Las cabras pueden distinguir expresiones faciales humanas y prefieren interactuar con aquellas personas que se muestran sonrientes y no enfadadas, según un estudio elaborado por científicos de la Universidad Queen Mary de Londres. En un trabajo publicado en la revista Royal Society Open Science, el equipo de Alan McElligott describe una serie de experimentos con veinte cabras a las que se expuso ante fotografías de caras humanas con expresiones de alegría y enfado y se anotaron sus reacciones.
El equipo descubrió que la mayoría de los animales interaccionaron con las imágenes de humanos sonrientes, a los que se acercaron y exploraron con sus hocicos, especialmente cuando se colocaron en la derecha, lo que puede implicar que procesan estas emociones con el hemisferio izquierdo de su cerebro. El trabajo, aseguran sus autores, es la primera prueba de cómo las cabras interpretan las expresiones emocionales humanas e implica que la habilidad para percibir nuestras emociones no se limita a animales con una larga historia de domesticación como los perros y los caballos.
Muchas especies son capaces de distinguir nuestras emociones mejor de lo que creíamos
“El estudio tiene implicaciones importantes sobre cómo interactúa el ganado y otras especies, porque estas habilidades para percibir las emociones humanas podrían estar muy extendidas y no ser solo propias de las mascotas”, explica McElligott. “Ya sabíamos que las cabras están muy en sintonía con el lenguaje corporal humano, pero no sabíamos cómo reaccionarían a diferentes expresiones emocionales humanas como el enfado y la alegría”, asegura Christian Nawroth, coautor del estudio. “Aquí demostramos por primera vez que las cabras no solo distinguen entre estas expresiones, sino que también prefieren interactuar con los individuos alegres”.
No es la primera vez que se prueba que animales domésticos que hasta ahora considerábamos menos próximos a los humanos son capaces de distinguir nuestras emociones mejor de lo que creíamos. Recientemente, por ejemplo, otro experimento con ovejas probaba que son capaces de distinguir y reconocer y recordar fotografías de personajes famosos, una capacidad que hasta hace poco se reservaba para humanos y monos. Para el biólogo español Antonio José Osuna Mascaró, experto en biología del comportamiento, el experimento es especialmente interesante por lo que implica sobre los procesos de domesticación. “Durante mucho tiempo se ha creído que la domesticación de los perros había supuesto la adaptación por su parte a nuestro comportamiento, se creía que había sido un proceso lento y progresivo”, explica a Next. “La domesticación hace que los animales sean menos temerosos a estímulos nuevos y puedan ser más afectuosos con los demás. Gracias al trabajo que han realizado McElligott y Nawroth a lo largo de estos últimos años, sabemos que muchas de las características excepcionales que muestran los perros son muy probablemente comunes entre muchísimas especies de mamíferos”.
“Las características excepcionales que muestran los perros son muy probablemente comunes entre muchísimas especies de mamíferos”
Para Osuna, el hecho de que estas cabras sean animales de granja y, por tanto, domesticados, es esencial para comprender el resultado. “Estas cabras no sienten el miedo que a un animal salvaje le salva la vida constantemente, ni lo necesitan”, asegura. “Es por ello que se permiten prestar atención a los seres humanos y a sus expresiones faciales. Con el tiempo, cada una de esas cabras ha aprendido a identificar cuando un ser humano está contento y cuando no lo está, del mismo modo que, aunque no compartamos las mismas expresiones, nosotros podemos identificar fácilmente cuando nuestro perro está feliz o no”.
Referencia: Goats prefer positive human emotional facial expressions (Royal Society Open Science)
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