Si se tiene en cuenta la capacidad de adaptación a los cambios ambientales de las diferentes poblaciones de una misma especie, las predicciones ante el cambio climático son más pesimistas. Esta es la principal conclusión de un artículo que investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han publicado en la revista Ecology letters.
Las especies podrían perder entre dos y tres veces más área de distribución por barreras geográficas y humanas.
Los cálculos sugieren que las especies podrían perder entre dos y tres veces más área de distribución por el cambio climático al considerar tanto la variabilidad poblacional como las barreras geográficas y humanas a la dispersión.
Las especies son la unidad básica de conservación que emplean los principales modelos que intentan predecir los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad. En estos modelos se analizan las especies como bloques utilizando el promedio de los datos disponibles de cada organismo. Pero las especies animales y vegetales que pueblan nuestro planeta no funcionan como bloques uniformes sino que están compuestas por distintas poblaciones cuyas características funcionales y plasticidad fenotípica varía.
La plasticidad fenotípica es la capacidad del genotipo de cambiar el fenotipo en función del ambiente, es decir, el margen de cada individuo para adecuar su situación a las variaciones del ambiente. En humanos, esta plasticidad es la que hace que nuestra piel tolere más los rayos del sol a medida que nos exponemos a ellos o que un golpe de frío nos afecte menos en diciembre que en agosto.
Para este estudio los investigadores han reunido en cinco grupos un buen número de especies revisadas en función de la plasticidad de sus poblaciones ante los cambios de temperatura. Han generado cinco escenarios en los que la capacidad de adaptación de las poblaciones centrales y periféricas de su área de distribución difiere.
Los investigadores han reunido en cinco grupos un buen número de especies revisadas en función de la plasticidad de sus poblaciones.
“Al incluir la variable de la plasticidad de las poblaciones, la distribución de cada especie no queda reflejada como una mancha uniforme, sino que obtenemos un mosaico de la distribución de las poblaciones en función de su respuesta a los cambios de temperatura. Es un marco más cercano a la realidad de las especies“, explica el investigador del MNCN, Fernando Valladares.
“Frente a los modelos actuales, este estudio tiene en cuenta que las barreras físicas y antrópicas afectan de diversa forma a las distintas poblaciones que componen una especie. Al analizar todas las variables las predicciones que obtenemos son bastante más pesimistas”, concluye Valladares.
Los resultados obtenidos al probar el modelo con los datos de las poblaciones del pino silvestre, Pinus sylvestris, una especie de amplísima distribución en el Paleártico (La mayor ecozona de las ocho en las que se divide la superficie terrestre), han confirmaron las predicciones teóricas.
Referencia: F. Valladares, S. Matesanz, F. Guilhaumon, M.B. Araujo, L. Balaguer, M. Benito-Garzón, E. Will Cornwell, G. Mark van Kleunen, D.E. Naya, A.B. Nicotra, H. Poorter y M.A. Zavala18. (2014) The effects of phenotypic plasticity and local adaptation on forecasts of species range shifts under climate change. Ecology letters DOI: 10.1111/ele.1234
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