Los retratos que subimos a las redes sociales están llenos de información provechosa. No solo sobre nuestros gustos y otros datos comerciales jugosos para los capos de la privacidad como Mark Zuckerberg, sino sobre la forma en que entendemos el mundo y nos mostramos a los demás. ¿Por qué nos retratamos como nos retratamos? ¿Qué ángulo preferimos mostrar a los demás y en qué posición? ¿Cuáles son los motivos que nos llevan a preferir unas perspectivas de otras.
En un trabajo publicado en la revista PLOS ONE, el equipo de Nicola Bruno ha aprovechado el repositorio de selfies recopilado dentro del proyecto Selfiecity, que incluye miles de autorretratos tomados por usuarios de Instagram en seis ciudades de todo el globo. Tras analizar estadísticamente más de 3.840 selfies, los autores han descubierto que existe un patrón claro: la mayoría coloca los ojos en el centro independientemente del ángulo en que tomen la fotografía y un porcentaje sensiblemente mayor sitúa el ojo izquierdo en el centro visual de la imagen.
La cuestión sobre el ‘centrado de ojos’ en los retratos no es nueva. En el pasado una serie de trabajos hallaron esta tendencia en obras artísticas, pero más adelante surgieron otros estudios que, a partir del método de Montecarlo, demostraban supuestamente que se trataba de un artefacto estadístico. Al situar un objeto grande y alargado como la cabeza en un marco de referencia, argumentaban, existe una gran probabilidad de que los ojos queden en el centro. Y se trataba de un proceso aleatorio ya que, de existir un patrón debido a causas neuropsicológicas y perceptivas, el centro de la imagen estaría ligeramente desplazado hacia la izquierda por el conocido fenómeno de la pseudonegligencia. Este efecto, observado en personas sanas y remarcado en pacientes que han sufrido accidentes cerebrales, consiste en la tendencia a situar el centro de una línea horizontal o de una imagen en general, un poco más a la izquierda que el centro real, como si el cerebro privilegiara un orden de lectura o una zona del espacio. De hecho, aunque el efecto se da tanto en diestros como en zurdos, es más frecuente y notable en los primeros.
Los autores creen que la tendencia a centrar los ojos depende de factores perceptivos y no culturales
En este trabajo los autores comparan sus resultados con los hallados mediante simulaciones de Montecarlo y aportan argumentos para defender que no se trata de una desviación estadística. “La posición media horizontal del ojo más centrado resultó estar ligera pero significativamente desplazado a la izquierda, como un esperaría de la pseudonegligencia”, escriben los investigadores. Tras descartar otras posibles fuentes de error o confusión, como la forma en que el autor del selfie se ve espacialmente antes de hacer la foto, los autores concluyen que de la amplia muestra 1931 retratos situaron el ojo izquierdo en el centro de la composición frente a 1625 que lo hicieron con el ojo derecho.
“En conclusión”, aseguran, “nuestros resultados sugieren que la tendencia a centrar los ojos puede estar presente, desde luego, cuando los individuos componen un retrato”. “Esto sugiere que la tendencia a centrar los ojos depende de factores perceptivos, relacionados posiblemente con principios organizativos que gobiernan la percepción del equilibrio en una composición más que por reglas socioculturales aprendidas”, añaden. Aún así, saber por qué estos principios privilegian una región espacial y no otra, continúa siendo un misterio.
Referencias: Eye centring in selfies posted on Instagram (PLOS ONE) https://doi.org/10.1371/journal.pone.0218663
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