La vida puede parecer fácil cuando eres el animal de mayor tamaño que ha existido sobre la Tierra, pero la realidad es que las ballenas azules mantienen un delicado equilibrio entre la energía que gastan para mover su inmenso cuerpo y la que obtienen durante sus 'cacerías'. Durante mucho tiempo se ha considerado que estos cetáceos, que pueden alcanzar la longitud de una cancha de baloncesto y pesar el equivalente a 25 elefantes, se alimentaban de forma continuada durante sus travesías para poder mantener su metabolismo. Pero el equipo de Elliott Hazen, investigador de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA), acaba de demostrar que no es así.
Las ballenas azules viven en un “filo de la navaja energético”
Para el estudio, publicado en Science Advances, los investigadores analizaron y compararon la forma de alimentarse de más de 50 ballenas azules marcadas para su seguimiento vía satélite en las costas de California y lo combinaron con análisis de la densidad de krill en diferentes zonas del océano. Lo que descubrieron es que cuando la concentración de estos pequeños crustáceos es baja, o menos densa, las ballenas se alimentan de forma menos frecuente para conservar el oxígeno y la energía en próximas inmersiones. Cuando la cantidad de krill aumenta, comienzan a abrir sus enormes bocas para filtrar la comida, consumiendo más energía pero obteniendo suficiente alimento como para que el esfuerzo les compense.
"El número mágico para la concentración del krill parece estar entre los 100 y 200 individuos por metro cúbico de agua", explica Hazen. "Por debajo de ese porcentaje las ballenas azules usan una estrategia para conservar oxígeno y alimentarse de forma menos frecuente. Si está por encima, se alimentarán a un ritmo alto y realizarán un esfuerzo mayor". Los autores aseguran que con estas dimensiones, las ballenas se mueven en un "filo de la navaja energético" entre el alimento que consumen y el esfuerzo que deben hacer para obtenerlo. "Las ballenas azules no viven en un mundo de excesos y las decisiones que toman estos animales son críticas para su supervivencia", explica el investigador Ari Friedlaender, coautor del estudio. "Si metes tu mano en una bolsa llena de pretzels es más probable que cojas unas cuentas que si metes la mano en una bolsa donde hay pocos".
“Las decisiones que toman estos animales son críticas para su supervivencia”
La forma de capturar krill de esta ballena consiste en arremeter contra las nubes de crustáceos tras sumergirse a mayor profundidad, un comportamiento que requiere un alto consumo de energía. "Ahora sabemos que no filtran grandes cantidades de agua indiscriminadamente", añade Jeremy Goldbogen, otro de los investigadores del trabajo. "Las ballenas tienen una estrategia que consiste en centrar sus esfuerzos en las concentraciones de krill más densas y de mayor calidad". Conocer mejor estos comportamientos, añaden, puede ser decisivo a la hora de diseñar estrategia para la protección de estos animales, que siguen amenazados en los océanos.
Referencia: Blue whales (Balaenoptera musculus) optimize foraging efficiency by balancing oxygen use and energy gain as a function of prey density (Science Advances)
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