Una de las razones por los que la microbiología es una ciencia apasionante, para mí la más apasionante de todas las ciencias, es porque permite ver “en tiempo real” la evolución de los seres vivos. Entre los humanos, para estudiar siete generaciones de individuos pueden pasar más de dos siglos; pero siete generaciones de bacterias se obtienen en un tubo de ensayo o una placa de cultivo en la mitad de un solo día. Además, en ese tubo o placa podemos, en esas doce horas, reunir un total de 1012 individuos bacterianos, a partir de un único (Adán-Eva) ancestro, un número comparable con el total de individuos humanos que han poblado el planeta desde el origen del hombre. Y en las bacterias, podemos hacer crecer ese número día tras día, y además podemos cambiar sus “condiciones de vida” para ver cómo se adaptan, y esa adaptación la podemos detectar por técnicas genéticas. Evolución “in vitro”, y en tiempo real. No podemos pedir más. Los microbiólogos somos unos privilegiados.
Hay varios “caminos evolutivos” y, por tanto, también una competición entre “estrategias de resistencia”
El grupo de Roy Kishony ha desarrollado un método simple para observar “visualmente” (a ojo, pero también con un registro en vídeo) cómo las bacterias se multiplican y van invadiendo una gran placa de cultivo, “Growth Arena” (MEGA) , a partir de un pequeño número de individuos. Las células mutantes que crecen mejor (las “mejores” en el sentido darwinista) toman la delantera a las demás, y dan lugar a nuevos variantes que son aún mejores. Esto se ve “físicamente”, porque al crecer las bacteria van opacificando la placa MEGA. Puede haber varias líneas exitosas de bacterias; lamentablemente, algunas líneas exitosas que surgen demasiado tarde pueden quedar aisladas, bloqueadas por el desarrollo de los mediocres. Esto lo conocemos demasiado bien los hombres.
Kishony pone ahora antibiótico en la placa; en unas zonas hay mucho y en otras poco antibiótico; en las zonas con mucho antibiótico hay mucho que comer, porque no hay bacterias vivas; las que pueden llegar allí (por haber evolucionado hacia la resistencia a antibióticos) se propagarán sin el freno de los posibles competidores. La resistencia es una oportunidad para multiplicarse. Hay varios “caminos evolutivos” para llegar a las zonas no explotadas pero con antibióticos, y por tanto, también una competición entre “estrategias de resistencia”. Este modelo permite modelizar la evolución de la resistencia a antibióticos. Evolución in vitro, pero la vida misma.
Uno se podría preguntar si el planeta Tierra es una placa de cultivo como MEGA, y estamos siendo observados por otro ser que se multiplica mucho más lentamente que nosotros. No creo que sus observaciones resultaran muy diferentes a las que hace Kishony con las bacterias, nuestras hermanas.
* Fernando Baquero es Director Científico del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidente del Grupo de Estudio Europeo de Vigilancia de la Resistencia a los Antibióticos.
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