Cuando un camaleón escupe su lengua es capaz de atrapar a un insecto que tiene hasta un tercio de su peso y llevárselo a la boca. Si lo extrapolamos en términos humanos, es como si una persona de 90 kilos pudiera estirar la lengua y traer hacia sí un pastor alemán de un solo lengüetazo. La imagen es un poco surrealista, pero sirve paran hacerse una idea de la extraordinaria capacidad de los camaleones para atrapar a sus presas.
Es como si una persona de 90 kilos pudiera estirar la lengua y traer hacia sí un pastor alemán
Para explicar esta capacidad se han propuesto varios modelos, que van desde la succión hasta un mecanismo parecido al del velcro que permitiría fijar la superficie de la lengua a la del insecto. Pero el equipo de Pascal Damman ha querido salir de dudas y ha realizado un meticuloso estudio que presenta esta semana en la revista Nature Physics. La clave, aseguran, está en la saliva del camaleón, que es 400 veces más viscosa que la de los humanos y permite que se quede pegado casi cualquier víctima potencial de estos depredadores.
El estudio multidisciplinario combina datos experimentales con un modelo mecánico que muestra que la adhesión es suficiente para atrapar al insecto durante la maniobra. Estos animales son capaces de desplegar una lengua hasta el doble de la propia longitud de su cuerpo y es muy importante que al impactar con su objetivo este quede atrapado. Los autores concluyen que la alta viscosidad y la amplia zona de contacto con la víctima son la clave para conseguir el éxito en sus cacerías.
Referencia: Dynamics of the prey prehension by chameleons through viscous adhesion (Nature Physics) DOI 10.1038/nphys3795
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