Ciencia

Así caza el depredador más rápido del océano

Un estudio analiza por primera vez con detalle las técnicas de caza del pez vela. Aunque llega a alcanzar una velocidad punta de 119 km/h, la clave para sus capturas está en el uso de su nariz afilada y el trabajo en equipo.

Cuando está en plena acción, el pez vela parece más un proyectil que una criatura marina. Los peces de esta especie (Istiophorus spp.) alcanzan una velocidad de 30 metros por segundo, lo que les permitiría atravesar una piscina olímpica en menos de dos segundos. Para conocer mejor su comportamiento, el equipo de Paolo Domenici del Istituto per l’Ambiente Marino Costiero, en Italia, viajó hasta las costas de México en 2012 y filmó sus cacerías con cámaras de alta velocidad. El resultado de su análisis se publicó hace unos días en la revista Proceedings of the Royal Society y ofrece una nueva e interesante perspectiva sobre la vida de los peces vela.

La primera de las sorpresas es que la altísima velocidad que alcanzan estos marlines no es necesariamente una ventaja para atacar los bancos de sardinas de los que se alimentan. El principal factor para alcanzar el éxito es su nariz en forma de espada que utilizan para separar a sus víctimas y poder atraparlas. La técnica consiste en introducir el apéndice en el interior del banco y asestar una fuerte sacudida para dejar a varias sardinas malheridas o separar a un solo individuo al que dar captura. En el siguiente vídeo los investigadores muestran el proceso con todo detalle:

Aunque las sardinas son muy rápidas, si el pez vela consigue aislar a una de ellas no tiene mucho que hacer en lo que se refiere a velocidad. Aún así, dicen los científicos, "cuando se tiene en cuenta la aceleración y la maniobrabilidad, los peces grandes están a menudo en desventaja". Por eso se las ingenian para disgregar el banco de sardinas o realizar un ataque sorpresa. En esta otra grabación, se aprecia en cámara superlenta cómo asestan un golpe violento al grupo de sardinas con la nariz, para separarlas:

Los vídeos de Domenici y su equipo también  permitieron apreciar otros detalles importantes de sus ataques. Durante la maniobra, los marlines mantienen su gran alerta dorsal y pélvica desplegadas, probablemente para mantenerse estable. Por otro lado, se producen cambios de color en su piel, que muestra patrones de rayas o se oscurece antes del ataque, por lo que los investigadores sospechan que se puede tratar de una forma de avisar a los otros peces vela quién es el siguiente en la ronda de ataques.

A pesar de las sofisticadas técnicas para cazar, solo el 10% de los ataques con sacudida violenta y el 33% de las embestidas con la nariz afilada tuvieron como resultado la captura de una sardina. El principal factor de éxito es, a fin de cuentas, que los marlines ataquen en grupo, pues cuantos más ataques se producen más y más sardinas quedan malheridas y pasan a formar parte del festín.

Referencia: How sailfish use their bills to capture schooling prey (Proceedings of the Royal Society B) | Imagen: jidanchaomian (Flickr, CC)

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