La población mundial de orcas (Orcinus orca) porta en su interior un asesino silencioso que acabará con la mitad de los individuos en apenas unas décadas. Se trata de los bifenilos policlorados o PCBs por sus siglas en inglés, una familia de compuestos utilizados por la industria para la fabricación de componentes eléctricos y plásticos y que, a pesar de estar prohibidos desde hace décadas en más de 90 países, siguen causando estragos.
Las orcas presentan acumulaciones de hasta 1.300 mg de PCB por kilo, muy por encima del límite peligroso
En un trabajo publicado este jueves en la revista Science, el equipo de Pierre Desforges ha estudiado los niveles de esta sustancia en más de 350 orcas de todo el mundo - el mayor estudio hecho hasta la fecha - y ha descubierto que alcanzan hasta 1.300 miligramos por kilo en el tejido graso, un nivel muy peligroso teniendo en cuenta que, según estudios anteriores, con 50 miligramos por kilo ya se registra infertilidad y un fuerte impacto en el sistema inmune de estos animales. Utilizando todos estos datos, Desforges ha descubierto asimismo que 10 de las 19 poblaciones estudiadas están sufriendo un rápido declive y ha elaborado un modelo que predice que hasta un 50% de las orcas - especialmente las que viven en zonas menos remotas - podrían desaparecer a medio plazo.
El principal problema es que estos depredadores marinos son especialmente sensibles a la contaminación por PCBs debido precisamente a que se encuentran en lo más alto de la escala trófica. Una orca hembra puede vivir más de 60 años, en los que va acumulando el PCB presente en sus presas y transmite a sus crías altas cantidades de esta sustancia cancerígena a través de la leche materna. “Los resultados fueron sorprendentes”, asegura Desforges. “Vemos que más de la mitad de las poblaciones de orcas estudiadas por todo el planeta están severamente afectadas por los PCBs”. En concreto, la situación es peor en los grupos de ballenas que viven en los océanos de Brasil, el noreste del Pacífico, Reino Unido y el Estrecho de Gibraltar. De hecho, en estas zonas la población ya se ha reducido notablemente desde que los PCBs están presentes en los mares. “En estas zonas raramente vemos crías de orca”, asegura Ailsa Hall, que ha participado en la elaboración de los modelos. Las poblaciones del Ártico y el Antártico, en cambio, donde la acumulación de esta sustancia es mucho menor, son las únicas que siguen creciendo.
Los PCBs se empezaron a utilizar en la industria desde la década de 1930 y se calcula que se han producido más de un millón de toneladas de este producto que se han distribuido por todos los océanos. En los años 70 y 80 se empezaron a prohibir en muchos lugares y en 2004 se firmó la Convención de Estocolmo en la que más de 90 países se comprometieron a cesar su producción. Debido a su lenta descomposición, los PCB se mantienen durante largo tiempo en los organismos marinos y son aquellos que más viven y más presas capturan, como sucede con las orcas, los que más cantidades acumulan.
Referencia: Predicting global killer whale population collapse from PCB pollution (Science)
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación