En el tejado del Museo de Historia Natural de Dinamarca, en Copenhague, hay una lámpara de vapor de mercurio de 250 W que se enciende ininterrumpidamente cada noche desde hace más de veinte años. En 1992, dos jóvenes trabajadores del museo decidieron colocar una pequeña trampa para insectos junto a la bombilla y anotar el número y las características de las polillas y coleópteros que morían en este tejado a 17 metros de altura cada semana. Dieciocho años después, el metódico trabajo de Ole Karsholt, Jan Pedersen y los científicos del museo ha dado sus frutos y ha servido para documentar un cambio paulatino en el número de insectos que aparecen y las especies que caen en la trampa.
Lo que empezó como un hobby se ha convertido en un exhaustivo estudio ecológico
En un trabajo publicado en el Journal of Animal Ecology, los investigadores analizan los datos de los más de 250.000 especímenes que cayeron en la trampa entre 1992 y 2009, pertenecientes a 1543 especies diferentes. En porcentajes, esta cifra corresponde al 42% de todas las especies de polillas de Dinamarca y el 12% de escarabajos. La principal conclusión es que la población de insectos ha cambiado significativamente durante este periodo y se ha visto afectada por el aumento de las temperaturas como consecuencia del calentamiento de la atmósfera, además de por los cambios en las fuentes de alimentación debido a la destrucción de hábitats.
"A medida que aumenta la temperatura vemos un cambio en la comunidad de insectos ", explica Philip Francis Thomsen, coautor del estudio, "especialmente en los que están especializados en recursos - los que se alimentan de un tipo específico de plantas". El gorgojo Curculio nucum es un ejemplo de uno de estos especialistas, pues se alimenta y ataca exclusivamente del avellano y vive más al norte en Europa que su pariente cercano el gorgojo Curculio glandium, que se alimenta de bellotas. Pues bien, mientras que los gorgojos del avellano eran frecuentes en los primeros años, al final del estudio aparecían con mayor frecuencia los gorgojos de la bellota, lo que sugiere a los autores que estas especies se están desplazando hacia el norte.
"Parece que estamos perdiendo a algunas especies especializadas que se retiran hacia el norte, pero llegan nuevas especies del sur", asegura Peter Søgaard Jørgensen. "Esta tendencia es esperable teóricamente pero extremadamente rara de confirmar con observaciones a lo largo de tantas especies". Lo interesante de este trabajo es la muestra extensiva durante un periodo tan largo de tiempo, algo que proporciona datos de un gran valor respecto a la ecología de la zona y que puede ser extrapolable al entorno. Lo que empezó como un hobby y mera curiosidad científica, reconocen los autores, ha terminado convirtiéndose en un estudio exhaustivo sobre el impacto del cambio climático en los insectos.
"La monitorización a largo plazo", asegura Thomsen, "puede ser increíblemente valioso cuando intentamos entender y predecir la biodiversidad en un mundo cambiante". Durante estos años, Karsholt and Pedersen también hicieron descubrimientos inéditos, como el registro de siete especies de polillas y dos de escarabajos nunca antes vistas en Dinamarca, incluida una colorida mariquita de origen asiático (Harmonia axyridis) que en los siguientes años comenzó a expandirse y se considera ahora una especie invasiva. "Los resultados confirman que el cambio climático está impactando en la biodiversidad justo ahora", concluye Søgaard Jørgensen. "No es algo que sucederá en un futuro lejano o solo si alcanzamos un aumento de la temperatura de dos grados".
Referencia: Resource specialists lead local insect community turnover associated with temperature – analysis of an 18-year full-seasonal record of moths and beetles (Journal of Animal Ecology) doi: 10.1111/1365-2656.12452
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