Ciencia

Encuentran un esqueleto humano en el barco que contenía el mecanismo de Anticitera

Un equipo de arqueólogos ha hallado los restos de un hombre joven, que murió junto al artilugio astronómico más famoso y misterioso de todos los tiempos. El análisis de su ADN puede ofrecer nuevos datos.

Los submarinistas que buscaban entre la arena el pasado 31 de agosto frente a la isla de Anticitera debieron abrir mucho los ojos cuando distinguieron los huesos de un ser humano entre los restos de un naufragio que aconteció hace más de dos mil años. "Estamos maravillados", asegura Brendan Foley, el líder del equipo arqueológico que examina los restos del barco. En este mismo lugar, un grupo de pescadores descubrió en 1900 un artilugio con engranajes sorprendentemente sofisticado que hoy conocemos como mecanismo de Anticitera y que los griegos utilizaron para seguir el movimiento de los astros en el cielo.

"Estamos maravillados", asegura el líder del equipo arqueológico

El hallazgo, que adelanta Jo Marchant en la revista Nature, consiste en los restos parciales de un cráneo, tres dientes, dos huesos de los brazos, varias piezas de costillas y dos fémures que aparentemente pertenecieron a la misma persona. El análisis preliminar lleva a los investigadores a pensar que se trataba de un hombre joven que viajaba en aquel lujoso mercante griego del siglo I, cargado de mercancías que probablemente iban destinadas al mercado romano. El barco era grande para la época, de unos 40 metros de eslora, y está muy cerca de una zona escarpada de la costa, lo que lleva a los especialistas a pensar que una tormenta lo estrelló contra las rocas.

En cuanto a los restos, se encuentran en un sorprendente estado de conservación, pues los cuerpos hundidos en el mar suelen desaparecer pronto devorados por peces y por la acción de la erosión. "No parecen unos huesos de 2.000 años de edad", asegura Hannes Schroeder, experto en el análisis de ADN antiguo del Museo de Historia Natural de Copenhague, que participa en la investigación. Aun así, no se trata de los primeros restos humanos encontrados en esta embarcación. Se calcula que en ella viajaban de 30 a 40 personas y en 1976 el  explorador francés Jacques Cousteau encontró los restos de al menos cuatro individuos, entre ellos una mujer. Pero sí es la primera vez que se va a poder recuperar material genético para su análisis.

Entre los restos del barco el equipo de Brendan Foley ha encontrado muchos más objetos valiosos, como vasijas para el vino, dos lanzas de bronce, joyas de oro y las enormes anclas de la embarcación, todo enterrado bajo varios centímetros de sedimento. Al propietario de los huesos recién encontrados, el equipo decidió bautizarle como Pamphilos, pues este nombre aparecía grabado en una de las copas que la tripulación usaba para beber. El análisis del material genético permitirá conocer algunos detalles como el color del pelo y de sus ojos o su procedencia geográfica, pero sobre todo saber un poco más sobre quiénes eran estos tipos que portaban consigo un artefacto tan sofisticado como el de Anticitera para observar las estrellas. Quizá, como especulan en Nature, uno de ellos era el astrónomo que miraba a los cielos a través de aquel precioso artilugio e intentaba comprender el universo.

Referencia: Human skeleton found on famed Antikythera wreck (Nature) DOI 10.1038/537462a

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