La reserva cognitiva, la habilidad de nuestro cerebro para tolerar cambios estructurales, es uno de los factores claves para prevenir las enfermedades neurodegenerativas. Desde hace unos años los neurocientíficos vienen observando que las personas que tienen una mayor actividad cerebral, ya sea leyendo, practicando juegos mentales u otras actividades intelectuales, disfrutan de una especie de efecto protector que retrasa la aparición de este tipo de demencias. En el caso de las personas bilingües, se ha calculado que la aparición de estos problemas se retrasa una media de 4'5 años, aunque se desconocen las causas.
Ahora, un equipo de investigadores liderado por Daniela Perani acaba de descubrir las causas estructurales y metabólicas de estas ventajas y publica los resultados en la revista PNAS. Los autores han estudiado el metabolismo de los cerebros de 85 pacientes diagnosticados con posible alzhéimer (el diagnóstico al 100% de certeza solo se puede hacer postmortem) de los cuales 45 eran bilingües en alemán e italiano y 40 monolingües.
De entrada, en los que hablaban un solo idioma la aparición empezó cinco años antes que en los otros, pero es que además, tras analizar la conectividad sináptica mediante tomografía de positrones (PET) y fluorodesoxiglucosa (FGD), los investigadores vieron que había una conectividad mayor en las personas bilingües y una mayor actividad en la red neuronal por defecto, lo que explica por qué tienen estas ventajas respecto a los monolingües.
“Estos hallazgos”, escriben los autores, “indican que un bilingüismo de larga duración actúa como un poderoso agente de la reserva cognitiva en la demencia y tiene efectos neuroprotectores contra la neurodegeneración”.
Referencia: The impact of bilingualism on brain reserve and metabolic connectivity in Alzheimer's dementia (PNAS)
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