Un equipo internacional de investigadores pertenecientes a las universidades de Hawái, Chicago y de Kyushu e Ibaraki en Japón ha detectado partículas de polvo de cometa por primera vez en nuestro planeta. El hallazgo se ha producido en la Antártida y si piensas que encontrar una aguja en un pajar es difícil, imagina lo que es detectar esta partícula de cometa (que en la imagen vemos a través de un microscopio electrónico) entre los más de catorce millones de kilómetros cuadrados de hielo y nieve del Polo Sur.
Suerte, mucha paciencia y un laborioso trabajo llevado a cabo durante más de una década han sido los elementos clave del estudio que se publicará en el próximo número de enero de la revista Eath and Planetary Science Letters.
Para encontrar esta minúscula partícula de polvo los investigadores han estado recolectando hielo y nieve en dos localizaciones diferentes desde el año 2000. Durante los últimos catorce años, y al más puro estilo de los buscadores en la fiebre del oro, se han dedicado a derretir el hielo, filtrar el agua y analizar minuciosamente las partículas existentes. Hasta ahora habían detectado más de 3.000 micrometeoritos con tamaños que están en torno a 10 micrones de diámetro.
Después de esta ardua tarea estudiaron uno por uno estos diminutos meteoritos utilizando un estereomicroscopio durante cinco años hasta encontrar cuarenta partículas cuya composición es idéntica a la de otras partículas de polvo de cometa recogidas en el espacio.
Hasta el día de hoy la única forma de obtener partículas de cometas era mediante aviones de investigación capaces del alcanzar la estratosfera o con misiones espaciales como Stardust de NASA que en 2006 envió de vuelta a la Tierra partículas capturadas de la coma del cometa 81P/Wild.
Ambas opciones son realmente costosas puesto que en el caso de aviones se requieren muchas horas de vuelo estratosférico para recoger una sola partícula cometaria y en el supuesto de elegir desplazarse hasta un cometa necesitaríamos una sonda espacial como Stardust o la reciente y mediática misión Rosetta.
Cometa 67P. Ya no será necesario irse tan lejos para conseguir polvo de cometa. Crédito imagen: Rosetta/ESA
Hasta hace poco tiempo muchos investigadores pensaban que era imposible que unas partículas altamente porosas y extremadamente frágiles pudieran sobrevivir intactas en su entrada a la Tierra, sin embargo el trabajo de estos pacientes investigadores abre las puertas a una nueva manera en la que recoger y estudiar material cometario.
En 2010 un equipo de científicos franceses encontró un posible candidato, también en la Antártida, pero a pesar de que se trataba de partículas inusualmente ricas en carbono, no pudieron confirmar que se tratase de polvo de cometa. El descubrimiento de estos días significa toda una revolución en la forma en la que se podrá estudiar el material que sirvió para la formación planetaria.
El estudio muestra además que las partículas de cometa no solo se pueden encontrar en la nieve más superficial sino también en capas de hielo profundas que conservan material que cayó a la Tierra hace miles o millones de años, haciendo posible algo que se pensaba imposible hasta ahora: analizar el material orgánico procedente de cometas llegados hace miles o millones de años atrás en el pasado.
El estudio de estas partículas es clave para entender cómo se formó el Sistema Solar, cómo llegó el agua a nuestro planeta o cómo una serie de compuestos orgánicos llegaron a la Tierra desde el espacio.
Referencias científicas y más información: Takaaki Noguchia, Noriaki Ohashib, Shinichi Tsujimoto, et al. “Cometary dust in Antarctic ice and snow: Past and present chondritic porous micrometeorites preserved on the Earth's surface” Earth and Planetary Science Letters Volume 410, 15 January 2015, Pages 1–11 doi:10.1016/j.epsl.2014.11.012 | Llima Loomis “Comet dust found in Antarctica” Science Mag. Dic 2014
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