A cualquiera que haya caminado desde un pavimento caliente a un parque sombreado no le sorprenderá que los árboles (y arbustos) tengan un gran efecto refrescante en las ciudades, junto con muchos otros beneficios. Son más que simples sombrillas. El agua que absorben del suelo a través de sus raíces y se evapora a través de sus hojas actúa como un aire acondicionado natural.
Naciones Unidas predice que la población mundial alcanzará los 8 510 millones de personas en 2030, y actualmente más de la mitad de la población del planeta, unos 4 400 millones de personas, viven en entornos urbanos. A medida que el cambio climático caliente aún más las ciudades, los árboles se volverán más importantes que nunca.
Pero ¿cómo se enfrentarán los árboles a unas condiciones que sobrepasan sus límites naturales de tolerancia?
En un estudio publicado hoy en Nature Climate Change, un equipo de científicos de Australia y Francia hemos examinado los impactos de los cambios de temperatura y precipitaciones proyectados para las próximas décadas en 3 129 especies de árboles en 164 ciudades de 78 países.
Si no se toman medidas, dos tercios de los árboles y arbustos de las ciudades de todo el mundo estarán en riesgo en 2050, con serias implicaciones para la acción climática y la calidad de vida en entornos urbanos.
Nuestros resultados suenan desoladores, pero siga leyendo. También hemos identificado los pasos que podemos dar para ayudar a los árboles urbanos a sobrevivir, prosperar y continuar refrescando el ambiente.
Los beneficios de la naturaleza urbana
Los árboles urbanos desempeñan un papel fundamental para mantener la habitabilidad de las ciudades. Al enfriar su entorno, reducen nuestro consumo de electricidad para el aire acondicionado, a la vez que absorben el dióxido de carbono, purifican el aire, reducen el ruido y proporcionan un hábitat para la vida silvestre. Además, sustentan gran parte de la biodiversidad de la Tierra.
Estar cerca de ellos también mejora nuestra salud mental y nuestro bienestar. Los árboles pueden ayudarnos en momentos de estrés psicológico, como una pandemia.
Debido a estos maravillosos beneficios, aumentar la cantidad de árboles y arbustos en las ciudades, los denominados bosques urbanos, es una estrategia clave de adaptación al cambio climático y sustentabilidad que se utiliza en todo el mundo.
Aunque los bosques urbanos son vitales para mejor la calidad de vida en las ciudades, hasta ahora había poca información disponible sobre si las condiciones climáticas actuales superan lo que pueden soportar, o cómo se comparan estas condiciones con los cambios previstos en la temperatura y las precipitaciones (sequía, lluvia y nieve) en todo el mundo.
Más de 1 000 especies de árboles en peligro
Descubrimos que, a nivel mundial, las especies comunes de ciruelos, robles, arces, álamos, olmos, pinos, tilos, zarzos, eucaliptos y castaños se encuentran entre las más de mil especies que han sido señaladas en riesgo debido al cambio climático en la mayoría de las ciudades.
De hecho, alrededor de la mitad de las especies que forman bosques urbanos ya están experimentando condiciones climáticas que superan sus límites de tolerancia natural a las altas temperaturas o la falta de agua y podrían afectar a su salud y desempeño.
La cantidad de especies afectadas y la escala del impacto aumentarán notablemente para 2050 a medida que aumenten las temperaturas. Esto pone en peligro la salud y la longevidad de los bosques urbanos y los beneficios que brindan a la sociedad.
Unas condiciones climáticas que superan la tolerancia natural de las especies pueden resultar en árboles enfermos y con crecimiento limitado y, finalmente, provocar su muerte. De esta forma, se reduce su efecto de enfriamiento. Durante una sequía o el estrés por calor, los árboles pueden dejar de liberar vapor de agua o desprenderse de sus hojas para reducir el daño a los tejidos. Esto significa que es muy probable que este sistema de aire acondicionado natural deje de funcionar cuando más lo necesitamos.
Impactos en España
En España, la reducción de las precipitaciones será el estrés más común para los árboles urbanos, pero el aumento de las temperaturas también será un factor importante, especialmente en Valencia.
Entre las especies que se encuentran en posible riesgo figuran los álamos, los olmos, los pinos, el cedro blanco del norte, los sauces, el abeto europeo y el abedul plateado.
En promedio, la proporción de especies de árboles urbanos que podrían estar en riesgo por altas temperaturas en las ciudades españolas para 2050 es muy alta: 46 % en Santa Cruz de Tenerife, 98 % en Valencia y un 100 % en Barcelona.
No obstante, los efectos adversos del cambio climático pueden ser aminorados con acceso al agua y promoviendo condiciones microclimáticas favorables. Además, los árboles urbanos pueden exhibir plasticidad en los rasgos que determinan su supervivencia, crecimiento y tolerancia ambiental, lo que puede ayudarlos a adaptarse a las condiciones ambientales locales.
¿Qué podemos hacer?
Nuestro estudio es importante a nivel mundial porque brinda ayuda a los gobiernos de 164 ciudades para manejar y cuidar sus bosques urbanos al identificar las especies que podrían estar en riesgo y deben ser vigiladas y las especies que son resistentes al clima, útiles para plantaciones futuras.
Además, las personas podemos tomar una serie de medidas sencillas para ayudar a los bosques urbanos a sobrevivir y seguir brindando sus muchos beneficios a los ciudadanos:
Ayude a que más lluvia se filtre en el suelo: la reducción de las precipitaciones y la humedad del suelo es una gran amenaza para muchas especies, así que no desperdicie el agua por el desagüe. Considere desviarla a un jardín de lluvia o a un tanque de agua de lluvia que alimente el jardín. Esto también ayuda a ríos o arroyos locales.
Plante aún más árboles y arbustos: ayudan a mantener las temperaturas de la ciudad agradables para ellos y para nosotros. Puede pedir asesoramiento de su ayuntamiento o de un horticultor sobre las especies resistentes al clima adecuadas para su área.
Deje los árboles y arbustos en su lugar: piénselo dos veces antes de talar los existentes, le brindan más beneficios de los que cree.
Manuel Esperon-Rodriguez, Lecturer and Research Fellow, Hawkesbury Institute for the Environment, Western Sydney University; Jaana Dielenberg, University Fellow, Charles Darwin University; Jonathan Lenoir, Senior Researcher in Ecology & Biostatistics (CNRS), Université de Picardie Jules Verne (UPJV); Mark G Tjoelker, Professor and Associate Director, Hawkesbury Institute for the Environment, Western Sydney University y Rachael Gallagher, Associate Professor, Hawkesbury Institute for the Environment, Western Sydney University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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