué le gustaría contarme cuando le entreviste dentro de 20 años?

Bueno, dentro de 20 años no sé dónde estaré, la verdad (risas). A mí lo que me gustaría ver es que estos mecanismos que hemos ido descubriendo han sido realmente útiles en el diseño de nuevas terapias para enfermedades devastadoras. Y sobre todo me gustaría que no tuviéramos que hablar de la falta de financiación en España ni del papel de las mujeres en la ciencia ni de la desigualdad porque ya no fuera necesario.

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