Pueden parecer imágenes surrealistas o editadas profesionalmente, pero no es el caso. Se trata de un fenómeno natural conocido como bioluminiscencia y muy poca gente conoce sus secretos. Sin lugar a dudas, se trata de una de las rarezas más fascinantes que ofrece la naturaleza; algo que a simple vista podría ser considerado como inexplicable pero que guarda relación intrínseca con la ciencia y con la química. Es por ello por lo que mucha gente aprovecha estas oportunidades para tomarse fotos y publicarlas en redes sociales.
La bioluminiscencia se genera, sobre todo, en los hábitats marinos y se produce como resultado de una reacción bioquímica en la que interviene el nucleótido trifosfato de adenosina (ATP), el oxígeno, una proteína llamada luciferina y una enzima llamada luciferasa. Esta última es la molécula principal que hace que reaccionen los otros tres elementos mencionados y juntos emitan energía en forma de luz. En términos más científicos: la luciferasa cataliza la oxidación de un sustrato de luciferina y con el ATP y el oxígeno se obtiene la energía celular que permite producir esa emisión de luz.
De todos los grupos de organismos luminosos, más de cuatro quintas partes se encuentran en lo más profundo de los océanos. Se conoce que alrededor de 1.500 especies marinas son bioluminiscentes; el problema es que a simple vista o paseando por las orillas de las playas es imposible darse cuenta de ello. Todos los que disfrutan de esta curiosa característica se ocultan más allá de las primeras capas de los grandes mares, siendo imposible a veces su apreciación incluso para los submarinos. Otros seres que lo llegan a experimentar son plantas, bacterias, hongos o invertebrados.
Sin embargo, la bioluminiscencia también se puede llegar a observar en lugares inertes como el agua del mar. Los dinoflagelados que forman parte el fitoplancton marino son capaces de crearla mediante reacciones químicas en respuesta a los movimientos de las olas. Esto es justamente lo que ha ocurrido en algunas playas de la región de Murcia, donde estas últimas noches se ha dejado disfrutar.
La costa murciana, zona elegida por la bioluminiscencia para dejarse ver
Hay lugares alrededor del mundo que se han hecho famosos por contar con bioluminiscencia de forma frecuente en sus playas, siendo un atractivo no solo para sus vecinos sino también para turistas. Ejemplos son las Islas Maldivas, la Cueva de Waitomo (en Nueva Zelanda) o la Bahía de Toyama (Japón). Todos ellos destacan por lo mismo. Sin embargo, hay otros que preponderan por sus originales propuestas o por las menciones especiales recibidas. Son los caos de la Bahía Mosquito (Puerto Rico) y de la Isla de Holbox (México). La primera de ellas es la zona bioluminiscente más brillante del planeta, según el libro Guinness, mientras que la segunda celebra un festival dedicado exclusivamente a la bioluminiscencia.
Pero no hace falta viajar hasta lugares remotos para poder apreciar este fenómeno. En España también hay playas conocidas por presentar colores luminiscentes en las noches más oscuras. Las playas gallegas, por ejemplo, son muy propensas a ello. No obstante, durante los últimos días se han hecho virales muchas imágenes publicadas de distintas playas de la localidad murciana de Águilas, situada en la costa del mar Mediterráneo, dentro del golfo de Mazarrón y de la Costa Cálida (suroeste de la Región de Murcia).
Cuando las poblaciones de plancton son muy grandes y están muy juntas suelen recurrir más fuertemente a la luminiscencia. Eso es lo que ha ocurrido en Águilas. La proliferación del plancton en los últimos días se debe a que las playas murcianas han experimentado entradas de agua más frías durante varias semanas para después carecer de viento y contemplar un imponente sol. Esa combinación ha dado lugar a la reproducción masiva de poblaciones de plancton. Además, estos organismos suelen utilizar la bioluminiscencia, sobre todo, cuando están muy estresados, cuando hay poblaciones muy grandes y cuando la marea está muy calmada.
Estas imágenes se han podido presenciar, sobre todo, en playas más urbanas de la ciudad, como los casos de Hornillo o en Las Delicias. Pero dejando a parte su atractivo color y su fabuloso impacto, la bioluminiscencia también ha servido para muchas otras cosas más valiosas a lo largo de los último años. Por ejemplo, la identificación de esta reacción química ha permitido avanzar en la comprensión de enfermedades como el cáncer, dando la posibilidad de obtener células cancerígenas en los laboratorios.