En marzo de 1800, en su famoso viaje por Sudamérica, el naturalista y explorador Alexander von Humboldt quedó impresionado por las anguilas de dos metros que podían encontrarse en algunos ríos y pidió a algunos pescadores locales que le ayudaran a capturar alguna. Para su sorpresa, los nativos siguieron una estrategia bastante rocambolesca, que consistí en introducirse en una charca con una treintena de caballos y mulas provocando una pequeña estampida para agitar el agua. Al momento, varias anguilas saltaban del agua y propinaban descargas eléctricas a los equinos, hasta que quedaban exhaustas y los pescadores podían capturarlas sin peligro.
Desde que Humboldt publicara la historia en 1807 nadie la ha tomado en serio. Especialistas e historiadores la tomaron como una exageración o una alteración de los hechos porque, "como todo el mundo sabe", las anguilas no saltan ni salen del agua para dar descargas. Hasta que el biólogo Kenneth Catania descubrió que una de las anguilas del acuario en el que trabajaba en la Universidad de Vanderbilt se resistía a entrar en la red y pasaba a la ofensiva.
Varios años después de aquel episodio, Catania publica el resultado de sus investigaciones en la revista PNAS y documenta por primera vez el comportamiento de las anguilas (Electrophorus electricus) al saltar del agua para defenderse de un potencial ataque. En los vídeos grabados a cámara lenta se observa a estos animales encaramándose a la superficie del cuerpo que les está 'agrediendo', ya sea una placa, un brazo humano o un muñeco, y propinar sucesivas descargas que tienen un efecto mucho mayor fuera del agua, ya que la única escapatoria de la corriente es ahora el cuerpo del atacante.
El trabajo muestra por primera vez cómo las anguilas dirigen sus barbillas al objetivo con la intención de propinar una fuerte descarga eléctrica. Para medir la magnitud de estas descargas, el equipo de Catania utilizó una serie de diodos LED que se encendían como testigos durante los ataques. Los científicos sospechan que evolutivamente esta estrategia ha sido ventajosa para las anguilas, ya que durante periodos de sequía quedan atrapadas en pequeñas charcas donde no tienen escapatoria y una reacción de este tipo les ayuda a sobrevivir.
Referencia: Leaping eels electrify threats, supporting Humboldt’s account of a battle with horses (PNAS)
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